Posters 2022
Hipótesis: Los adolescentes con ASLO positivo tienen una mayor prevalencia de trastornos relacionados con los tics.
Análisis estadísticos: Se realizarán tablas de contingencia, χ² y Odds Ratios para las variables cualitativas, y pruebas t de Student para las variables cuantitativas. Si las diferentes variables resultan ser estadísticamente significativas (p
Se recogieron datos clínicos y sociobiográficos de una media de 10.10 años tras el primer contacto con salud mental, siendo los más importantes el diagnóstico inicial (en la niñez) y el diagnóstico en la primera visita de salud mental tras cumplir 18 años (primer diagnóstico de la edad adulta), así como varias escalas (SDQ, CDI, APGAR, CGAS). Se identificaron cuatro trayectorias: estabilidad, cambio de diagnóstico, remisión y ganancia de diagnósticos.
49 pacientes cambiaron de diagnóstico, siendo el diagnóstico de destino más frecuente el Trastorno por déficit de Atención e Hiperactividad (6.11%).
17 pacientes (5.45%) presentaron una remisión completa de su diagnóstico inicial, mientras que el resto fueron dados de alta por mejoría, pero conservaron su diagnóstico. El diagnóstico que tenía más probabilidades de acabar en remisión completa fue el de Trastornos de Ansiedad (17.65%).
Por otra parte, ilustran la necesidad de adaptación de los recursos de salud mental, desde la prevención al abordaje terapéutico, a las necesidades de cada grupo de edad.
Hasta la fecha, para valorar este déficit se han usado fotos estáticas de caras que representan las 7 emociones básicas (tristeza, enfado, alegría, sorpresa, miedo, asco y neutra). Este método es criticado por algunos autores debido a que se alejan de la realidad ya que carecen del dinamismo que tiene las expresiones faciales en la realidad. En los últimos años con la idea de superar este sesgo se está desarrollando y validando herramientas que usen “humanos virtuales” (HVs), es decir simulaciones de caras humanas que se aproximan a la realidad y son dinámicas.
En este poster presentamos los resultados de nuestro estudio en el que evaluamos el reconocimiento facial de emociones con un nuevo set de HVs, previamente diseñado por nuestro equipo de investigación.
Los pacientes con esquizofrenia mostraran una tasa de acierto menor que los controles y con mayores tiempos de reacción.
La tasa de acierto de emociones positivas será mayor que en emociones negativas y neutras en el grupo de pacientes.
La tasa de acierto en ambos grupos será mayor comparada con la alcanzada con imágenes estáticas.
Encontraremos relación entre la gravedad de la enfermedad y el reconocimiento facial de emociones
Además de la evaluación con avatares a los pacientes se les administrará la escala PANSS.
Las expresiones faciales de mayor dinamismo (comparadas con la de menor grado) y aquellas presentadas de frente (compradas con las de perfil) obtuvieron más aciertos en ambos grupos. Teniendo en cuenta el número de hospitalizaciones y variables sociodemográficas no se correlacionó con mejores o peores tasas de acierto. Sí que se observó que aquellos pacientes con puntuaciones más altas en la PANSS tuvieron peores resultados en el reconocimiento facial de emociones.
Del total, 136 (87,2%) habían recibido la pauta completa; 4 (2,6%) la pauta parcial; y 16 (10,3%) ninguna dosis.
De los 16 no vacunados, un 100% padecían un TMG (15 trastorno psicótico y 1 trastorno bipolar).
Por diagnósticos, la tasa de vacunación de los pacientes con psicosis (F20-29) fue de 66,0% y de trastorno bipolar (con y sin síntomas psicóticos) en cambio fue 92,3%.
Tras una cierta estabilización clínica, 9 (56,3%) de ellos aceptaron la vacunación en el ingreso, mientras que 7 (43,8%) de ellos la rechazaron.
Los pacientes que ingresan en UHP con esquizofrenia y otros trastornos psicóticos presentan tasas muy bajas de vacunación COVID-19. Las causas podrían ser multifactoriales, tanto de índole clínico como psicosocial.
Tras alcanzar una mejoría psicopatólogica, con adecuada accesibilidad e información, más de la mitad de los pacientes aceptan vacunarse durante el ingreso.
Se objetivó que cuando un participante acertaba, para todas las emociones, se dedicaba más tiempo a mirar a los ojos que a otras zonas de la cara. Revisando el escaneo visual de las emociones individuales, podemos decir que la alegría es la única emoción en la que el porcentaje de tiempo dedicado a mirar la boca es casi tan alto como el porcentaje de mirar a los ojos. Para la sorpresa, la ira, el asco y la tristeza, los ojos son el área facial más relevante; mientras que, para el miedo, los ojos y la frente tienen un porcentaje de tiempo de visionado similar.
Olanzapina vs Aripiprazol: 8 pacientes con efectos adversos con OLZ, 0 con ARP.
Riesgo absoluto en OLZ: 30.77%
Riesgo absoluto en ARP: 0%
NND del uso de ARP: 3.25
Haloperidol vs Aripiprazol: 6 pacientes con efectos adversos con HAL, 0 con ARP.
Riesgo absoluto con HAL: 28.57%
Riesgo absoluto con ARP: 0%
NND del uso de ARP: 3.5
Olanzapina vs Haloperidol: 8 pacientes con efectos adversos a OLZ, 6 con HAL.
Riesgo absoluto con OLZ: 30.77%
Riesgo absolutio con HAL: 28.57%
NND del uso de OLZ: 45.5
candente y de actualidad, con recientes modificaciones en su aplicación con la nueva
normativa legal vigente. Su uso es controvertido, por lo que debe utilizarse únicamente tras el
fracaso de la contención verbal y farmacológica. En nuestro centro llevamos a cabo desde hace
años una observación de la respuesta a tratamiento farmacológico en los episodios de
agitación psicomotriz valorando si finalmente se consigue evitar esta contención mecánica o
si no se logra dicho objetivo.
control de la agitación psicomotriz y disminuir la cantidad de contención mecánica valorando
la diferencia de su uso y efectividad según el sexo de los pacientes tratados.
contención de un cuadro de agitación psicomotriz durante un período de 6 meses (Septiembre
2021 – Febrero 2022), en el Hospital Nuestra Señora de Valme para estudiar la respuesta al
tratamiento y valorar la posible evitación de la contención mecánica.
Salud Mental en las fechas referidas. De los cuales 40 corresponden a mujeres y 69 a mujeres.
ARP: 15 (11 V, 4 M)
1 CM (1 V)
0 EF2
HAL: 28 (19 V, 9 M)
16 CM (11 V, 5 M)
9 EF2 (6 V, 3 M)
OLZ: 34 (17 V, 17 M)
8 CM (5 V, 3 M)
8 CM (4 V, 4 M)
farmacológica y la aparición de efectos secundarios, así como el uso de los diferentes fármacos
según el sexo de los pacientes. Aparecen datos similares en ambos sexos, resaltando un mayor
porcentaje de uso de Olanzapina en mujeres vs hombres, obteniéndose un resultado de mayor
efectividad (procediendo posteriormente a un menor número de contención mecánica)
fármacos para evitar contención mecánica, que el uso de Aripiprazol debería ser una primera
opción de tratamiento por su alta efectividad y escasa prevalencia de efectos secundarios.
Cabe destacar la alta efectividad de uso de Olanzapina en mujeres, evitando un número
notable de potenciales episodios de contención mecánica.
Olanzapina vs Aripiprazol: Una contención necesitada con ARP, 8 necesitadas con OLZ.
Riesgo absoluto en OLZ: 23.53%
Riesgo absoluto en ARP: 6.67%
NNT del uso de ARP: 5.93
Haloperidol vs Aripiprazol: Una contención con ARP, 16 con HAL.
Riesgo absoluto con HAL: 57.14%
Riesgo absoluto con ARP: 6.67%
NNT del uso de ARP: 1.98
Olanzapina vs Haloperidol:
Riesgo absoluto en OLZ: 23.53%
Riesgo absoluto con HAL: 57.14%
NNT del uso de OLZ: 2.98
Aripiprazol vs Resto de tratamientos: Una contención con ARP, 28 con otro.
Riesgo absoluto con otro: 29.47%
Riesgo absoluto con ARP: 6.67%
NNT del uso de ARP: 4.38
identificar los factores criminógenos que caracterizan los delitos sexuales contra menores desde la perspectiva del perpetrador, establecer las condiciones socio-demográficas de estos individuos, determinar los tipos de delitos más frecuentes, definir los métodos más utilizados para la victimización, identificar la existencia de antecedentes penales formales y evaluar los trastornos psiquiátricos de los victimarios.
Introducción
Recuerdos intrusivos y estresantes, pesadillas, irritabilidad, hipervigilancia, pobre concentración y alteraciones afectivas, son algunos de los síntomas relacionados con el trastorno de estrés postraumático. Los pacientes que lo sufren frecuentemente evitan lugares, actividades o cosas que recuerden al trauma. Este trastorno puede desarrollarse tras la exposición a un trauma extremo. Se han encontrado tasas de trastorno de estrés postraumático mayores en personas en desventaja social, jóvenes, mujeres, personal militar, personal de policía, bomberos y personal de primera respuesta a desastres y traumas en masa. Esta diferencia refleja los factores como el rol de género y situación social en el desarrollo, expresión y persistencia de los síntomas de trastorno de estrés postraumático. La pandemia covid-19 puede haber resultado un estresor para buena parte de la población, dependiendo de cada individuo, desde diferentes ámbitos. La exposición a una enfermedad infecciosa epidémica resulta en un tipo particular de trauma.
Objetivos y metodología
Dado el riesgo potencial de desarrollo de trastorno de estrés postraumático tras la pandemia actual, ampliar el conocimiento sobre este tipo de trastorno, así como los factores de riesgo asociados para identificar población con mayor vulnerabilidad, podría ser útil para facilitar el reconocimiento e intervención tempranos en estos casos. En este contexto, tenemos el objetivo de revisar la literatura actual reciente disponible que nos permita conocer los factores de riesgo relacionados a este trastorno e identificar personas en riesgo.
Resultados
En la mayoría de personas expuestas a un trauma el trastorno de estrés postraumático no se desarrolla tras la exposición. Entre diferentes poblaciones y países, las diferencias en la prevalencia de trastorno de estrés postraumático pueden atribuirse a distribuciones geográficas especificas o al tipo de trauma o gravedad. Factores asociados con susceptibilidad incrementada incluyen sexo femenino, trauma infantil, menos años de escolarización, indígenas de América, previos trastornos mentales, antecedentes familiares de ello, exposición a cuatro o más eventos traumáticos, situaciones en las que la persona se vea atrapada, una historia de exposición a violencia interpersonal y otros.
Discusión y conclusiones
La historia psicobiográfica y situación psicosocial de cada sujeto resulta de especial interés para conseguir una adecuada estimación del riesgo individual. El conocimiento de estos factores psicosociales puede permitir un cribado más dirigido en el día a día con el objetivo de detección temprana y mayor eficiencia.
Introducción – Objetivo:
La demencia es un síndrome que ha de entenderse como un declinar de determinadas funciones superiores, entre ellas la memoria, en relación con el nivel de funcionamiento previo.
En el mundo entero hay unos 47,5 millones de personas que padecen demencia, y cada año se registran 7,7 millones de nuevos casos. De ellas un poco más de la mitad (58%) viven en países de ingresos bajos y medios.
Se calcula que entre un 5% y un 8% de la población general de 60 años o más sufre demencia en un determinado momento. Se prevé que el número total de personas con demencia prácticamente pase de 75,6 millones en 2030 a 135,5 millones en 2050. Buena parte de ese incremento puede achacarse al hecho de que en los países de ingresos bajos y medio el número de personas con demencia tenderá a aumentar cada vez más.
Las formas, o causas, de la demencia son múltiples y diversas. La enfermedad de Alzheimer es la forma más común de demencia: se calcula que representa entre un 60% y un 70% de los casos.
Otras formas frecuentes son la demencia vascular, la demencia por cuerpos de Lewy (agregados anormales de proteínas en el interior de las células nerviosas) y un grupo de enfermedades que pueden contribuir a la demencia frontotemporal (degeneración del lóbulo frontal del cerebro). Los límites entre las distintas formas de demencia son difusos y frecuentemente coexisten formas mixtas.
El objetivo es conocer los tipos de demencias, y clasificarlas.
Metodología: Revisión sistemática de artículos científicos consultando las bases de datos MedLine y The Cochranre Library Plus, sin restricción de fecha, en los idiomas español e inglés. No se hicieron restricciones respecto al tipo de estudio. Se revisaron los abstracts y en los casos necesarios los artículos completos, teniéndose en cuenta finalmente todos los artículos que incluían temas sobre demencias y su clasificación.
Resultados:
Se ha extraído de las distintas fuentes consultadas, la siguiente clasificación:
• Demencias degenerativas primarias: 1)Enfermedad de Alzheimer 2)Demencia con signos extrapiramidales 3)Demencias frontales 4) Procesos degenerativos focales.
• Demencias corticales, subcorticales y mixtas: Las DC son de dos tipos:
1) Bilateral y relativamente simétrica (Enfermedad de Alzheimer).
2) De inicio focal, unilateral o asimétrico en donde la enfermedad se manifiesta como un cuadro cognoscitivo focal: frontal anterior, posterior o parietal. (enfermedad de Pick).
Dentro de estos dos tipos de demencias en función de la localización incluimos a:
• Demencia bilateral difusa:
Enfermedad de Alzheimer (HAD y la no hereditaria).
Enfermedad con cuerpos de Lewy difusos.
Demencia infrecuentes.
• Demencia de comienzo focal o muy asimétrico:
Enfermedad de Pick.
Demencia con lesiones inespecíficas (pérdida neuronal, gliosis y espongiosis).
Forma cortical de degeneración corticobasal.
Gliosis subcortical de Neumann.
• Demencias vasculares.
• Demencias sintomáticas y secundarias.
Conclusiones:
• La demencia es un síndrome en el que se ven afectadas determinadas funciones superiores como es el caso de la memoria.
• La enfermedad de Alzheimer es la causa de demencia más común. La demencia vascular se caracteriza por la muerte neuronal derivada de procesos isquémicos y hemorrágicos.
• La demencia de cuerpos de Lewy es un enfermedad caracterizada por la aparición de agregados anormales de proteínas en el interior de las células nerviosas.
Introducción: El concepto de personalidad se refiere al conjunto de características, físicas, genéticas y sociales más o menos estables que les confiere ser como son tanto en sus pensamientos como en sus sentimientos y en sus actuaciones hacen a un individuo diferente y único respecto del resto de los individuos. En tanto, la interrelación y la comunión de todas estas características, generalmente estables, serán las que determinarán la conducta y el comportamiento de una persona y porque no también, de acuerdo a la estabilidad de las mismas, predecir la respuesta que puede dar un individuo al cual conocemos ante determinada circunstancia o estímulo.
Los rasgos de personalidad son patrones persistentes de formas de percibir, relacionarse y pensar sobre el entorno y sobre uno mismo que se ponen de manifiesto en diferentes y variados contextos sociales y personales.
Se hablará de trastorno cuando esos rasgos sean inflexibles, desadaptativos y causa de un deterioro funcional o un malestar subjetivo.
Para que sea considerado como una alteración patológica, ha de cumplirse:
Que sea inflexible y se extienda a una amplia gama de situaciones personales y sociales.
Que provoque deterioro social, laboral o de otras áreas importantes de la actividad del individuo.
Que tenga una larga duración y se puedan descubrir indicios de su inicio en la adolescencia.
Que no sea atribuible a los efectos fisiológicos directos de una sustancia ni a una enfermedad médica.
Las áreas afectadas en los trastornos de personalidad:
La afectiva (humor o estado de ánimo).
La del control de los impulsos (agresivos, sexuales, etc.).
La cognitiva (pensamientos).
La de las relaciones interpersonales.
La incapacidad para percibir a los demás y a uno mismo con suficiente objetividad, provoca problemas en las respuestas emocionales y en la interacción de los pacientes con trastornos de la personalidad y otras personas; estos problemas tienden a repetirse una y otra vez, sin que, con frecuencia, el paciente se de cuenta de que su conducta anómala es la causa principal de los problemas referidos. Habitualmente, por tanto, el paciente atribuye la causa de los problemas a los demás y pretende o espera que sean ellos únicamente los que cambien.
El objetivo es conocer los trastornos de personalidad en urgencias, y su tratamiento.
Metodología: Revisión sistemática de artículos científicos consultando las bases de datos MedLine y The Cochranre Library Plus, sin restricción de fecha, en los idiomas español e inglés. No se hicieron restricciones respecto al tipo de estudio. Se revisaron los abstracts y en los casos necesarios los artículos completos, teniéndose en cuenta finalmente todos los artículos que incluían temas sobre trastornos de la personalidad en urgencias.
Resultados: Se ha extraído de las distintas fuentes consultadas, los siguientes tratamientos, psicoterapeúticos y farmacológicos, que pasamos a describir a continuación.
Hemos de tener en cuenta que la psicoterapia que se puede llevar a cabo en urgencias es muy limitada y diferente a la que se realizará a nivel ambulatorio, pero siempre nos puede ayudar con el manejo del paciente.
Durante la psicoterapia un profesional de la salud mental, aprenderá sobre la afección del paciente y hablara sobre tu estado de ánimo, sentimientos, pensamientos y conductas.
La psicoterapia se puede ofrecer en sesiones individuales, en grupos de terapia o sesiones que incluyen a la familia e incluso a los amigos. Es posible que también reciba entrenamiento para las habilidades sociales. Durante el entrenamiento puede usar las perspectivas y el conocimiento que ha logrado al aprender formas saludables de controlar sus síntomas y reducir las conductas que interfieren con el desempeño y sus relaciones.
La terapia familiar proporciona apoyo y educación a las familias que tienen un familiar con un trastorno de la personalidad.
Diferencias que nos encontramos a la hora de intervenir en urgencias:
Falta de alianza de trabajo.
No se ha de, interpretar o reestructurar las defensas, hemos de detectar cuáles son las más adaptativas y reforzarlas hasta que el paciente pueda tomar contacto con su psicoterapeuta.
Proporcionar un entorno de contención que de la mayor estabilidad posible al problema actual que lleva al paciente a urgencias.
La utilidad del tratamiento farmacológico se basa en el efecto que van a producir en la remisión de determinadas alteraciones psicopatológicas como: la impulsividad, la agresividad, la inestabilidad emocional, etc.
Conclusiones:
• El motivo de consulta en urgencias en los pacientes con trastorno de la personalidad viene determinado por la consideración del entorno por alarma social, por la imposibilidad de contención familiar o por una crisis del contexto ambiental del paciente.
• La psicoterapia que se puede llevar a cabo en urgencias es muy limitada pero siempre nos puede ayudar con el manejo del paciente.
INTRODUCCIÓN
Durante las últimas décadas, se han publicado varios estudios que han investigado acerca de la prevalencia y distribución de los trastornos mentales en la población sorda, intentando demostrar una vulnerabilidad para el desarrollo de enfermedades psiquiátricas en este colectivo.
Entre las posibles causas de psicopatología en las personas sordas, la literatura menciona una serie de características cognitivas y emocionales propias, que aparecen desde el nacimiento y que pueden influir en una mayor vulnerabilidad a padecer una enfermedad mental, como son las carencias en el vínculo padres-hijo y la sobreprotección parental.
Las personas sordas pueden presentar un aislamiento social mayor, pueden tener más problemas de salud física, y pueden ser más propensos a sufrir los síntomas depresivos que la población oyente. Todos estos factores aumentan el riesgo de suicidio en la población general, por lo que es posible que las personas sordas tengan un mayor riesgo de suicidio que la población oyente.
En un estudio publicado en 2021 se encontró que en los adultos con pérdida auditiva la ideación suicida era 1,59 veces superior respecto a aquellos sin alteraciones en la audición, una vez controladas posibles variables confusoras como el consumo de sustancias, el diagnóstico de depresión, el estado se salud y variables sociodemográficas.
CASO CLÍNICO
Se presenta el caso de un varón de 39 años, con sordera profunda prelocutiva y mutismo primario, diagnosticado de episodio depresivo por Médico de Atención Primaria. Cardiopatía hipertensiva leve. No otros antecedentes personales de interés.
El paciente acude al servicio de urgencias acompañado por familiar, también sordomudo.
Éste consulta por un cuadro de varios días de evolución de disnea, cefalea opresiva holocraneal y dolor torácico de características opresivas acompañado de palpitaciones, las cuales disminuyen en intensidad y frecuencia con la toma de Lorazepam. Había consultado en numerosas ocasiones en los últimos días por esta misma clínica. Niega consumo de tóxicos ni en el presente ni en el pasado.
Se realiza interconsulta a Psiquiatría por mostrar el paciente durante la consulta de urgencias polivalente un escrito en el que afirma ideación suicida y temor de paso al acting, el cual ha aumentado progresivamente en intensidad en las últimas noches.
JUICIO CLÍNICO AL ALTA
– Trastorno de Ansiedad Generalizada (F41.1)
– Ideación suicida activa en contexto de pico de ansiedad.
Según la OMS (Organización Mundial de la Salud) la depresión se posiciona como la primera causa médica de deterioro de calidad de vida en países desarrollados. Con una prevalencia aproximada de 121 millones de personas en el mundo y aproximadamente el 15% de la población general, se estima que 1 de cada 5 personas llegará a desarrollar un cuadro depresivo en su vida.
En los últimos años, el concepto de Depresión Resistente al tratamiento (DRT) ha tomado fuerza por la implicación clínica y las consecuencias negativas que conlleva, con especial atención en el riesgo de suicidio. Se estima que aproximadamente el 20-30% de pacientes con Trastorno Depresivo Mayor (TDM) pueden cumplir criterios de resistencia al tratamiento. Analizaremos las definiciones de DRT, así como las diferentes escalas terapéuticas según las últimas recomendaciones en las Guías de Práctica Clínica. El presente trabajo incluye una revisión bibliográfica de las estrategias psicofarmacológicas y no psicofarmacológicas disponibles para el tratamiento ambulatorio / hospitalario del Trastorno Depresivo Mayor. Se analizan los distintos tratamientos en base al mecanismo de acción y su uso en primera/segunda/tercera línea y posteriores.
Los programas y unidades específicas de Trastorno Depresivo Resistente pueden desarrollar un trabajo específico y de forma coordinada abordar estrategias terapéuticas para disminuir el riesgo de suicidio en la población.
Análisis de los programas específicos vigentes en algunas comunidades autónomas, con intervenciones en la conducta suicida y diagnóstico de Trastorno Depresivo Resistente. La puesta en marcha de nuevos protocolos y modelos de intervención es necesaria para mejorar la situación actual, especialmente ante el incremento de los datos de suicidio que reflejan los últimos registros.
Tras la exposición a un trauma extremo puede desarrollarse un cuadro clínico conocido como trastorno de estrés postraumático. Los síntomas de este trastorno son variados y están relacionados de forma general con aspectos ansiosos. Incluyen recuerdos intrusivos y estresantes, pesadillas, irritabilidad, hipervigilancia, pobre concentración y alteraciones afectivas. Los pacientes que lo sufren frecuentemente evitan lugares, actividades o cosas que recuerden al trauma.
Si bien la psicoterapia está establecida como tratamiento central de este trastorno, sobre todo aquellas centradas en el trauma, se han realizado intentos de utilización de diferentes fármacos en el proceso de recuperación. Aunque no hay una recogida de datos estable en relación a fármacos prescritos para pacientes con trastorno de estrés postraumático, algunos estudios señalan que los antidepresivos son prescritos en el 89% de los casos, los ansiolíticos en el 61%, y los antipsicóticos (si hay signos sugerentes de psicosis) en el 34%. Sin embargo, existe cierta discrepancia aparente entre la práctica clínica y las recomendaciones de guías y trabajos. Los nuevos tratamientos y combinaciones de estos con la psicoterapia, como es el caso de la “MDMA-assisted psychotherapy” son, asimismo, de reciente aparición.
La iniciación del uso de estos fármacos en pacientes con trastorno de estrés postraumático, así como la duración del tiempo de tratamiento, o la adecuación de su uso en cada caso supone una difícil decisión que debe individualizarse. Para esto, es necesario valorar la efectividad de los mismos, así como ampliar el conocimiento respecto al riesgo-beneficio que suponen en el caso concreto de este tipo de pacientes. Es por ello que presentamos el objetivo de revisión de la literatura actual sobre los diferentes fármacos utilizados en el trastorno de estrés postraumático y la idoneidad de su uso.
Hasta la actualidad se ha investigado la utilidad de propranolol, escitalopram, temazepam, gabapentina y otros ISRS. Se ha planteado la posibilidad de utilidad de hidrocortisona, oxcitocina intranasal o ketamina, respecto a la cual, basándose en estudios observacionales se concluye que, en el momento agudo, podría empeorar el riesgo de TEPT y los síntomas persistentes. Existe consenso sobre la recomendación de evitar benzodiacepinas. Los tratamientos farmacológicos para el TEPT no han mostrado de forma concluyente efectividad equivalente a la psicoterapia, que es recomendada como primera línea de tratamiento. De forma acompañada de la psicoterapia, respecto a la FDA, para el TEPT aprueba el uso de Paroxetina y Sertralina, y se ha llegado a recomendar Venlafaxina. Para el insomnio concurrente se sugiere Mirtazapina y Trazodona. En el presente existen ensayos clínicos en fase avanzada en la actualidad que utilizan una combinación de MDMA y psicoterapia.
Revisión sistemática acerca de la asociación entre los psicofármacos y sus efectos anticolinérgicos midriáticos capaces de desencadenar o agravar un glaucoma de ángulo estrecho.
El objetivo de este artículo es mejorar la asistencia clínica de los pacientes con antecedentes de glaucoma para evitar efectos secundarios relacionados con el uso de psicofármacos y esta patología ocular.
La búsqueda electrónica se llevó a cabo mediante la web www.pubmed.gov recopilando la literatura de evidencia científica publicada desde el año 2012 hasta el año 2022, seleccionando artículos del tipo Metanálisis, Revisión sistemática y Ensayo clínico.
Con esta revisión tratamos de elaborar un algoritmo de actuación frente a pacientes psiquiátricos con antecedentes personales de glaucoma o factores de riesgo para padecerlo.
Al tratarse este tipo de glaucoma de una urgencia médica, es importante conocer los fármacos relacionados con este fenómeno y las características que hacen a las personas más vulnerables a presentarlo. De esta manera trataremos de evitar complicaciones tan severas como la pérdida de visión irreversible.
Introducción:
La necesidad de cambiar de antipsicótico durante el tratamiento de un paciente con un trastorno psiquiátrico, por limitaciones de eficacia o tolerabilidad es un hecho muy frecuente en la práctica clínica diaria. Sin embargo, a pesar de su trascendencia, disponemos de muy pocas pruebas derivadas de ensayos clínicos que guíen nuestra conducta en el proceso de cambio de antipsicóticos.
Los antipsicóticos clásicos se unen más fuertemente que la propia dopamina a los receptores D2 y su disociación es más lenta generando más efectos extrapiramidales.
El objetivo de esta revisión es describir las recomendaciones clínicas publicadas para la realización de estos cambios de tratamiento y mencionar cómo fue nuestra experiencia en la consulta.
Metodología:búsqueda bibliográfica en PubMed.
Resultados:
Los resultados de los ensayos clínicos sugieren que aproximadamente un 30% de los pacientes con esquizofrenia cambian de antipsicótico en el plazo de 1 año. El riesgo de tener que cambiar de antipsicótico parece mayor en pacientes que reciben antipsicóticos convencionales que en pacientes que están en tratamiento con antipsicóticos de segunda generación.
Entre los motivos para el cambio a un atípico predominan los problemas de tolerabilidad, sobre todo si proceden de un antipsicótico convencional. Los efectos adversos considerados más molestos por los pacientes son: síntomas extrapiramidales, trastornos cognitivos, sedación, trastornos metabólicos. La limitada evidencia disponible y la experiencia clínica sugieren la utilidad del cambio a algunos antipsicóticos ante determinados problemas de tolerabilidad:
Extrapiramidales excluyendo discinesia tardía: quetiapina.
Aumento de peso: amisulpride, aripiprazol, perfenazina, ziprasidona.
Trastornos lipídicos: amisulpride, aripiprazol, ziprasidona.
Hiperprolactinemia: aripiprazol, quetiapina.
Disfunción sexual: aripiprazol, olanzapina, quetiapina, ziprasidona.
Hiperglucemia/Diabetes: amisulpride, aripiprazol, haloperidol, ziprasidona.
Sedación persistente: amisulpride, aripiprazol, risperidona o ziprasidona.
Prolongación del QT: aripiprazol.
En los pacientes que realizamos el cambio de flufenazina y zuclopentixol a aripiprazol procedimos al solapamiento de ambos (en el caso de zuclopentixol realizamos el cambio de forma más lenta de acuerdo a su mecanismo de acción: de una ampolla se redujo a ¾ al mes, luego ½ al otro mes y a los 15 días se añadió aripiprazol 15mg oral para ver tolerabilidad y en el siguiente mes ya se administraron solo 2 ampollas de aripiprazol; en el caso de flufenazina, se empezó a los 15 días con aripiprazol oral y al mes, ya se inició con el inyectable suspendiendo flufenazina).
En cuanto a los resultados se obtuvo una importante mejoría de los síntomas extrapiramidales y de reactividad emocional, ya desde la primera administración de aripiprazol IM,mejorando la funcionalidad de los pacientes sin descompensación psicopatológica en estos 6 meses que llevan de tratamiento. Los propios pacientes y familiares corroboran dicha mejoría refiriendo encontrarse más ágiles en cuanto a movilidad y “más despiertos”.
Conclusiones:
1.Los Antipsicóticos atípicos frente a los convencionales mantienen una buena efectividad y mejoran los síntomas secundarios, especialmente a nivel metabólico y extrapiramidales.
2. En nuestra experiencia clínica, merece la pena intentar el cambio de pacientes en tratamientos con antipsicóticos típicos depot que presentan efectos secundarios, ya que se observa una importante mejoría funcional.
La hiperprolactinemia se debe a un aumento de la prolactina en sangre. La etiología patológica más frecuente es la tumoral, seguida de la farmacológica. Dentro de esta segunda causa toman especial importancia los antipsicóticos. La fisiopatología de este aumento de prolactina se explica por el mecanismo de acción de los antipsicóticos. Al ser antagonistas dopaminérgicos, actúan también a nivel del receptor D2 de la víatubero-infundibular de la hipófisis, generando así un aumento en la producción de la prolactina. Según el perfil receptorial del antipsicótico, este se asociará en mayor o menor medida al aumento de prolactina, siendo los antipsicóticos de primera generación y algunos de los de segunda generación (risperidona, paliperidona y amisulpiride) los más relacionados con la elevación de prolactina por su afinidad por el receptor D2. La clínica asociada a la hiperprolactinemia consiste en galactorrea, disminución del deseo sexual, osteoporosis, infertilidad, amenorrea (en mujeres), ginecomastia y disfunción sexual (en hombres). Existen en la literatura varios estudios de calidad sobre el uso de diferentes estrategias terapéuticas para los casos de hiperprolactinemia secundaria al uso de antipsicóticos. Tras realizar esta revisión, parece que es recomendable el uso de aripiprazol como primera estrategia terapéutica, por su mecanismo de agonismo parcial, pudiéndose realizar un cambio desde el antipsicótico previo o añadiéndolo al mismo en dosis bajas, dependiendo de las características del paciente y de la respuesta antipsicótica que haya presentado. Como segunda opción está documentada la adición de metformina al tratamiento, habiéndose notificado buena respuesta al disminuir niveles de prolactina y síntomas asociados a la hiperprolactinemia, sin haberse documentado efectos secundarios reseñables. Otras opciones de tratamiento, con menor evidencia científica, son la adición de agonistas dopaminérgicos a dosis bajas o el cambio de antipsicótico a otro con menor impacto sobre la prolactina, teniendo en cuenta la posibilidad de recaída o empeoramiento de clínica psicótica con el uso de estas últimas estrategias terapéuticas.
Los gabapentinoides son un grupo de fármacos, conformado predominantemente por pregabalina y gabapentina. Estos fármacos son derivados de la molécula GABA, que en un principio fueron sintetizados con objetivo antiepiléptico. Regulan la excitabilidad neuronal inhibiendo la subunidad alfa2delta de los canales de calcio voltaje-dependiente. En los últimos años, se ha visto un aumento exponencial de prescripciones de dicho fármaco, la mayoría de ellas fuera de ficha técnica. Dentro de psiquiatría son ampliamente usados para control de ansiedad, impulsos, como eutimizantes y en la abstinencia a alcohol. Además, se ha constatado un uso indebido y abuso de dichos fármacos, no sólo por parte de pacientes que tienen el fármaco prescrito, sino por pacientes que no lo tienen y que lo consiguen en el mercado negro. Se comienza a cuestionar, por tanto, si los gabapentinoides podrían tener un potencial adictivo. Entre los efectos recreativos que produce el fármaco a dosis elevadas encontramos relajación, disociación, aumento de la sociablidad, desinhibición, leves alucinaciones… El factor de riesgo más importante para realizar un abuso de dicho fármaco es el antecedente de historia previa de abuso de otras sustancias. Concretamente, se ha evidenciado una asociación estrecha con el consumo de opioides, con las implicaciones que ello conlleva (aumenta el riesgo de sobredosis fatales por depresión respiratoria y fallo cardíaco). Los motivos del consumo conjunto suelen ser para potenciar el efecto de «high» de los opiaceos y/o tratar sintomatología abstinencial, al tener los gabapentinoides una accesibilidad mucho mayor que los opiaceos. Conviene, por tanto, cuestionarnos y reflexionar acerca de la cantidad de prescripciones realizadas fuera de ficha técnica y tener en presente a aquellos pacientes que presentan factores de riesgo para abusar de dichos fármacos.
Introducción:
El concepto de suicidio ha variado a lo largo de la historia, con diferentes consideraciones sociales, políticas, legales y sanitarias respecto al mismo, según el momento histórico; sin embargo, lo que ha permanecido, por desgracia, inmutable en el tiempo, el elevado coste de vidas humanas asociadas a este fenómeno.
El suicidio constituye un grave problema de salud pública, en el que los profesionales de atención primaria ocupan un puesto estratégico para la identificación y prevencion del riesgo suicida; pues la adecuada prevención del suicidio requiere coordinación y colaboración de múltiples sectores de la sociedad, desempeñando, el sistema sanitario, un papel importante a este respecto, de hecho, varios estudios han demostrado que la identificación temprana y el manejo eficaz del paciente con riesgo suicida, reduce la mortalidad por suicidio.
Objetivo: Conocer la importancia de la coordinación entre Atención Primaria y Salud Mental en la prevención de la conducta suicida
Material y métodos: Revisar los resultados publicados de los programas de coordinación entre Atención Primaria y Salud Mental en la prevención de la conducta suicida, en España.
Conclusión:
El papel de la atención primaria en la prevención de la conducta suicida queda patente con los datos aportados por diversos estudios que muestran que un alto porcentaje de la población acude a su médico de atención primaria los meses previos al suicidio. Según el estudio publicado por Stene-Larse et. al, aproximadamente el 80% de las personas fallecidas por suicidio, habían estado en contacto con los servicios de atención primaria en los doce meses antes del suicidio; es más, se ha observado que el 44% había contactado con su médico de atención primaria el mes antes del suicidio. Mientras que, el contacto con los profesionales de salud mental, durante el año antes al suicidio, fue de 31%. Por lo tanto, a raíz de lo datos expuestos, abalados por otros estudios como el publicado por Luoman et. al, en el que destacan el mayor contacto de los pacientes con los servicios de atención primaria, respecto a los servicios de salud mental, previo al intento de suicidio, se puede inferir que el diseño y aplicación de intervenciones que involucran a los profesionales de atención primaria, tienen el potencial de afectar las tasas de suicidio.
conductas suicidas con mayor frecuencia que la población general.
antecedentes de patología mental y establecer cuál era ésta y en qué situación
terapéutica se encontraba en el momento de la conducta suicida letal.
el 01 de julio de 2015 hasta el 31 de diciembre de 2017 cometieron un suicidio
consumado en la provincia de Badajoz. Las historias clínicas de estos sujetos fueron
analizadas a través del sistema informático JARA para obtener datos demográficos
y clínicos de los sujetos.
ejecutar el suicidio fue el ahorcamiento en un 61,8% de los casos. El 40,8%
presentaban antecedentes personales psiquiátricos. El diagnóstico psiquiátrico más
prevalente eran los trastornos depresivos en un 29,9%. El 45,2% de la muestra
tomaba algún tipo de tratamiento psicofarmacológico.
suicida y la presencia de antecedentes personales psiquiátricos, ya que estos sólo
aparecen en dos quintas partes de la muestra. Si existen estos, el diagnóstico que
con más frecuencia encontramos es el de trastorno depresivo y el tratamiento que
recibían con mayor frecuencia antidepresivos. El método empleado con mayor
frecuencia para llegar a consumar el acto suicida en la provincia de Badajoz es la
ahorcadura en ambos sexos, seguida de las lesiones por arma de fuego en el caso
de los hombres y de la precipitación en el caso de las mujeres. Con todos estos
datos nos podríamos plantear en qué puntos incidir en la prevención del suicidio
para disminuir la incidencia de estos, pareciendo puntos claros de actuación una
mejor detección de los casos de patología mental por parte de atención primaria y
un acceso más fácil a los profesionales de la salud mental con una mayor dotación
de recursos humanos. No obstante, nuestros datos deberían de hacernos reflexionar
en lo imprevisible de las conductas suicidas en un gran número de casos, y en su
relación con otras variables más allá de la propia presencia de patología psiquiátrica
subyacente en las cuales sería más difícil actuar.
muestra, siendo los más comunes los trastornos depresivos, contrastando estos
datos con otros recogidos en la literatura que hablaban de porcentajes mucho más
altos de patología psiquiátrica en sujetos que cometían suicidio.
A continuación se agrupan los tipos de intentos autolíticos en función de la variable sexo; obteniendo que de las 340 mujeres 290 realizan intento mediante IMV, 34 mediante cortes, 5 mediante ahorcamiento, 9 precipitaciones, 2 con otros métodos no descritos y ningún registro de inhalación de CO2 ni relacionado con armas de fuego. Del total de 195 hombres, 149 realizan intento mediante IMV, 19 mediante cortes, 16 mediante ahorcamiento, 8 precipitaciones, 1 con inhalación de CO2, 2 con otros métodos no descritos y ninguno con armas de fuego.
Nuestro objetivo es obtener datos estadísticos de ellos para tener en cuenta en próximas intervenciones terapéuticas.
Además en nuestra práctica clínica cada vez más pacientes aceptan el cambio a la Paliperidona en formato trimestral con lo que aumenta su calidad de vida al reducirse el número de visitas necesarias. Según el estudio PINC-Q, el cambio a Paliperidona trimestral tras la estabilización con la mensual es bien percibido por pacientes, médicos, personal de enfermería y cuidadores considerando incluso que los pacientes han aumentado su actividad diaria con ello.
Sin embargo, se necesitan más estudios con tamaños muestrales mayores para validar nuestros resultados.
La depresión se ha relacionado a las conductas suicidas por ser uno de los predictores más fuertes. Se ha descrito que en un 40,8% de las personas con un nivel moderado/alto de depresión se presenta la ideación suicida, además esta sugiere una importante barrera para que la persona adquiera ayuda. En cuanto al estrés, se evidencian niveles altos en un porcentaje del grupo de participantes y este ha sido asociado a efectos negativos cuando el mismo se vuelve insoportable. La población estudiada contó en su mayoría con una percepción de apoyo social elevada, acompañada de relaciones interpersonales eficaces por parte de familiares, amigos y otros, quienes impactan positivamente su vida fortaleciendo las barreras de protección ante otros elementos estresores.
Se analizaron 31.530 visitas a urgencias en adultos, de las cuales un 14.0% fueron por conducta suicida/autolesiva. Las urgencias ascendieron entre 2015 (3.983) hasta 2019 (5.190 visitas), descendieron en 2020 (2.963) y aumentaron en 2021 (6.014). El porcentaje de conducta suicida/autolesiva alcanzó su máximo en 2019 (14.8%) sin una clara tendencia temporal.
La muestra total presentaba una edad media de 43,5 años y el 53,6% eran mujeres. Entre los atendidos por conducta suicida/autolesiva, la edad media era de 40,9 años y el porcentaje de mujeres era del 57,5%. Los factores asociados a conducta suicida/autolesiva en los adultos fueron: sexo femenino (OR=1.172, p
Los parámetros inflamatorios se encontrarán elevados en un intento de suicidio reciente y estarán asociados al rendimiento atencional.
Objetivo
Explorar la respuesta inflamatoria en suicidio y su asociación con el rendimiento atencional.
Hipótesis: Los grandes repetidores de intentos de suicidio (IS) (≥ 5 o más intentos de suicidio) y de conductas autolesivas (NSSI) (≥20 o más episodios de autolesiones) presentan más abuso y negligencia emocional.
Este proyecto ha recibido una ayuda de la investigación de la Fundación Alicia Koplowitz (FAK) (2020). Análisis estadísticos: Se realizarán tablas de contingencia, χ² y Odds Ratios para las variables cualitativas, y pruebas t de Student para las variables cuantitativas. Si las diferentes variables resultan ser estadísticamente significativas (p
Análisis estadísticos: Se realizarán tablas de contingencia, χ² y Odds Ratios para las variables cualitativas, y pruebas t de Student para las variables cuantitativas. Si las diferentes variables resultan ser estadísticamente significativas (p
Participaron 542 personas, con una media de edad de 26.33, el 72% eran mujeres.
Instrumentos
Escala de Riesgo Suicida de Plutchik (RS)
Escala de Desesperanza Interpersonal de Tucker (IHS)
Procedimiento
Los datos se recogieron online. Se garantizó el anonimato, la confidencialidad y la mayoría de edad.
Participaron 542 personas, con una media de edad de 26.33, el 72% eran mujeres.
Instrumentos
Escala de Desesperanza de Beck (BHS)
Escala de Propósito en la Vida-10 (PIL-10)
Procedimiento
Los datos se recogieron online. Se garantizó el anonimato, la confidencialidad y la mayoría de edad.
Participaron 542 personas, con una media de edad de 26.33, el 72% eran mujeres.
Instrumentos
Cuestionario de necesidades interpersonales (INQ-10).
Escala de Desesperanza de Beck (BHS).
Procedimiento
Los datos se recogieron online. Se garantizó el anonimato, la confidencialidad y la mayoría de edad.
Participaron 542 personas, con una media de edad de 26.33, el 72% eran mujeres.
Instrumentos
Escala De Dolor Psicológico (PS-E)
Cuestionario De Salud General (GHQ-12)
Escala De Riesgo Suicida (RS)
Procedimiento
Los datos se recogieron online. Se garantizó el anonimato, la confidencialidad y la mayoría de edad.
Método: Diseño del estudio. Estudio epidemiológico prospectivo sobre 188 pacientes cuya demanda de interconsulta es por ideación/intento autolítico, del total de las 2184 interconsultas solicitadas desde el 1 de enero de 2012 hasta el 31 de octubre de 2018. Consideraciones bioéticas. El estudio cumple los principios de justicia, no-maleficencia, autonomía y beneficencia.
Método: Diseño del estudio. Estudio epidemiológico prospectivo sobre 188 pacientes cuya demanda de interconsulta es por ideación/intento autolítico, del total de las 2184 interconsultas solicitadas desde el 1 de enero de 2012 hasta el 31 de octubre de 2018. Consideraciones bioéticas. El estudio cumple los principios de justicia, no-maleficencia, autonomía y beneficencia.
Participantes
Participaron 542 personas, con una media de edad de 26.33, el 72% eran mujeres.
Instrumentos
Cuestionario de necesidades interpersonales (INQ-10) (4)
Escala de AP y AN (PANAS) (5)
Procedimiento
Los datos se recogieron online. Se garantizó el anonimato, la confidencialidad y la mayoría de edad.
Participaron 542 personas, con una media de edad de 26.33, el 72% eran mujeres.
Instrumentos
Escala de Riesgo suicida de Plutchik (3)
Escala de Capacidad Adquirida del Suicidio-Pérdida del miedo a la muerte (ACSS-FAD) (4).
Procedimiento
Los datos se recogieron online. Se garantizó el anonimato, la confidencialidad y la mayoría de edad.
El riesgo de conducta suicida generalizado puede verse afectado, como consecuencia de todos los factores de riesgo presentes durante la pandemia, y la ausencia de factores protectores.
Los jóvenes serían los más afectados en cuanto a salud mental por la pandemia, debido a los altos niveles de ansiedad y estrés que presentan en comparación a otras poblaciones de mayor edad.
Las variables recogidas son sociodemográficas como sexo y edad junto con las referentes a conducta suicida: ideación autolítica, autolesiones sin finalidad autolítica e intentos de suicidio en el periodo 2020 a 2021.
En los rangos de edad se observa el aumento de consultas por conductas autolíticas en 2021, destacando las autolesiones sin finalidad autolítica, las ingestas medicamentosas y la ideación autolesiva en la población infanto-juvenil.
La población infanto-juvenil se ha visto afectada de especial manera por la pandemia COVID-19 sufriendo un aumento de la ideación y conductas autolesivas, precisando un abordaje multidisciplinar para mejorar las posibles secuelas en esta población que se encuentra en una etapa de desarrollo más vulnerable.
Para el meta-análisis incluimos criterios más específicos 1) la comparación de dos grupos, que comprenden un grupo de suicidas con un grupo de control equivalente 2) disponibilidad de media y desviación estándar de impulsividad para cada grupo. Las búsquedas fueron realizadas por tres de nosotras, quienes identificaron, seleccionaron y evaluaron los estudios.
En la revisión sistemática, encontramos que los suicidas con alta impulsividad se asocian con una serie de características distintivas como una edad más joven, abuso de sustancias y baja intención de morir, mientras que las que completan el suicidio con baja impulsividad se asociaron a la edad más avanzada, depresión, esquizofrenia y alta intención de morir. El apoyo social no es un factor de protección para los que completan la impulsividad alta.
En el meta-análisis, suicidas obtuvieron puntuaciones de impulsividad más altas que en los controles vivos (g de Hedges = 0,59, IC del 95% [0,28; 0,89], p = 0,002). Sin embargo, los estudios muestran una alta heterogeneidad (Q = 90,86, p < 0,001, I2 = 89,0%). El gráfico de embudo mostró una distribución simétrica (prueba de Egger = -1,98, p = 0,078) indicando ausencia de sesgo de publicación. Se realizó una metarregresión adicional para evaluar la relación entre impulsividad y agresividad, que resultó ser estadísticamente significativa (β = 0,447, p = 0,045).
Para calcular tasas de defunciones por 100.000 habitantes durante 1917-1925, se utilizó como referencia la estimación de población anual desarrollada por De Motes (31 de julio). Para calcular la población de hombres y mujeres, la proporción registrada por el INE para 1920 se aplicó al resto de estimaciones anuales.
Para examinar el papel de los abusos en la infancia con el suicidio a través de su efecto sobre el perfil neurocognitivo, se realizaron modelos de regresión logística (variable dependiente: familiar de persona fallecida por suicidio frente a grupo control, variable independiente: CTQ y variable mediadora pruebas del Neuro-PICS con diferencia estadísticamente significativa entre sujetos frente controles).
A través de los análisis de regresión se encontraron algunos efectos indirectos potenciales, siendo el más prometedor del CTQ a través de la subescala de impulsividad atencional del BIS-11 (B = -2,617; IC 95% -141,217 – 0,000). Otras variables mostraron ser mediadores prometedores, entre ellas la puntación de la prueba de Digitos del WAIS (B = 2,135; IC 95% -9,133; 74,598) y la puntuación del IGT (B = 0,454; IC 95% -69,989 – 1,108).
2. Comparar los distintos tramos de edad en los cuales las mujeres realizan más gestos autolesivos.
Existe una mayor vulnerabilidad en aquellas mujeres con edades comprendidas entre 41-60 años. Señalar el aumento de un 5% en los gestos autolesivos en el último año, del tramo comprendido entre 11-20 años.
Las mujeres comprendidas entre los 41-60 años son aquellas que presentan más riesgo de gestos autolesivos en los tres años estudiados.
Se observa un aumento de la incidencia en mujeres jóvenes de 11-20 años, hecho que nos llevará a tener que estudiar esta tendencia en un fututo.
Sin embargo, los intentos de suicidio son más frecuentes en mujeres y como sabemos los intentos previos y el consumo de sustancias son importantes factores de riesgo para el suicidio consumado.
Según los últimos datos publicados del Observatorio Español de las drogas y adicciones las principales sustancias ilícitas que se consumen en nuestro país son el cannabis, seguido de la cocaína y más distanciada la heroína.
Los datos de todos los pacientes se obtuvieron del Instituto de Medicina Legal de Sevilla. Las muertes consideradas como resultado de suicidio fueron determinadas como tales por un juez y un médico forense después de una investigación forense y la autopsia legal obligatoria. Todas las muertes se estudiaron mediante una autopsia psicológica, método recomendado por los estudios de muertes por suicidio. Las entrevistas se realizaron de 3 a 15 meses después de la muerte del sujeto. Los entrevistadores fueron dos psiquiatras y dos psicólogos capacitados por el investigador principal.
Con respecto a los datos sociodemográficos (edad, tener pareja, tener hijos, convivencia y situación laboral) no encontramos diferencias estadísticamente significativas entre ambos grupos de estudio.
De todas las mujeres que fallecieron por suicidio solamente en tres casos estaba el consumo de sustancias activo (dos consumían cannabis y una consumía cocaína), no existiendo diferencias con respecto al grupo control.
En una reciente revisión sistemática y metaanálisis encontraron que ser mujer, fumar tabaco, tener antecedentes de abuso físico y sexual, padecer de depresión y el consumo de alcohol y cannabis se asociaba con tener ideas de suicidio. Si además consumían cocaína, anfetaminas y/o abuso de varias sustancias se asociaban de manera significativa con intentos de suicidio.(3)
Sin embargo, existen menos estudios que analicen el consumo de sustancias en mujeres que fallecen por suicidio consumado. En diferentes estudios se relaciona el consumo de sustancias con el suicidio consumado en mujeres, en especial con el consumo de alcohol. (4) No obstante en varios estudios discuten que el presentar otros trastornos psiquiátricos, además del consumo de sustancias, podrían explicar parcialmente las asociaciones entre las mujeres consumidoras y el suicidio.(5)
En nuestro estudio tan solo tres mujeres que fallecieron por suicidio eran consumidoras de sustancias.
El desenlace de muerte por suicidio en una muestra clínica de adolescentes con TCA es relevante y tienen implicaciones clínicas para un mejor cribado y conocimiento de las señales de riesgo, así como estructurar planes individualizados terapéuticos.
Se evalúa la evolución de la conducta suicida en nuestra área sanitaria, para considerar si este tipo de atención urgente estuvo influida por el contexto sociocultural de ese momento, centrándonos en la población infanto-juvenil.
- Destacar la influencia o no como estresor ambiental de la pandemia sanitaria COVID-19 en las conductas suicidas en población infanto-juvenil atendidas entre 2019-2021.
Se registraron en una base de datos anonimizada tipo Excel, realizándose un análisis observacional descriptivo de tipo retrospectivo, a través del sistema DIRAYA.
No obstante, estimamos oportuno ampliar el estudio de posibles factores que han intervenido en este aumento en la atención infanto-juvenil de urgencias hospitalarias por conducta suicida, durante el periodo estudiado.
En este periodo, CARS atendió a 550 personas, 60% mujeres (edad media de 43 años, sin diferencias según género). El 60% sin tentativas previas, casi el doble de tentativas que pensamientos de suicidio (62% vs 38%), sin diferencias significativas según género (64% mujeres vs 59% varones). En 2020 (pandemia covid-19) disminuyó el número de pacientes respecto a 2019 (63 vs 118), recuperándose la tendencia alcista en 2021 (87 casos).
La necesidad de ingreso en el episodio índice de CS fue inferior en el área de referencia CARS, comparado con otras áreas sanitarias de Cantabria con asistencia convencional (14,5% vs 31%, p=0,01). Durante el año siguiente los pacientes atendidos en CARS comparados con el resto: ingresaron menos de la mitad (12% vs 27%, p=0,001) y presentaron menor recurrencia de CS, tanto ideación (6% vs 18%, p=0,003), como tentativa (9% vs 24%, p=0,001).
Los síntomas frecuentemente asociados con la ideación suicida incluyen: antecedentes de trastornos depresivos y de ansiedad, depresión mayor y otros trastornos mentales graves, interrupción abrupta de psicofármacos, antecedentes de ideación suicida e intentos de suicidio, antecedentes de por vida o actuales de trastornos por uso de sustancias, incluidos el alcohol y el tabaco, antecedentes de aborto espontáneo y/o aborto inducido, muerte perinatal, embarazo no planificado/no deseado, bajo nivel educativo materno, circunstancias socioeconómicas adversas, violencia pareja durante el embarazo
historial de abuso durante la niñez, estar soltera sin pareja, bajo apoyo social, edad mayor 40 años o menor a 20 años (4).
Investigaciones recientes han demostrado que el apoyo social protege contra la presencia y la gravedad de los pensamientos o ideas suicidas (Coppersmith et al., 2018; Kleiman y Riskind, 2013; Miller et al., 2015). Es posible que una mayor disponibilidad y disposición para buscar apoyo en tiempos de crisis permita que el apoyo social actúe como una forma de ayuda para hacer frente a los pensamientos suicidas (Kleiman y Riskind, 2013; Thoits, 1986).
La hipótesis inicial tal y como se esperaba en distintos estudios revisados es un descenso de las tasas de intentos de suicidio en relación con los distintos periodos del año teniendo en cuenta el confinamiento.
Se calculó la tasa de intentos de suicidio en 2020 por año y 100.000 habitantes para los tres periodos en estudio.
La prueba de correlación de Pearson se utilizó para comparar las tasas de incidencia de COVID-19 con las tasas de intentos de suicidio durante el período de estudio.
Las tasas de incidencia de intentos de suicidio se calcularon con un intervalo de confianza del 95%. Se calcularon los coeficientes de correlación de Pearson de incidencia de intentos de suicidio por sexo y grupos de edad y casos de COVID-19 en busca de una relación entre estas variables.
Las tasas de suicidio para los pacientes mayores de edad en el periodo pre-confinamiento en de 136.33, durante el periodo de confinamiento en de 115.15 y postconfinamiento es de 115.15. Según los resultados hay una disminución global en las tasas de intentos de suicidio durante el confinamiento y después del confinamiento.
Los resultados del coeficiente de correlación de Pearson no mostraron ninguna relación estadística entre los intentos de suicidio en comparación con la incidencia de COVID-19 en casos por semana.
Nuestros resultados se alinean con los estudios publicados en población española que se centraron en las primeras fases de la pandemia y mostraron una tendencia a la baja en los intentos de suicidio atendidos en el servicio de urgencias. En este estudio, la exposición a la pandemia de COVID-19 se asoció de manera estadísticamente significativa con un riesgo relativo reducido de incidente de intento de suicidio. Los resultados sugieren que el confinamiento puede haber jugado un papel más importante en lugar de la exposición a las ondas de infección por COVID-19. Existe una relación con las restricciones del confinamiento, con menos intentos de suicidio observados durante el confinamiento, y especialmente en el post- período de bloqueo.
La depresión afecta aproximadamente al 20% de las mujeres a lo largo de la vida, siendo el embarazo un período de alta vulnerabilidad [2]. La depresión es el trastorno psiquiátrico más común durante el embarazo, su prevalencia oscila entre el 4% y el 25% [3].
Del total de la muestra, un 4.65%(n=83) refieren haber tenido pensamientos de suicidio pero que no lo harían, mientras que 4 entrevistadas respondieron ideación autolítica con posibilidad de paso al acto, al momento de la entrevista; el resto refiere no haber tenido pensamientos suicidas. De estas 87 embarazadas que han contestado ideación autolítica con/sin posibilidad de paso al acto, sólo se les ha cuestionado sobre su salud mental en controles gestacionales periódicos, a 14 de ellas. Tras realizar escala de Beck en esta submuestra de 87 gestantes 65 han obtenido una puntuación correspondiente a signos de depresión moderada o grave y 63 una puntuación correspondiente a ansiedad moderada o grave tras realizar escala GAD 7.
Es importante señalar que los síntomas depresivos suelen estar infradiagnosticados en mujeres embarazadas y una de las razones puede ser que se pueden confundir con los síntomas habituales del embarazo, como trastornos del sueño, fluctuaciones del apetito, pérdida de energía, fatiga y cambios en la libido [4].
Según la base de datos de The Joint Commission de 2016 de 1089 informes de suicidio en la población general entre 2010-2014, las deficiencias en la evaluación psicopatológica del paciente fueron la causa citada con más frecuencia [5].
Los profesionales de atención primaria tienen la relación más cercana con los pacientes y por ello, cuando los pacientes experimentan cambios de humor o aparecen estresores que pueden precipitar conductas suicidas, es más probable que busquen ayuda de estos profesionales [6].
Introducción: El insomnio es el problema de sueño más frecuente en adolescentes. Se trata de un mal descanso nocturno al que, algunas definiciones añaden el que esté asociado a repercusiones en el día a día. Puede estar relacionado con dificultades en la iniciación del sueño, en el mantenimiento, o en despertar precoz con dificultades para dormir de nuevo. Su prevalencia en adolescentes es variable, entre 4 y 39%, debido a los diferentes métodos de evaluación utilizados. La cronicidad de este en adolescentes, es elevada.
El suicidio, actualmente, es la segunda causa de muerte en jóvenes de 15 a 25 años. La asociación entre el insomnio y suicidio es compleja, ya que implica algunos trastornos subyacentes que podrían explicar ambos aspectos. Ahora mismo parece existir una relación recíproca entre insomnio y depresión en adolescentes y adultos. Como es sabido, la depresión está estrechamente relacionada con la ideación suicida, intentos suicidas y suicidio en adolescentes. Asimismo, el desbalance en el sistema de autocontrol debido al mal descanso lleva a más toma de decisiones de riesgo. Es por ello, que podría llegarse a plantear la hipótesis de que mejorando la calidad del sueño conseguiríamos un menor riesgo de suicidio en adolescentes.
Objetivos y metodología: Dada la relación compleja entre insomnio y suicidio, ampliar el conocimiento sobre el manejo de las alteraciones del sueño y su efecto sobre el riesgo suicida puede ser de utilidad. En este contexto, tenemos el objetivo de revisar la literatura actual disponible que nos permita conocer el efecto potencial de la disminución del insomnio sobre el riesgo suicida.
Resultados y conclusiones: En la actualidad no existe una consistencia, ni pruebas suficientes, para afirmar que el tratamiento del insomnio de forma aislada disminuye el riesgo suicida. Sin embargo, aún es posible que mejorando alteraciones del sueño se consiga disminuir la ideación y conducta suicida en adolescentes, dado que el insomnio implica muchas veces momentos de rumiaciones, pensamientos intrusivos e hiperactividad. El abordaje farmacológico (principalmente con melatonina, ya que faltan estudios controlados en cuanto a la efectividad y efectos a largo plazo de las intervenciones farmacológicas para adolescentes), así como las pautas básicas de higiene del sueño y reducción del arousal, pueden contribuir a la reducción de la incidencia de trastornos mentales y con ello la frecuencia de ideación suicida.
Introducción
El acoso siempre es un problema de salud pública de primer orden que afecta tanto a la salud física como mental de los adolescentes. En la última década, la implantación de las nuevas tecnologías, y su uso masivo por los adolescentes se ha traducido en la emergencia de una nueva forma de acoso (el ciberacoso). Se desconoce cual es el impacto del ciberacoso y de la interacción de ambos tipos de acoso sobre la salud mental de los adolescentes.
Objetivo
Realizar un meta-análisis de ambas formas de acoso para comprender sus contribuciones únicas y conjuntas.
Hipótesis: La interacción del ciberacoso y del acoso tradicional genera un efecto aditivo negativo sobre la salud mental de los adolescentes.
Método
Se realizó una búsqueda bibliográfica electrónica en Pubmed, Payclnfo y Web of Science de todos los estudios publicados entre el 1 de enero de 2010 y el 12 de abril de 2021. Se siguieron las pautas de información de los Elementos de Información Preferidos para Revisiones Sistemáticas y Meta-Análisis (PRISMA) para la abstracción de datos y se utilizaron las herramientas de los NIH para evaluar el riesgo de sesgo a nivel de estudio. Se incluyeron artículos si el estudio examinaba cualquier asociación entre el ciberacoso y el acoso tradicional que implicara algún problema de salud mental e informaba de la prevalencia de ambos tipos de acoso en una muestra menor de 20 años.
Resultados
La prevalencia media del acoso “tradicional” y el ciberacoso fue del 24% (20%-29%) y del 11% (9%-17%), respectivamente. Los que sólo habían sufrido acoso fueron el 16% (12%-19%), los que sólo habían sufrido ciberacoso fueron el 4% (2%-6%), y el 7% (5%-9%) experimentaron tanto acoso como ciberacoso.
Las diferencias regionales (Asia, Europa, América del Norte y Oriente Medio) fueron un fuerte factor moderador, ya que la prevalencia del acoso y el ciberacoso era más baja en Asia (18% [12%-27%] para el acoso y 7% [4%-13%] para el ciberacoso) y más alta en América del Norte (30% [24%-36%] para el acoso y 15% [ 13%-18%] para el ciberacoso).
Discusión: Las víctimas de acoso escolar corren un mayor riesgo de suicidio, autolesiones y depresión que quienes no sufren estas experiencias. El impacto psicológico adverso del ciberacoso en los adolescentes puede ser ligeramente mayor que el del acoso escolar, especialmente en lo que respecta a las autolesiones (OR del ciberacoso=4,16 [2,29-7,56], OR del acoso escolar=2,49 [1,25-4,96]). Los adolescentes que sufrieron doble victimización (ciberacoso y acoso escolar) tenían entre dos y tres veces más probabilidades de ser víctimas de un tipo de acoso que los que sólo fueron víctimas de uno.
Conclusión
La victimización por acoso escolar y ciberacoso en adolescentes es un problema de salud pública mundial. Dado que vivimos en la época de los móviles y del streaming, es indispensable realizar más estudios para explorar el impacto del acoso entre iguales para desarrollar políticas públicas específicamente diseñadas para mitigar los efectos del acoso, en particular del ciberacoso.
El suicidio constituye en la actualidad un grave problema de salud pública. Los servicios de Urgencias juegan un papel muy relevante en la detección y atención de la conducta suicida dado que en muchos casos supone el primer contacto del paciente con el sistema sanitario. Sin embargo, una revisión sistemática de estudios cualitativos indica una sensación negativa por parte del paciente en la atención en Urgencias, ya sea por la percepción de falta de conocimiento y comportamiento inapropiado del personal, o la sensación de falta de participación del paciente en las decisiones tomadas. En el servicio de urgencias, los pacientes con sintomatología psicológica suelen producir sensación de impotencia y generar actitudes negativas o de indiferencia.
Realizamos búsqueda bibliográfica con el objetivo de establecer un guía y elaborar un algoritmo de actuación en la conducta suicida en los servicios de urgencias.
La evaluación del riesgo suicida es una parte esencial para el manejo y la prevención de la conducta suicida, siendo la entrevista clínica el instrumento fundamental para realizarla. Las competencias de los médicos de Urgencias Hospitalarias en la atención a un paciente con conducta suicida serían, por un lado, valorar el riesgo de conducta suicida desarrollando una correcta anamnesis y evaluando la presencia de enfermedades mentales graves, el estado de ánimo, la presencia o ausencia de pensamientos y planes de suicidio, el riesgo de suicidio inmediato y la determinación de cuándo es necesaria una evaluación especializada.
Por otro lado, en pacientes que ya han realizado un intento de suicidio, la prioridad es la estabilización médica. Posteriormente, se debe proceder a la evaluación de la gravedad y la probabilidad de repetición de una conducta suicida valorando el grado de letalidad del método utilizado, si se trata de una tentativa planificada o de un acto impulsivo, la posibilidad de rescate o ayuda y la finalidad del acto.
Si tras la entrevista se mantienen dudas sobre la gravedad de la ideación o riesgo del intento inmediato, se debe consultar con el dispositivo de salud mental de urgencias, destacando que la derivación a psiquiatría deberá realizarse siempre que el paciente esté plenamente consciente y pueda llevarse a cabo una adecuada valoración psicopatológica.
El suicidio es uno de los problemas de mayor trascendencia en la salud pública. En los países que forman parte de la Unión Europea se calcula que mueren cerca de 60.000 personas al año por este motivo, pero las cifras expuestas solo representarían la punta del iceberg, ya que se estima que el número de tentativas suicidas es aproximadamente unas 10-20 veces superior, aunque la carencia de estadísticas nacionales e internacionales adecuadas impide un conocimiento exacto de la verdadera magnitud del problema. Por lo tanto, desde un punto de vita preventivo, para tratar de evitar la repetición de las tentativas de suicidio es fundamental realizar una correcta evaluación de las personas que acuden a los servicios de salud tras haber realizado un intento suicida. Hay claras evidencias de que en los servicios de urgencias no siempre se realiza una adecuada evaluación psicosocial de los pacientes. La intervención debe centrarse en los pacientes con enfermedades mentales, ya que el 90% de las personas que se suicidan tienen trastornos psiquiátricos diagnosticables y tratables. Los diagnósticos más asociados a conductas suicidas son: depresión, esquizofrenia, alcoholismo y trastornos de la personalidad, especialmente trastorno límite. En nuestro entorno, apenas se dispone de programas específicos de prevención, protocolos de intervención ni de registros acumulativos de casos. En este sentido es recomendable promover registros sectoriales mediante convenios con los Institutos de Medicina Legal. Al respecto, se ha generado recientemente un Consenso sobre Suicidabilidad y Riesgo de Suicidio (Meyer et al., 2010), cuyo principal objetivo es facilitar el manejo de estos comportamientos y su prevención. En definitiva, la creación de protocolos que sirvan de guía para la toma de decisiones y el manejo del paciente suicida, son un paso fundamental para establecer redes centinelas que sirvan de observatorio permanente para prevenir futuros comportamientos suicidas.
Introducción: Alrededor de 703.000 personas se quitan la vida anualmente a nivel mundial y se producen alrededor de 20 intentos de suicidio por cada uno consumado. Este grave problema de salud pública, se convirtió en 2019 en la cuarta causa de muerte a nivel mundial de la población de entre 15 y 29 años. Pese a esto, existe evidencia de que intervenciones e iniciativas preventivas podrían ayudar a reducir dichas tasas. Durante años se ha estudiado el posible “efecto llamada” que podrían las noticias sobre suicidios en personas vulnerables, es a lo que se le ha acuñado el término de “Efecto Werther”.
Objetivos:
• Conocer la influencia de los medios de comunicación sobre las tasas de suicidio.
• Conocer la evidencia en los estudios publicados sobre el efecto Werther o efecto llamada.
• Plantear posibles soluciones que reduzcan el impacto negativo que podrían tener las noticias de suicidio sobre población vulnerable.
Revisión: Analizamos las publicaciones de los últimos 5 años en referencia al Efecto Werther. En la mayor parte de los metaanálisis se confirma con un nivel de evidencia alto una asociación positiva entre la cobertura mediática de las conductas suicidas y la tendencia suicida real. De la misma forma, en muchos de ellos se detalla cierto perfil de vulnerabilidad, lo que deja entrever que el nivel de influencia no es el mismo para la totalidad de la población. No obstante, también hallamos datos que ponen en duda la existencia de dicho efecto imitativo inducido por los medios, en los cuales se evidencian sesgos como las zonas poblacionales donde se han llevado a cabo, así como la forma de exposición de dichas noticias en los medios de comunicación.
Conclusiones: Con el nivel de evidencia expuesto en los distintos metaanálisis incluidos en esta revisión, se puede concluir la existencia de un efecto llamada que puede llegar a influir de forma negativa en las tasas de suicidio. No obstante, con los datos detallados también observamos cierto efecto positivo en cuanto a concienciación poblacional sobre este tipo de problema. Parece que la clave para vencer la balanza hacia un aspecto positivo de este tipo de noticias, sería tanto la cantidad como la calidad de los informes de los medios que desarrollan el suceso, lo que deja abierta una puerta desde la que combatir uno de los grandes problemas actuales de salud pública.
Introducción: La conducta suicida en adultos mayores (65 años o más) constituye un problema para los servicios de salud en la actualidad. La tasa de suicidio es más alta que en cualquier otro grupo de edad, y este fenómeno se explica por la asociación con ciertos factores sociodemográficos y neuropsicológicos.
Objetivos: evaluar el perfil clínico y sociodemográfico de adultos mayores con conducta suicida, así como los factores de riesgo asociados.
Métodos: Se realizó una búsqueda bibliográfica en PubMed para identificar los estudios más recientes y representativos sobre los factores de riesgo de suicidio en adultos mayores. Se utilizaron estudios descriptivos con población de 65 años o más que hubieran realizado algún intento suicida o suicidio consumado. Los factores estudiados fueron: factores médicos, psiquiátricos, psicológicos, del entorno familiar y socio-ambientales. No se delimitó la búsqueda en base a filtros ni a periodos de tiempo.
Resultados: Los factores más asociados con la aparición de la conducta suicida en los adultos mayores son: trastornos psiquiátricos (depresión, ansiedad y trastorno bipolar), duelo, deterioro neurocognitivo, exclusión social, enfermedades médicas, discapacidad y dolor. Además, se asocia en mayor medida a sexo masculino y uso de métodos violentos para autolesionarse.
Conclusiones: Se han identificado factores sociodemográficos y psicosociales relacionados con la ideación y conducta suicida en los adultos mayores. Así, pueden desarrollarse estrategias y programas de actuación y seguimiento para prevenir estas conductas y tratar los trastornos asociados.
Introducción: La autolesión no suicida se ha definido como cualquier comportamiento que involucre daño deliberado y directo en la superficie del propio individuo sin intención de morir. Los pacientes con trastornos de la conducta alimentaria, presentan altas tasas de prevalencia de autolesiones no suicidas.
Objetivos: En el presente trabajo, se trata de revisar la literatura sobre las autolesiones no suicidas y los trastornos de la conducta alimentaria centrándonos en analizar aquellos factores que se relacionen, al mismo tiempo, con ambas patologías.
Metodología: Se realiza una revisión bibliográfica mediante la búsqueda en pubmed de los estudios más recientes y representativos sobre la asociación entre las autolesiones no suicidas y los trastornos de la alimentación.
Resultados: Si bien las complicaciones médicas son la principal causa de muerte en los trastornos de conducta alimentaria, tanto el comportamiento suicida como el suicidio consumado, son altamente prevalentes en estos trastornos. Se han identificado distintas variables que relacionan la co-existencia de ambas patologías tales como la edad, las características de la personalidad, el tipo de trastorno alimentario desarrollado, los factores de riesgo socio – culturales y el abuso comórbido de sustancias entre otros.
Conclusiones: La evidencia sugiere una asociación común entre los trastornos alimentarios y las autolesiones no suicidas. Determinar las variables con mayor capacidad para identificar la co-existencia de ambos trastornos es fundamental para abordar las comorbilidades psiquiátricas y las tendencias suicidas en estos pacientes para así mejorar la atención y la prevención del suicido en esta población.
ANTECEDENTES
Los períodos de recesiones y crisis económicas tienen un impacto negativo en la salud mental, especialmente en los países con menos recursos.
El modelo conceptual más frecuentemente descrito sobre los mecanismos por los que las crisis económicas afectan a la salud mental tiene como eje central el mercado laboral y las consecuencias derivadas del desempleo y la carencia de rentas.
En 2020 se publicó en Gaceta Sanitaria el informe SESPAS (Sociedad Española de Salud Pública y Administración Sanitaria) acerca de los mecanismos por los que las crisis económicas afectan a la salud mental. Este informe, que se basó en la revisión de 45 artículos, se describe cómo las situaciones de crisis económica afectan a la salud mental, especialmente en varones. No obstante, no se llegaron a resultados concluyentes respecto al suicidio.
OBJETIVO
Realizar una revisión de la evolución de la incidencia del suicidio en España en los últimos 20 años (2001-2020) según los datos disponibles en el Instituto Nacional de Estadística, y su relación con el Producto Interior Bruto (PIB) en ese mismo periodo.
METODOLOGÍA
Se recogieron los datos agregados de incidencia de muerte por suicidio entre 2001 y 2020 facilitados por el Instituto Nacional de Estadística. Se realizó un análisis descriptivo para cada año estudiado de la distribución de esta variable en función del sexo, edad y del año del suceso. Así mismo, se utilizó el PIB per cápita como medida de bienestar económico del país, realizándose así mismo un análisis descriptivo de este durante los años 2001-2020
RESULTADOS
A lo largo de los últimos años se han producido oscilaciones en la incidencia de suicidio en España, encontrándose un mínimo global en el año 2010, con 3158 suicidios y un máximo global en 2020, con 3941 suicidios. Al analizar los datos estratificando por sexo, se observó un máximo de suicidios en varones en 2014 (2938) y en mujeres en 2020 (690) mientras que los mínimos se dieron en varones en 2001 (2430) y en mujeres en 2010 (690).
Respecto al PIB, este siguió una tendencia ascendente hasta 2008, produciéndose posteriormente un punto de inflexión entre 2008 y 2009 con un descenso progresivo hasta 2013-2014, momento en el que vuelve a cambiar la tendencia, produciéndose un nuevo punto de inflexión en 2019-2020.
Al analizar los datos de suicidio acontecidos durante la crisis económica española (2008-2014), encontramos dos rengos de edad que sufren cambios especialmente significativos. Estos serían el rango de 15 a 29 años, registrándose un importante descenso del número de suicidios entre 2008 y 2011, y el rango de 50-54 años, que sufrió un gran incremento de estos entre 2008 y 2013.
CONCLUSIONES
Existe una asociación estudiada de la asociación entre las crisis económicas y la salud mental, no así en el caso concreto del suicidio. Consideramos de especial relevancia profundizar en estudios descriptivos y realizar estudios analíticos que permitan ampliar los conocimientos sobre las posibles consecuencias de las crisis económicas en la incidencia de suicidio.
El suicidio constituye uno de los problemas más importantes de Salud Pública Mundial según la World Heald Organization, 2012. La OMS, pone de manifiesto que en el año 2012 en todo el mundo hubo 840000 suicidios a nivel mundial, lo que supone casi una mortalidad de casi 16 por 100000. En España, los dato según el INE, desde el año 2008, lo sitúan al suicidio como primera causa de defunción de causa no natural, superando los fallecidos por accidentes de tráfico y la sitúan como invariable desde el años 2014, año en que se disponen datos oficiales. Por otro lado, la discrepancia de datos entre el INE y los Institutos de Medicina Legal, hace pensar en una subnotificación del número de muertes por suicidio en España, según Giner y Guija, 2014. Presentamos un caso, varón con antecedentes de cuatro suicidios en la rama materna familiar.
Se presenta el caso de un paciente varón, de 51 años, que acude a consultas externas de Psiquiatría derivado por su Médico de Atención Primaria para valoración por cambio de residencia. El paciente estuvo en seguimiento en otra Comunidad Autónoma, por lo que no aporta informes. Como antecedentes somáticos destacan diabetes mellitus tipo II e intervención por parte de Cardiología en agosto de 2004 por taquicardia regular estrecha. Por otra parte, como antecedentes psiquiátricos, destaca que estuvo en seguimiento en la Unidad de Salud Mental de Almansa del 2004 al 2013, con diagnóstico de Trastorno de Ansiedad Generalizada y Trastorno de Estado de Ánimo no especificado. El tratamiento psicofarmacológico actual es el siguiente: risperidona, dumirox sroxat y tranxilium. El paciente se encuentra en situación de incapacidad laboral permanente absoluta, previamente a esta situación trabajaba en la construcción. En cuanto a antecedentes familiares, su padre falleció a los 80 años (cardiópata), su madre falleció a los 42 años (suicidio). El caso, es el tercero de cuatro hermanos, de los cuales el cuarto en seguimiento por Psiquiatría con diagnóstico de Esquizofrenia Paranoide, falleció a los 27 años (suicidio). El paciente acude a consulta derivado por su MAP, para retomar cambio de residencia al
haber una crisis de pareja con la que vivía, decide volver a Almansa. Con la pauta actual de tratamiento farmacológico se encuentra estabilizado.
Una vez presentado el caso, es de especial atención, el número de suicidios en una misma familia, por lo que es importante abordar el tema para su prevención.
Actividades para prevenir el suicidio, se relacionan fundamentalmente con:
• Evaluar el riesgo de suicidio en todos los pacientes previo ingreso, promoviendo un registro de casos.
• Establecer programas específicos para personas con intentos suicidas.
• Identificar los factores de riesgo que se relacionan con mayor letalidad y desencadenen el suicidio.
• Seguimiento de los pacientes ingresados con patología mental y que tengan historia previa de intento de suicidio, ánimo depresivo o alta tasa de ingresos.
• Considerar la historia familiar de suicidio previo o consumado.
• Desde el momento del alta en un paciente con un intento autolítico,monitorización estrecha al alta, ya que es el momento de mayor riesgo suicida.
• Seguimiento riguroso en pacientes jóvenes con patología mental, en concreto patología psicótica.
Material y método:
Se ha empleado un caso clínico extraído del Hospital de Almansa, a través de una revisión retrospectiva de la historia clínica, además de utilizar los principales motores de búsqueda on-line.
Resultados:
Nos ha parecido llamativa, la aparición de cuatro suicidios en la familia de la rama materna (abuelo, madre, tía y hermano mayor) del caso objeto de estudio. Si bien existe multitud de bibliografía sobre el suicidio, pero el interés radica en la prevención del suicidio, por lo que son necesarios más estudios que profundicen sobre esta cuestión y que sean lo más rigurosos posibles; por los avances en las líneas de prevención del suicidio a nivel nacional.
Conclusiones/discusión:
• Existe una evidencia acerca de la utilidad de la cadena de cuidados en la prevención del riesgo suicida que es heterogénea y escasa.
• El seguimiento adecuado de los pacientes que han realizado una terapia suicida es recomendable y debería ser incluido en cualquier estrategia de prevención de suicidio a nivel nacional.
• Las intervenciones que generan un contacto activo con los pacientes y evitan el seguimiento podrían redundar en una disminución del número de repeticiones en los 12 meses siguientes al intento index, según Sáiz y Bobel, 2014.
• Nos encontramos, en un ámbito que es necesario realizar estudios novedosos con evaluaciones adecuadas encaminadas a la prevención con el objetivo de disminuir la incidencia de suicidio.
• Para ello sería conveniente sistematizar un registro de casos con la evaluación clínica de la conducta suicida, incidiendo en la población más joven, para asegurar la continuidad de los cuidados y un correcto cumplimiento terapeútico.
Introducción
La adolescencia es un periodo en el que se hace muy patente la necesidad de pertenencia al grupo y de conectarse socialmente con el mismo. Esto se ha visto condicionado por la situación epidemiológica COVID 19, promoviendo un estado de aislamiento y soledad que influye en el estado psicológico pudiendo ayudar a aumentar el riesgo de suicidio1.
Material y métodos
Revisión de literatura médica en PubMed, seleccionando los artículos más relevantes para la revisión.
Resultados
Se estima que la segunda causa de muerte en adolescentes es el suicidio, alcanzándose en esta época de la vida el punto álgido de la ideación suicida1.
Hay estudios que indican que el riesgo de suicidio en dicha franja de edad aumentó durante los primeros meses de la pandemia objetivándose diferencias en relación con factores sociodemográficos2 y habiéndose postulado la exclusión social como un factor de riesgo3.
En esta línea, se realizó un estudio cuyos resultados indicaron que los adolescentes con altos niveles de ansiedad mostraban mayor ideación suicida tras exponerse a situación de exclusión social3.
Sin embargo, otro estudio realizado en Francia constató una disminución del 50% en la incidencia de conductas suicidas en adolescentes durante el confinamiento explicando que podría deberse a una reducción de la búsqueda de ayuda, así como una menor percepción de carga, pertenencia frustrada y acoso escolar4.
Discusión
Los factores predictivos más importantes de la ideación suicida e intentos de suicidio en adolescentes son la exclusión social, depresión y ansiedad5.
Las intervenciones deberán por tanto ir focalizadas a la prevención del aislamiento y la desregulación emocional5.
Conclusiones
La situación de epidemiológica y en concreto el confinamiento podría aumentar la exclusión y aislamiento incrementando como consecuencia el riesgo suicidio5.
Existen resultados contradictorios en cuanto a incidencia de ideación y conducta suicida durante el confinamiento obteniéndose conclusiones dispares según diferentes estudios.
Bibliografía
1. Longobardi C, Morese R, Fabris MA. Emergencia COVID-19: distanciamiento social y exclusión social como riesgos para la ideación e intentos de suicidio en adolescentes. Psicología frontal . 2020;11:551113. Publicado el 19 de noviembre de 2020. doi:10.3389/fpsyg.2020.551113
2. Lantos JD, Yeh HW, Raza F, Connelly M, Goggin K, Sullivant SA. Suicide Risk in Adolescents During the COVID-19 Pandemic. Pediatrics. 2022;149(2):e2021053486. doi:10.1542/peds.2021-053486
3. Oppenheimer, CW, SilkKyung, JS y Hwa LeeRonald, E. Ideación suicida entre jóvenes ansiosos: una investigación preliminar del papel del procesamiento neuronal del rechazo social en interacción con experiencias sociales negativas del mundo real. Psiquiatría infantil Hum. desarrollo 51, 163–173. 2019. doi: 10.1007/s10578-019-00920-926
4. Mourouvaye M, Bottemanne H, Bonny G, et al. Association between suicide behaviours in children and adolescents and the COVID-19 lockdown in Paris, France: a retrospective observational study [published correction appears in Arch Dis Child. 2021 Nov;106(11):e42]. Arch Dis Child. 2021;106(9):918-919. doi:10.1136/archdischild-2020-320628
5. Morese R, Longobardi C. Suicidal Ideation in Adolescence: A Perspective View on the Role of the Ventromedial Prefrontal Cortex. Frontiers in Psychology. 2020. doi: 10.3389/fpsyg.2020.00713
Introducción: De acuerdo con la OMS (1), entre el 8 y el 15% de la población sufre depresión, siendo en su mayoría mujeres adultas y adultas mayores (entre 40 años y 70 años).
En las etapas vitales del adulto mayor, la depresión suele tender a cronificarse, apareciendo de manera recurrente en el paciente y observándose una tasa de suicidio muy superior a la de pacientes de otras edades, suponiendo hasta el doble de suicidios que en los grupos de edad más jóvenes. En concreto, entre el 60% y el 90% de los adultos mayores que se suicidan han sido previamente diagnosticados de depresión (2).
Hipótesis y objetivos: Analizar la influencia de la ketamina en el abordaje y el control de la ideación suicida, así como en el impacto a nivel cognitivo, entre pacientes adultos (mayores de 20 años) diagnosticados con depresión mayor.
• Objetivo general: Analizar la influencia de la ketamina en el abordaje y el control de la ideación suicida, así como en el impacto a nivel cognitivo, entre pacientes adultos (mayores de 20 años) diagnosticados con depresión mayor.
• Objetivos espefíficos:
1) Comparar, a corto, medio y largo plazo la influencia de la ketamina frente a otras estrategias de tratamiento, en la ideación suicida en pacientes adultos.
2) Conocer el impacto de la ketamina en el funcionamiento cognitivo de los pacientes adultos: memoria (lógica, verbal y espacial) y funciones ejecutivas.
3) Identificar el impacto de la ketamina en las interacciones interpersonales de los pacientes adultos: atención, orientación, concentración y lenguaje.
4) Analizar las estadísticas de ideación suicida, comportamientos suicidas y suicidio consumado en pacientes adultos con ketamina frente a otras estrategias de tratamiento.
Metodología: Revisión sistemática de la bibliografía disponible durante los años 2016 al 2021, en español e ingles, mediante las bases de batos Web of Science, Pubmed/Medline, Dialnet y SpringerLink, utilizando descriptores MeSH (Medical Subject Headings) y DeCS (Descriptores en ciencias de la salud) con el fin de optimizar los resultados de búsqueda, acerca del uso y el impacto de la ketamina en pacientes adultos con edades entre 40 y 80 años con depresión mayor. Obteniendo un total de registros de manera inicial de n=3099, con el cribado tras la eliminación de los duplicados n=1051, una vez valorados a texto completo n=54, y finalmente incluidos en la síntesis cualitativa n=20.
Resultados: Se muestran a modo tabla la comparativa de todos los artículos recogidos con la información correspondiente al objeto de estudio, muestra de participantes, variables, metodología e instrumentos aplicados, principales resultados y conclusiones de cada uno de los artículos que forman parte de esta revisión sistemática.
Discusión y conclusiones :
– La ketamina ha mostrado ser una estrategia eficaz en el control de la depresión resistente a tratamiento e ideación suicida, actuando de manera aguda en situaciones de pacientes adultos de todas las edades con depresión mayor.; de acuerdo con el análisis del impacto cognitivo, aquellos efectos que se han identificado como efectos secundarios al tratamiento son temporales por lo que se consideran asumibles y no generantes de un impacto negativo que obstaculice el uso de este fármaco.
– El análisis del impacto en el funcionamiento cognitivo de los pacientes ha permitido identificar alteraciones deletéreas y temporalizadas dentro de las primeras horas tras la administración de la ketamina en: memoria de trabajo, memoria visual, velocidad de procesamiento (3), estados alterados de conciencia (4), reducciones agudas de la atención, la función ejecutiva y la memoria verbal, reduciéndose el rendimiento de la memoria de trabajo y la función cognitiva (5). Esto no se mantiene a largo plazo, según Wilkinson et al. (6) quienes advierten de que no existen diferencias significativas entre pacientes que respondían y los que no. A largo plazo, se identifican mejoras en la función cognitiva de los pacientes (7).
– Se identificó la reducción de la ansiedad, mejor estado de ánimo, mayor concentración y, en definitiva, de funcionamiento tras tratamiento con ketamina, evidenciándose los beneficios de este tipo de intervenciones en las interacciones interpersonales (8); y mejoras en las evaluaciones del funcionamiento social y ocupacional (9).
Se observan reducción de la ideación suicida y de la gravedad de la síntomatología depresiva.El SSI muestra reducciones de casi cinco puntos respecto a la situación inicial. Esta reducción de la ideación suicida se objetiva desde las primeras horas tras la inyección hasta 2-6 semanas tras la inyección.
INTRODUCCIÓN: El sinhogarismo (entendiendo el hogar como un espacio de referencia, protección y vinculación que va más allá del mero alojamiento) es un problema de gran magnitud que afecta a miles de personas en todo el mundo. Se estima que a nivel mundial hay más de 100 millones de personas sin hogar, y más de 1.600 millones de personas carecen de una vivienda adecuada. En España, este problema afecta a alrededor de unas 40.000 personas. Son bien conocidos en la literatura los factores de riesgo y de protección del suicidio, lo que da lugar a la estimación de posibles grupos de alto riesgo según sus características, especialmente cuando se suman factores de riesgo, se reducen los protectores, y se presentan circunstancias vitales desfavorables. Dentro de estos colectivos de mayor vulnerabilidad a la conducta suicida se encuentran las personas sin hogar, lamentablemente poco visibilizadas en la sociedad y en la investigación.
OBJETIVO: Ampliar el conocimiento en la cuestión a través de una revisión bibliográfica sobre la misma.
MÉTODO: Revisión de la literatura científica internacional sobre la cuestión publicada en los últimos veinte años.
RESULTADO: La evidencia disponible apunta a una mayor vulnerabilidad de las personas sin hogar ante el suicidio, derivada la acumulación de factores de riesgo, como son su mayor precariedad de la salud física y mental y de la situación sociofamiliar y económica, y un peor acceso a los servicios sanitarios y sociales.
CONCLUSIONES: Los pocos estudios disponibles concluyen la mayor prevalencia de conducta suicida en las personas sin hogar respecto a la población general, lo que no se ha traducido en la elaboración de planes y programas específicos de atención y prevención. Se considera fundamental que se amplíe la investigación en este campo, lo que será de gran utilidad para sentar las bases de la elaboración de guías, planes y programas específicos, y para conocer la evidencia sobre los mismos.
Introducción
Magnitud del problema a nivel mundial:
– Hay 1 suicidio cada 40 segundos
– En 2019 se suicidaron 700.000 personas
– 1 de cada 100 muertes es por suicidio
Clasificación de las conductas suicidas:
– Conducta instrumental: hay evidencia, de forma implícita o explícita, de que el paciente no deseaba matarse, si no aparentar lo contrario para obtener un beneficio.
– Intento de suicidio: hay evidencia, de forma implícita o explícita de que el paciente intentaba en alguna medida quitarse la vida.
– Suicidio consumado: hay evidencia de que la lesión ha sido autoinflingida y de que existía la intención de provocarse la muerte.
Valoración del riesgo suicida
Ante una potencial conducta suicida hay que considerar:
1. Factores de riesgo y protectores
2. Presencia, grado y determinación de la ideación
3. Planificación
4. Accesibilidad a medios peligrosos, así como letalidad del acto e intención de morir
5. Motivo y grado de certidumbre de resultado fatal
Preguntar abiertamente, siendo conveniente entrevistar a familiares y allegados.
Mayores factores de riesgo:
– Sex (más intentos en mujeres, más suicidios consumados en varones)
– Age (bimodal: adolescentes y ancianos)
– Depression or Hopelessness
– Previous attempts
– Etanol and other drug use
– Rational thinking loss
– Social support lacking
– Organized plan
– No spouse (incluyendo soltero/a, separado/a y viudo/a)
– Sickness
Factores protectores:
– Presencia de niños en el domicilio (excepto en psicosis postparto y trastornos afectivos graves)
– Sentido de responsabilidad hacia la familia
– Embarazo
– Religiosidad
– Satisfacción con la propia vida
– Estrategias de afrontamiento adecuadas
– Red de apoyo social buena
– Relación terapéutica satisfactoria
Signos de alarma a corto plazo para el comportamiento suicida según la American Association of Suicidology:
– Enojo
– Irresponsabilidad
– Sentirse atrapado
– Incremento de consumo de sustancias
– Aislamiento social
– Ansiedad/agitación
– Insomnio o hipersomnia
– Cambios de estado de ánimo
– Falta de propósito para vivir
Ante un paciente que ha sobrevivido a un intento, explorar:
1. Peligrosidad del método
2. Conciencia de la enfermedad de la tentativa
3. Grado de planificación
4. Accesibilidad
5. Finalidad
6. Actitud ante el resultado
Manejo
Nicholas y Golden proponen:
– Hospitalización si:
o Intentos previos de alta letalidad
o Plan detallado
o Acceso a medios letales
o Pérdida reciente
o Aislamiento social
o Desesperanza
o Historia de conductas impulsivas y de alto riesgo
o Abuso de sustancias
o Trastorno mental sin tratamiento
– Tratamiento ambulatorio si:
o No intentos previos letales
o Ausencia de plan
o Familia colaboradora y/o buen soporte social
o No acceso a medio letales
En los últimos 20 años se han realizado un gran número de estudios e investigaciones empíricas sobre neuropsicología y su relación con la conducta suicida. Se han evidenciado como ciertos déficits cognitivos se han asociado tanto con el riesgo suicida como en la toma de decisiones, la impulsividad o la agresividad entre otros.
Un metaanálisis reciente confirmó una asociación significativa entre el comportamiento suicida y la toma de decisiones, con más opciones de riesgo en pacientes con antecedentes de conducta suicida en comparación con controles sanos. Por otro lado, estudios familiares, de gemelos y de adopción también sugieren que la vulnerabilidad a la conducta suicida es mediada genéticamente lo que hace que comprender los factores de la propensión familiar al suicidio a través de la valoración de los familiares biológicos en primer grado sea relevante para confirmar los mecanismos involucrados en la conducta suicida. Y Ding, en su estudio de 2017 identificó un patrón de diferencias de activación cerebral durante el proceso de toma de decisiones en comparación con el grupo control, apoyándose en estudios previos donde se apoya la heredabilidad de las habilidades para la toma de decisiones.
Otros estudios también confirmaron la heredabilidad de esta función cognitiva en primer grado familiares de pacientes alcohólicos y trastorno obsesivo-compulsivos.
Estudios actuales de neuroimagen muestran principalmente afectación de las cortezas prefrontal dorsomedial, dorsolateral y dorsolateral de la órbita, la circunvolución del cíngulo anterior y, en menor medida, la amígdala. Además, se sugieren alteraciones en las conexiones de la sustancia blanca. Uno de los últimos estudios de Jollant, F (2022) aporta datos relevantes sobre los biomarcadores neurales de la conducta suicida. Por otro lado, estudios de investigaciones actuales, amplían datos sobre las bases neurofuncionales de la conducta suicida, afirmando activación significativa en el giro poscentral, el cíngulo posterior y las cortezas parietales en familiares de primer grado de pacientes suicidas.
Con este estudio de la literatura más actual se pretende ampliar y actualizar datos sobre las alteraciones neurocognitivas de familiares de primer grado de pacientes suicidas.
El insomnio es el problema de sueño más frecuente. Se trata de un mal descanso asociado a repercusiones en el día a día, que puede estar relacionado con dificultades en la iniciación del sueño, en el mantenimiento, o en despertar precoz con dificultades para dormir de nuevo. Es de difícil evaluación objetiva, puesto que existen diferencias entre el sueño de cada individuo, la percepción y las expectativas. Asimismo, existen diferencias con lo referido subjetivamente y lo objetivado en una grabación polisomnográfica.
La presencia de insomnio varía en la población general entre 10-48%, pero cuando añadimos la repercusión en el día a día, como somnolencia, irritabilidad, ansiedad, depresión y otros, nos encontramos con valores entre el 9-15%. Se trata de una alteración más frecuente en mujeres que en varones y se incrementa con la edad de forma gradual. En adolescentes es el problema más frecuente en relación al sueño, con un porcentaje estimado variable, entre 4 y 39% (según los diferentes métodos de evaluación). La cronicidad de este en adolescentes es elevada. En cualquier caso, presenta una prevalencia significativa.
La existencia de asociaciones, entre el insomnio y alteraciones diversas, suponen un avance en relación a la posibilidad de evitar un factor con peso relevante en la evolución de un proceso no deseado. Es por ello que presentamos el objetivo de revisar la literatura actualizada sobre la relación existente entre insomnio y algunos trastornos, así como con la ideación y conducta suicida.
A nivel fisiológico con el insomnio se presenta una situación de “hiperarousal” como el factor principal en la etiología de este, con elevados niveles de actividad cognitiva (preocupaciones, rumiaciones, pensamientos intrusivos) y fisiológica (actividad cortical elevada, así como metabolismo alterado, inflamación, actividad del sistema nervioso simpático y de la presión arterial) lo que evita que se pueda conciliar el sueño o se tenga uno reparador durante la noche. En síntesis, las alteraciones psicofisiológicas asociadas al insomnio, que en la adolescencia implican sistemas clave necesarios para una homeostasis adaptativa y que se encuentran todavía madurando, podrían elaborar un caldo de cultivo para problemas físicos o mentales en el futuro. Peor calidad de vida, problemas interpersonales y somáticos, anorexia nerviosa, uso de sustancias, depresión y suicidio son algunas de las consecuencias relacionadas que puede tener el insomnio.
La adolescencia resulta un periodo primordial para el desarrollo psicológico de un individuo en el que se afianza la conciencia del yo y de la sexualidad, así como se desarrolla la personalidad y el sistema de valores. Este periodo de cambio a diferentes niveles resulta crucial para la correcta detección y abordaje de la ideación suicida ya que los datos de los últimos años hacen eco del aumento del riesgo de ideación suicida en este grupo poblacional dado que esta etapa de desarrollo personal posee vulnerabilidades particulares. En los últimos años, dado el aumento de prevalencia, el suicidio se torna un problema grave de salud pública. La Organización Mundial de la Salud alerta sobre ello y es clara con respecto a los datos arrojados en los últimos años donde se pone de manifiesto el aumento de suicidios en el año 1995 (con respecto a los 60 años previos) en un 50%, previendo que en el año 2020 habremos superado esta cifra aumentando otro 50%, rebasando así el millón y medio de muertes. Es por ello que encontrar programas eficaces de intervención y detección de conducta suicida en la adolescencia juega un papel importante no solo a nivel individual en el adolescente, sino que reportaría beneficios a nivel global disminuyendo cifras años de vida perdidos así como las repercusiones socio-familiares asociadas al fallecimiento prematuro de un individuo.
La OMS en su informe mundial publicado en el año 2014 «Prevención del suicidio: un imperativo global» apunta a la necesidad de prevención para lo cual se hace necesario estrategias integrales de prevención a nivel estatal, esto se avala por las cifras elevadas de fallecimientos por suicidio (más de 800 000 personas al año), así como que se posiciona como la tercera causa de fallecimientos en personas entre 15 y 19 años .
Durante la búsqueda bibliográfica se han encontrado una serie programas de intervención así como de artículos que abordan diferentes tipos de intervención y prevención en entornos escolares como pueden ser el “Euregenas (European Regions Enforcing Actions Against Suicide). Directrices de actuación para la Prevención, Intervención y Postvención del suicidio en el entorno escolar”, el “programa RADAR para la prevención del suicidio en adolescentes de la región de Aysén”, el “National Youth Suicide Prevention Strategy” (Australia) o el “Programa de Prevención del Suicidio desarrollado en Finlandia, entre otros.
Conclusión: Las intervenciones basadas Protocolos de prevención y detección de Conducta suicida en medio escolar, sobre todo los que combinan diferentes dimensiones y abordan además la psicoeducación en los adolescentes, han demostrado ser efectivas en la prevención y detección de la conducta suicida en este grupo poblacional. Tras la revisión queda expuesto que existen escasos programas de este tipo en nuestro medio y los existentes aún no están debidamente extendidos por el territorio nacional con lo que se torna insuficiente para la prevención de la conducta suicida en población adolescente.
INTRODUCCIÓN:
Los pacientes con esquizofrenia tienen una esperanza de vida inferior a la de la población general, con una diferencia de hasta 15-20 años. Siendo el suicidio la principal causa de muerte en estos pacientes. Este hecho nos plantea la posibilidad de llevar a cabo intervenciones encaminadas a disminuir este aumento de riesgo. El objetivo del presente estudio es valorar el papel de los fármacos antipsicóticos en la disminución del riesgo de suicidio, dada la controversia existente respecto a su posible efecto deletéreo en términos de esperanza de vida. Así mismo, se estudian las posibles diferencias reseñables en cuanto a posología y particularidades de las distintas presentaciones recientemente comercializadas.
MÉTODOS:
Se realiza una revisión de las últimas evidencias disponibles en cuanto a supervivencia en pacientes diagnosticados de esquizofrenia (F20) o trastorno esquizoafectivo (F23) en tratamiento con antipsicóticos, en comparación a pacientes diagnosticados que no se encuentran en tratamiento farmacológico. Se incluyen también un número elevado de pacientes con un primer episodio de la enfermedad, con objeto de controlar el sesgo de supervivencia.
RESULTADOS:
El riesgo de muerte ajustado fue un 56% inferior durante el uso de cualquier APs en comparación con la ausencia de uso. El riesgo de muerte ajustado más bajo fue el observado durante el uso de TLD-SG. Los aHR fueron favorables a los TLD en todas las comparaciones por pares. La mortalidad más baja fue la observada con paliperidona LD mensual (0,11, 0,03-0,43), seguida de aripiprazol oral (0,23, 0,15-0,34) y risperidona LD (0,31, 0,23-0,43).
Los pacientes en tratamiento con TLD tuvieron la tasa más alta de hospitalizaciones psiquiátricas previas, intentos de suicidio y abuso de sustancias, variables asociadas clásicamente con un mayor riesgo de muerte. Esto implica que los pacientes que reciben TLD podrían tener estilos de vida menos saludables en general. Este hecho sugiere que la superioridad de los TLD sobre los orales habría sido aún más robusta si estos factores de confusión se hubieran podido eliminar por completo.
CONCLUSIONES:
El tratamiento con antipsicóticos disminuye la mortalidad hasta un 50% en pacientes con esquizofrenia. La mortalidad más baja fue la observada con paliperidona LD mensual, seguida de aripiprazol oral y risperidona LD. El uso de estos fármacos constituye un pilar fundamental para la prevención del suicidio, una de las principales causas de muerte en este grupo de pacientes.
El suicidio constituye un problema de salud alrededor del mundo. La tasa anual de muertes por suicidio supera las 700.000 personas. Es la cuarta causa de muerte entre los adolescentes. El maltrato infantil es un factor de riesgo para el desarrollo de conductas suicidas a lo largo de la vida. Sin embargo, los mecanismos subyacentes de esta asociación son poco conocidos. Varios estudios han analizado los posibles mediadores de la relación entre el maltrato en la infancia y la conducta suicida. La impulsividad podría ser uno de ellos. Sin embargo, no existen revisiones previas sobre este tema. Por lo tanto, presentamos una revisión sistemática de la literatura que resume la evidencia sobre la impulsividad como mediador de la relación entre el maltrato infantil y la conducta suicida a lo largo de la vida. Esta revisión siguió las directrices de la declaración PRISMA (Preferred Reporting Items for Systematic reviews and Meta-Analyses). Se registró en la base de datos PROSPERO. Realizamos búsquedas en las bases de datos PubMed, PsycINFO, WebOfScience y EMBASE hasta febrero de 2021 para identificar los estudios que exploraran la asociación entre el maltrato infantil y el suicidio a través de la impulsividad. Catorce artículos cumplieron los criterios de inclusión. Siete de ellos se utilizaron posteriormente para un metaanálisis. Analizamos la calidad de los estudios utilizando las directrices de la declaración STROBE (Strengthening the Reporting of Observational Studies in Epidemiology). La impulsividad fue un mediador significativo de la relación entre el maltrato en la infancia y la conducta suicida en diez de los catorce estudios incluidos. Este resultado se confirmó mediante el metaanálisis de mediación (β = 0,06; IC del 95%: 0,03-0,10). Encontramos resultados significativos en adolescentes, pacientes con trastornos afectivos y población sana. Estudios previos sugieren que el maltrato infantil impide el correcto desarrollo cognitivo, afectivo y neurobiológico de los individuos. Esto puede conducir a un aumento de la impulsividad, que a su vez podría estar relacionado con un mayor riesgo de conducta suicida. Esta revisión y metaanálisis amplían el conocimiento sobre los factores de riesgo de la conducta suicida y permiten el desarrollo de estrategias de prevención. No solo es importante prevenir el maltrato sino también actuar sobre sus consecuencias para reducir el riesgo de suicidio. Futuras investigaciones deberían de analizar los subtipos de maltrato infantil para establecer relaciones más específicas. También es necesario un mayor consenso sobre las definiciones de la conducta suicida, la impulsividad y el maltrato infantil para mejorar la comprensión y la generalización de los resultados.
INTRODUCCIÓN Y DESCRIPCIÓN DEL CASO
Las discinesias son un rango amplio de movimientos anormales involuntarios que incluyen: corea, atetosis, distonía y balismo. Las que están inducidas por neurolépticos se dividen en: agudas y síndromes tardíos. Estos últimos son movimientos anormales persistentes, ocasionalmente irreversibles que aparecen durante el uso prolongado de neurolépticos. La forma más frecuente es la discinesia tardía, pero también aparecen distonías (contracciones musculares que causan torceduras, movimientos repetitivos involuntarios y posturas anormales). Según la región del cuerpo afectada tendremos: focal, segmentaria, multifocal, hemidistonía y generalizada.
Presentamos el caso de un varón de 21 años en seguimiento en Salud Mental desde 2013 con diagnóstico de esquizofrenia y en tratamiento neuroléptico desde los 13 años. Hace dos años comenzó a presentar discinesia orolingual y marcha en estepaje que fue atribuido al tratamiento, se redujo la medicación y no se encontró mejoría clínica viendo empeorando progresivo hasta la actualidad.
EXPLORACIÓN Y PRUEBAS COMPLEMENTARIAS
Al inicio de la enfermedad destacaban alucinaciones auditivas, delirio sistematizado de control, eco del pensamiento y alucinaciones visuales. En algunos momentos también rigidez ocular que remitía al reducir tratamiento.
Durante el resto de años estuvo estabilizado psicopatológicamente y unos meses después del inicio de seguimiento en nuestro equipo, hace dos años, se apreciaba dislalia leve y dificultad para caminar en pierna izquierda, que fueron empeorando en los meses posteriores a pesar de los reajustes farmacológicos.
Se realizó Resonancia Magnética Transcraneal en la que no se apreció alteración patológica. También en seguimiento por Rehabilitación, Logopedia y Neurología, que descartaron a priori una base orgánica en la clínica que presenta.
DIAGNÓSTICO DIFERENCIAL Y TRATAMIENTO
El paciente inició tratamiento con risperidona, para posteriormente sustituirse por aripiprazol. Dado que la sintomatología positiva no remitía se añadió paliperidona. Sólo con esta combinación se consiguió remisión de la clínica y se redujo por aparición de extrapiramidalismos pasando a monoterapia con paliperidona depot.
En los últimos meses se introdujo lurasidona y se suspendió el depot, persistiendo la dificultad para marcha y habla. Además, se apreciaba blefarospasmo en ojo izquierdo; también dismetría, disdiacocinesia y pérdida de fuerza en miembro superior izquierdo. No apreciaban ninguna afectación de hemicuerpo derecho.
Se barajaron diagnósticos de: afectación neurológica por intoxicación por benzodiacepinas, enfermedad neurodegenerativa y alteración cerebral con afectación de hemicuerpo izquierdo. Finalmente se determinó diagnóstico de hemidistonía secundaria a fármacos. La hemidistonía es un tipo de distonía que afecta al brazo y la pierna del mismo lado del cuerpo.
No se ha encontrado mejoría con relajantes musculares ni con ningún fármaco utilizado y se ha planteado la toxina botulínica local y estimulación cerebral profunda.
DISCUSIÓN Y CONCLUSIONES
Los efectos adversos de los neurolépticos se pueden expresar con una gran variedad de manifestaciones clínicas, incluso después de suspender el tratamiento y presentando difícil reversibilidad.
En conclusión, es importante estar atentos ante la aparición de cualquier tipo de trastorno del movimiento, la prevención mediante monitorización de síntomas cada 6-12 meses y valorar el riesgo-beneficio de antipsicóticos en pacientes con alta predisposición y factores de riesgo para presentar extrapiramidalismos.
INTRODUCCIÓN Y DESCRIPCIÓN DEL CASO
Debemos tener en cuenta en el manejo terapéutico de primeros episodios psicóticos la aparición de nuevos fármacos que pueden ser de utilidad en el control del cuadro.
Presentamos el caso de un hombre de 23 años que acudió derivado desde Urgencias a programa de Primeros Episodios Psicóticos (PEP) con diagnóstico de Episodio psicótico agudo tipo esquizofreniforme un año previo a nuestro seguimiento. Dos años antes había consultado en consultas externas por clínica depresiva y aislamiento social. Tras ello inició seguimiento en PEP durante unos meses e ingresó en Comunidad Terapéutica para un seguimiento más estrecho. A nivel farmacológico se inició Aripiprazol 5 mg/día en Urgencias.
EXPLORACIÓN Y PRUEBAS COMPLEMENTARIAS
En Urgencias destacaba taquipsiquia, bloqueos del lenguaje, asociaciones laxas del pensamiento, autorreferencialidad e ideación delirante de perjuicio. También se recogió marcada ansiedad psicofísica y pensamientos autolíticos parcialmente estructurados.
En las consultas de PEP se observó angustia elevada que impresionaba de psicótica. También impresionaba de humor delirante con marcada autorreferencialidad y alucinaciones auditivas (ruidos y voces) que impedían descansar correctamente. El mismo paciente describía aplanamiento afectivo y fenómenos de difusión del pensamiento de los que no realizaba crítica.
Al inicio de su ingreso notábamos un importante bloqueo del pensamiento y mantenía angustia psicótica.
Se pasó escala PANSS al inicio del seguimiento y en el momento actual con resultados: PANSS-P (positiva) 24 puntos al inicio y 7 ahora; PANSS_N (negativa) 27 puntos al inicio y 7 ahora; PANSS- PG (psicopatología general) 45 puntos al inicio y ahora 16.
DIAGNÓSTICO DIFERENCIAL Y TRATAMIENTO
A lo largo del seguimiento en PEP durante más de 6 meses se planteó el cambio a diagnóstico de Esquizofrenia y se aumentó dosis de Aripiprazol hasta 30 mg /día, notándose mucho bloqueo de pensamiento y aislamiento.
Tras unas semanas de ingreso se añadió Lurasidona 37,5 mg y se observó mejoría en el insomnio al inicio. Progresivamente se fue disminuyendo dosis de Aripiprazol hasta suspenderlo y aumentando la dosis de Lurasidona siendo las alteraciones sensoperceptivas menores, también el bloqueo fue desapareciendo.
Al alcanzar dosis de 111,5 mg se apreció una mejoría clínica muy significativa: participaba activamente en grupos, verbalizaba mejoría subjetiva y sensación de bienestar, valoraba positivamente la introducción del nuevo fármaco, remitió insomnio y clínica afectiva, además, realizaba crítica de la ideación delirante y comenzaba a tener conciencia de enfermedad.
Actualmente 3 meses después de iniciar el ingreso ha remitido por completo la sintomatología positiva y negativa, han mejorado los síntomas afectivos y el funcionamiento social y tiene adecuada conciencia de enfermedad. El diagnóstico actual pasa a ser Esquizofrenia con remisión completa.
DISCUSIÓN Y CONCLUSIONES
La importancia de probar varias alternativas terapéuticas en monoterapia antes de considerar otras opciones radica en la posibilidad de conseguir remisiones con una menor exposición a neurolépticos.
En conclusión, el impacto de la enfermedad en la vida de estos pacientes debe ser un motor que nos impulse a arriesgar en el ensayo con nuevos fármacos a pesar de que tengamos poca experiencia en su manejo.
El suicidio es una de las principales causas de muerte a nivel global en la población joven.
Como factores de riesgo principales caben destacar los intentos previos, las alteraciones del estado del ánimo o el uso de sustancias. Sin embargo, también se debe de tener en cuenta la historia familar suicidio, ya que se ha evidenciado que se asocia con la presencia de pensamientos y conductas autolíticas en la descendencia, sobre todo en casos de suicidio en la madre. Esto se puede explicar por diversas causas, como transmisión genética del riesgo, exposición a psicopatología de los progenitores en edades tempranas, o una interacción entre ambas. Estudios demuestran la tendencia a la agrupación familiar de estas conductas autolíticas, con independencia de otra psicopatología presente, lo que puede respaldar la existencia de una susceptibilidad genética, si bien, también debe de tenerse en cuenta el funcionamiento familiar, resaltando la capacidad de esta para el manejo del estrés, así como su función en el asentamiento de las bases para obtener una correcta salud mental y física
Mujer de 28 años que acude a urgencias presentando pensamientos pasivos de muerte y empeoramiento de sintomatología ansioso depresiva por la que había iniciado seguimiento por Salud Mental un par de meses antes de la consulta. En el momento de la entrevista, la paciente sigue tratamiento con venlafaxina 50mg, un comprimido al día, y alprazolam 0’5mg, un comprimido cada ocho horas.
Siendo la razón de la consulta pensamientos pasivos de muerte en contexto de una ruptura sentimental conflictiva y el aniversario del año de la muerte de su madre. La paciente indica aumento de consumo de benzodiazepinas junto con alcohol como manera de manejo del malestar presentado.
La paciente no cuenta con antecedentes de intentos autolíticos, ni de seguimiento previo en salud mental, si bien el padre había fallecido diez años atrás por un suicidio consumado.
De acuerdo con la paciente se reajusta la medicación, aumentando la dosis de venlafaxina y de alprazolam, para un mejor control de la sintomatología y se indica supervisión por familiares, así como se indica abstinencia de alcohol y se adelanta la próxima cita en unidad de referencia para un seguimiento más estrecho.
Así pues, se debe de tener en cuenta la historia familiar de sucidio, sobre todo en casos en los que la madre es la que presenta estas conductas o ha fallecido por un suicidio consumado, ya que se ha visto un incremento del riesgo en la presencia de conductas autolíticas en la descendencia. Se evidencia también que estas conductas se presentarán con mayor planificación que en casos de ausencia de este factor de riesgo.
Introducción y descripción del caso
Los pacientes con trastorno limite de la personalidad se sitúan en la frontera entre la neurosis y la psicosis. Estos pacientes suelen encontrarse casi siempre en estado de crisis, presentan cambios de humor frecuente y en ocasiones presentan episodios psicóticos de corta duración. Así mismo la naturaleza dolorosa de sus vidas queda reflejada en las repetidas conductas autodestructivas, no en vano en estos pacientes existe una tasa de suicidio de hasta un 10%.
Así mismo la dismorfofobia se describe como preocupación por uno o mas defectos o imperfecciones percibidas en la apariencia o aspecto físico que no lo son para otras personas, así como presentar comportamientos o actos mentales excesivos y repetitivos en respuesta a la preocupación por la apariencia física. Estas ideas producen malestar y deterioro clínicamente significativos y oscilan entre lo sobrevalorado y el rango deliroide.
Paciente mujer de 28 años, con antecedente de trastorno de la conducta alimentaria sin seguimiento reglado por parte de USMC, presento ingreso previo secundario a ruptura relacional. Es vista en consulta ambulatoria con sintomatología reactiva a corporalidad de tipo dismorfico, así como resonancia afectiva elaborada de forma deliroide esto asimismo ha producido exacerbación de conductas restrictivas y aumento de aislamiento.
Exploración y pruebas complementarias
A la exploración de paciente consciente, orientada en tiempo y espacio. Animo hipotimico, se objetiva labilidad en consulta así como ansiedad. Ideas de tipo deliroide en relación con autopercepción de tipo dismorfica asi como autoreferencialidad secundaria que han acentuado aislamiento. Discurso en relación con malestar psicológico secundario a preocupaciones corporales y resonancia que producen. Ideas autoliticas parcialmente estructuradas inclusive realizando carta de despedida
Tratamiento
Se decidió realizar ingreso con la intención de contener ideación autolitica en paciente, así como realizar reajuste farmacológico introduciendo antipsicótico a dosis bajas, mejorando clínica.
Conclusiones
En los pacientes con TLP existe un alto riesgo de conductas autodestructivas, las cuales no siempre se realizan con finalidad autolitica, así mismo existe un alto riesgo de suicidio en pacientes con ideas dismorfofobicas, esta conjunción produce un caso de difícil abordaje para el clínico.
Así mismo poner de manifiesto que si bien en muchas ocasiones los ingresos podrían producir el refuerzo de ganancias secundarias o disminuir la capacidad de autogestión de las crisis se recomienda el ingreso en casos de : riesgos inminente de daño a terceros, perdida de control de impulsos suicidad, gesto autolítico grave y síntomas psicóticos transitorios.
INTRODUCCIÓN: La diabetes mellitus tipo 1 (DM1) es una enfermedad metabólica crónica caracterizada por la destrucción de la células beta del páncreas, en general, llevando una dependencia absoluta a la insulina. Más del 50% de los enfermos afectados con DM1 son diagnosticados en los primeros años de vida. En la mayoría de los países de occidente, la DM1 constituye más del 90% de los casos diagnosticados en la infancia y adolescencia. Ha sido ampliamente estudiado, que los individuos con DM1 tienen un mayor riesgo de depresión que la población general.
MÉTODOS: Se realiza revisión bibliográfica de la literatura más reciente disponible en cuanto a la diabetes mellitus tipo 1 en niños y adolescentes, los factores psicosociales asociados y el riesgo de suicidio en este grupo de población.
CASO CLÍNICO: Se describe el caso de una adolescente de 15 años cuyo debut diabético fue a los 4 años. Es la quinta de 9 hermanos y actualmente vive con su madre y hermanos ya que sus progenitores están separados desde hace un año. Tiene una larga historia de mal control glucémico, hemoglobina glicosilada (HbA1c) elevada en diferentes analíticas y varios ingresos por cetoacidosis diabética.
A nivel familiar, la diabetes mellitus de la paciente ha sido causa de desbordamiento de los progenitores debido al manejo complicado, lo que ha generado importantes dificultades a la hora de recibir el apoyo tan necesario en estos pacientes por parte de la familia, principalmente en los primeros años de la enfermedad.
Así mismo, esta paciente no ha adquirido unas herramientas adecuadas para el manejo de su enfermedad con los consiguientes riesgos que esto conlleva con el paso a la adolescencia y la búsqueda de autonomía.
La paciente contacta por primera vez con un profesional de la Salud Mental a la edad de 13 años, por presentar sintomatología depresiva cuya progresión es rápida y de elevada gravedad. En este contexto, realiza dos intentos autolíticos de alta letalidad, ambos a través de sobredosificación de insulina y separados 4 meses en el tiempo; el segundo intento se produce al mes de se dada de alta de una Unidad de Hospitalización Psiquiátrica de Adolescentes, donde permaneció ingresada 3 meses.
Cuenta con otro ingreso previo de 4 meses en el que fue diagnosticada de episodio depresivo grave con síntomas psicóticos. La paciente verbaliza ideación autolítica desde hace aproximadamente dos años, con reagudización de la misma en los meses previos al primer ingreso.
CONCLUSIONES: Existen numerosas publicaciones científicas en las que se identifica la DM1 como una claro factor de riesgo tanto en conductas autolesivas como en suicidio en adolescentes. La asociación entre esta enfermedad metabólica y los problemas de salud mental como ansiedad y depresión principalmente también ha sido ampliamente estudiada.
La Asociación Americana de Diabetes recomienda la detección de comorbilidades psicológicas, incluida la depresión, como parte de la atención clínica rutinaria de las personas con diabetes.
Se hace necesario la implementación de un cribado rutinario y sistemático de la depresión en adolescentes con DM1 y que pueda aplicarse de forma fiable con el objetivo de detectar estos trastornos en estadíos más iniciales.
Introducción: Es bien sabida la relación existente entre el suicidio y los Tr. Mentales, la Organización Mundial de la Salud (OMS) estimó que la tasa de suicidios de 2016 fue 10,6 suicidios por cada 100.000 personas. Hay muchos estudios que demuestran que los factores individuales, y en particular los trastornos psiquiátricos, son los que tienen el efecto más fuerte sobre las tasas de suicidio, siendo los trastornos del estado de ánimo y los trastornos por consumo de sustancias los mayores protagonistas.
Presentamos a continuación el caso de una mujer de mediana edad con diagnóstico de trastorno depresivo según DSMV y CIE10 e ideación autolítica persistente. Tras varias intervenciones psicoterapéuticas y cambios en la medicación se optó por iniciar tratamiento con terapia electroconvulsiva (TEC), con consentimiento de la paciente.
Descripción del caso: Mujer de 54 años con antecedentes personales de HTA, dislipemia y obesidad. Antecedentes familiares en primer grado de Tr afectivo (Tr Depresivo y Tr Afectivo Bipolar). En seguimiento por Unidad de Salud Mental Comunitaria desde hace 5 años, por Tr depresivo recurrente, siendo atendida por primera vez tras IMV en contexto de consumo de alcohol. Convive con su marido e hijos, sin desempeño laboral.
Ha realizado diferentes tratamientos con antidepresivos y ansiolíticos, sin llegar a alcanzar una remisión de la ideación suicida. Actualmente esta en tratamiento con: Venlafaxina 225mg/día + Mirtazapina 30mg/día + Lorazepam 5mg/8h + quetiapina 300mg/día. Anteriormente se habían probado otras estrategias farmacológicas como el carbonato de litio y el ácido valproico que fueron ineficaces.
La paciente sufre una evolución tórpida, presentando gestos suicidas prácticamente a diario. Clínicamente además presentaba tristeza de predominio matutino, acompañada de anhedonia, apatía, aumento de ansiedad basal e insomnio mixto. Dado el riesgo autolítico elevado se propuso ingreso para tratamiento con Terapia electroconvulsiva que la paciente y su familia aceptaron.
Durante la hospitalización se hicieron un total de 8 sesiones (administración bilateral, con dosis inicial de 30% de energía y una final de 70%) que fueron realizadas sin complicaciones.
Desde que fuera dada de alta, la paciente no ha vuelto presentar ideas suicidas, objetivándose una clara mejoría de la clínica afectiva, con reducción de la ansiedad y mejora del sueño. Como efectos adversos, la paciente refirió perdidas mnésicas leves, que fue paulatinamente recuperando.
Discusión: La terapia electroconvulsiva (TEC) ha demostrado ser un procedimiento seguro y eficaz para el tratamiento de pacientes con comportamiento suicida y/o alto riesgo de suicidio. Pese a ello su uso es muy limitado, quedando relegado su uso para pacientes más graves y que no han respondido a otras intervenciones.
Mediante la exposición de este caso se pretende visibilizar la utilidad del TEC para el tratamiento de cuadro depresivo con conducta suicida, antes de clasificar el cuadro como depresión resistente. De esta forma se evitaría prolongar el cuadro y que puedan aparecer resistencias farmacológicas, lo cual implicaría una menor respuesta del TEC. Resultaría por tanto interesante plantear al paciente esta posibilidad de tratamiento como una opción más dentro del arsenal de recursos terapéuticos de los que contamos.
Bibliografía:
1. Fazel S, Runeson B. Suicide. N Engl J Med. 2020 Jan 16;382(3):266-274
2. Sociedad Española de Psiquiatría Biológica. Consenso español sobre la terapia electroconvulsiva. Madrid; 2018.
Varón de 17 años que acude a urgencias trasladado por los servicios de emergencias tras intento autolitico.
Es natural de Bolivia. Se trasladó a Buenos Aires hace 7 años, donde ha residido hasta finales de 2021, cuando se mudó a España, viviendo en Sevilla desde entonces. Realiza estudios relacionados con la informática de forma virtual.
A su llegada a urgencias presenta múltiples cortes en ambos brazos, alguno de ellos profundos. Una vez atendido a nivel somático y fuera de riesgo orgánico, entrevistamos al paciente. Desde el comienzo de la entrevista se muestra poco colaborador. Nos comenta con importante distanciamiento afectivo que ha intentado matarse porque «no me dejan en paz». Durante la exploración psicopatologica, no encontramos ningún síntoma ni signo relacionado con posible intoxicación o abstinencia a tóxicos, a nivel sensoperceptivo objetivamos alucinaciones auditivas comentadoras de actividad. Ideas delirantes secundarias, de contenido persecutorio, asi como fenómenos de robo del pensamiento desde hace aproximadamente 3 meses. A nivel afectivo se encuentra aplanado. Aislado en domicilio desde dos meses. Disminución de la ingesta secundaria a contenido delirante, con perdida ponderal de 6 kilogramos en 3 meses. Insomnio global.
En la valoración de urgencias no realiza critica de lo ocurrido y refiere que lo realizó con intencionalidad autolitica, manteniendo riesgo en la actualidad. Tiene escaso soporte sociofamiliar.
Dado el riesgo autolitico y la psicopatologia descrita, se procedió a ingreso hospitalario involuntario.
Adolescente mujer de 13 años de edad, sin antecedentes en psiquiatría, es derivada por primera vez a salud mental, tras haber descubierto autolesiones en ambos brazos y piernas. Nacida en Ecuador, padres separados hace 4 años, trasladándose con su madre a España hace 3 años, escasa relación con el padre. Es la quinta de una fratria de cinco hermanos. Actualmente vive con su madre y uno de sus hermanos. Cursa primero de educación secundaria con dificultades para la adaptación al nuevo colegio y bajos resultados académicos. Niega antecedentes familiares en salud mental.
En la primera consulta primero se entrevisto a la joven, incorporándose posteriormente la madre a la entrevista. La adolescente refirió haber visto este tipo de prácticas por Internet y sin saber muy bien explicar el motivo, empezó a realizarse cortes sin intencionalidad suicida. Refiere que le relajan estas conductas, aunque en ocasiones se las realiza sin tener excesiva ansiedad, provocándole un estado placentero la autolesión. Describe inestabilidad emocional, sin clínica afectiva mayor. Dificultad para relacionarse con iguales sintiéndose rechazada por sus compañeros debido a sus rasgos fenotípicos diferentes. Niega consumo de drogas. Cuenta buena convivencia en el domicilio familiar, describiendo a su madre como exigente y dominante. Echa de menos a sus hermanos, no a su padre ya que siempre ha estado ausente por trabajo y vida social, comentando que bebía alcohol en exceso. La madre refiere haber realizado las labores de crianza en solitario, ya que su marido pasaba poco tiempo en domicilio. Reconoce haber sido excesivamente protectora con su hija pequeña.
Se realizó un abordaje multidisciplinar en una unidad de salud mental infantojuvenil, para resolver y evitar cronificación de problemas individuales e interpersonales. Se trabajo la desregulación emocional e interpersonal y abordaje de las conductas desadaptativas como las autolesiones para evitar cronificación. La evolución fue satisfactoria, mejorando la inestabilidad emocional, el rendimiento académico y la relación con iguales. Han disminuido las conductas autolesivas, aunque ocasionalmente presenta pensamientos intrusivos sobre estas conductas, realizándose algún corte esporádico.
Conclusiones:
La prevalencia de conductas autolesivas no suicidas es elevada entre adolescentes, con tasas entre 15 y 20%. No hay diferencia significativa en cuanto al género si respecto al método utilizado, las mujeres usan más los cortes y los hombres golpearse o quemarse. Los adolescentes con rasgos de inestabilidad emocional informan que se autolesionan para aliviar el dolor intrapsíquico, regulado por el sistema opioide endógeno. Hay estudios que avalan la teoría de desregulación de los opioides que subyace en pacientes con inestabilidad emocional. Las beta-endorfinas son las encargadas de aliviar el dolor en situaciones de estrés para ayudar al individuo a sobrevivir. Curiosamente, las personas con trastorno de inestabilidad emocional (TLP) muestran un mayor umbral del dolor después de los estresores dolorosos agudos, mientras que muestran una menor tolerancia al dolor crónico. El bajo nivel basal de opioides endógenos en el TLP podría explicar su sensación de vacío y disforia crónica, y la regulación positiva compensatoria de los mureceptores podría reflejarse en los efectos gratificantes de las conductas autolesivas.
Varón de 51 años atendido en nuestro Servicio de Urgencias Hospitalarias tras pérdida de seguimiento y tratamiento a raíz de pandemia sanitaria por COVID-19. En la misma, hace referencia a trama delirante-alucinatoria de transformación corporal, en la cual está desarrollando una serie de habilidades tanto a nivel corporal (rejuvenecimiento, aumento de fuerza y velocidad, aumento de tamaño, …) como mental (ampliación de conocimientos teóricos previos, aprendizaje de nuevas disciplinas que no dominaba previamente, descubrimiento de tramas conspiracionistas a nivel mundial,…), todo ello guiado por “una voz”, de nombre “Nicky”. Asociaba de base ideación delirante de persecución y vigilancia por servicios de inteligencia tanto nacionales como internacionales, que en otros momentos vitales había desencadenado fugas repentinas del domicilio por repercusión afectiva y conductual graves.
Del mismo modo, se objetivaba ánimo exaltado, con aceleración de pensamiento y discurso, presión al habla e insomnio global progresivamente de evolución en los últimos 4 meses.
Previamente a este episodio, el paciente había estado en seguimiento a nivel comunitario con orientación diagnóstica de “Trastorno Esquizoafectivo”, aunque se recogía en su evolución una mínima conciencia de enfermedad con dificultades asociadas para la correcta cumplimentación del tratamiento psicofarmacológico. Sin consumo de tóxicos, soporte sociofamiliar adecuado a excepción del último periodo, al encontrarse en claudicación y el paciente haber incluido en trama de contenidos paranoides a su entorno.
En el episodio descrito, presentaba nula conciencia de enfermedad, abandono del tratamiento pautado previamente, al igual que conductas de riesgo secundariamente al cuadro clínico, con conductas desorganizadas de deambulación por zonas conflictivas, intentos de “salvar lugares que podía ver que estaban malditos…se habían hecho cosas malas y podía percibirlo…tenía que conseguir limpiar las zonas que encontraba” y pernoctaciones en vía pública.
Fue precisa su hospitalización durante un periodo de dos meses para la estabilización psicopatológica paulatinamente, lográndose a través de pauta con inyectable de liberación prolongada y toma de tratamiento oral con clozapina.
Se derivó a recurso terciario de rehabilitación y soporte, alcanzándose a día de hoy la estabilidad psicopatológica mantenida, correcta adherencia a la pauta psicofarmacológica con la mínima dosis eficaz, mejoría en la conciencia de enfermedad y recuperación progresiva de relaciones con entorno sociofamiliar.
Ha sido posible elaborar tanto con paciente como familiares la última descompensación psicopatológica descrita, remitiendo la presión del cuadro clínico y pudiendo retomar funcionalidad previa gracias a un abordaje multidisciplinar planteado en el periodo de seguimiento actual.
Motivo de consulta: varón de 41 años derivado a psiquiatría como código suicida por ánimo deprimido, labilidad emocional, insomnio e ideas autolíticas no planificadas ni estructuradas, de las que realiza crítica.
Antecedentes personales: natural de Venezuela, vive en España desde hace 30 años. Pareja (Antonio) desde hace 20 años, con la que tiene una hija de 17 años. Un intento autolítico que precisó ingreso hace 20 años. Tío y abuelo maternos con diagnóstico de esquizofrenia. Suicidio de un hermano.
Enfermedad y tratamiento actual: en consulta se observan los síntomas ya descritos, además de ideas sobrevaloradas de autorreferencia y perjuicio. Acude con tratamiento con vortioxetina 10mg 1c/24h y clorazepato dipotásico 5mg 2c/24h; se incrementa dosis de vortioxetina a 15mg y se introduce olanzapina 5 mg.
Evolución: se realiza seguimiento estrecho del paciente, que expresa mejoría clínica en las siguientes consultas; ceden ideas de muerte aunque persiste miedo inespecífico al salir a la calle, episodios de desrealización e insomnio de características mixtas. Ha tenido que aumentar la frecuencia de toma de olanzapina a 1c cada 8h “es lo único que bloquea los pensamientos”. Ajustamos dosis de vortioxetina a 20mg para completar mejoría y se introduce mirtazapina 15mg para control de insomnio, con buena respuesta. El paciente abandona seguimiento.
Acude a Urgencias de nuevo 6 meses más tarde por ideación autolítica. Prueba diferentes alturas desde el Castillo de Santa Bárbara con intención de precipitarse. A la exploración: labilidad emocional, angustia somatopsíquica marcada. Ideas de autorreferencialidad, vigilancia y perjuicio. Dudosas pseudoalucinaciones auditivas en forma de voz de hombre “me insulta, creo que es mi voz” que impresionan de pensamientos intrusivos egodistónicos. Gesto parasuicida del que no realiza crítica adecuada y persistencia de ideas autolíticas.
Se procede a ingreso de contención. El día siguiente, solicita alta voluntaria con supervisión domiciliaria por su pareja, mostrando arrepentimiento y vergüenza por lo ocurrido. Se insiste en solicitar cita preferente en USM.
Es derivado de nuevo por su MAP cinco meses más tarde. Relata relación de dependencia y episodios de malos tratos de larga data por parte de su pareja. Ha decidido interponer una denuncia a pesar de las amenazas diarias de su expareja. Refiere mejoría clínica “me dijo que lo mejor que podía hacer era quitarme la vida, esas palabras me han dado fuerza para seguir adelante”. Se reinstaura tratamiento previo en consulta.
En la siguiente consulta, relata dificultades al no ver a su expareja y a su hija. Se bloquea cuando se lo encuentra en el Juzgado o por la calle. Se siente abandonado por los Servicios Públicos: ha solicitado ayuda psicológica en los teléfonos de ayuda al maltrato, pero no le pueden atender porque no es mujer. Aparición de ideas puntuales de muerte en momentos de desbordamiento emocional. Ofrecemos ingreso de contención, que el paciente rechaza prefiriendo contención ambulatoria (está viviendo con unas amigas). Ajustamos tratamiento incorporando Agomelatina 25mg e insistimos en estrategias de afrontamiento ante la aparición de ideas autolíticas.
Conclusión: la aparición de ideas autolíticas en relaciones de maltrato es frecuente, por lo que es necesario la implementación de medidas preventivas en Atención Primaria y Salud Mental, así como búsqueda de recursos en violencia intragénero.
Introducción:
El suicidio entre los ancianos constituye una significativa causa de muerte, por lo que es necesario conocer los principales factores de riesgo de la conducta suicida en la vejez. Padecer una enfermedad física que requiera largos ingresos hospitalarios o tratamientos prolongados es uno de los principales factores de riesgo. También el padecer una enfermedad mental o tener una situación psicosocial desfavorable (soledad, pérdida de autonomía y de proyectos vitales…). Por lo general, los ancianos utilizan métodos de fácil disponibilidad que conllevan gran letalidad como el ahorcamiento, el disparo por armas de fuego, la precipitación o la ingestión de caústicos.
Descripción del caso:
Varón de 75 años, que acude a servicio de urgencias tras haber realizado intento de autolisis en su domicilio, cortándose el extremo distal del catéter central de diálisis, con el objetivo de provocarse una hemorragia aguda que acabara con su vida.
No tenía antecedentes de conductas suicidas previas, ni seguimiento ni tratamiento por Salud Mental, tan solo benzodiacepinas para favorecer el sueño prescritas desde atención primaria.
El paciente padecía una enfermedad renal crónica en tratamiento con diálisis desde hacía 6 años.
En las dos semanas anteriores al acto suicida, el paciente manifestaba una ciatalgia de gran intensidad, con impotencia funcional y limitaciones físicas importantes, por lo que acudió hasta en tres ocasiones a diferentes recursos sanitarios.
Durante la entrevista en el servicio de urgencias, el paciente refiere que, como causa del intenso dolor y la escasa mejoría experimentada con los analgésicos pautados, planificó acabar con su vida cortando el extremo distal del catéter central de diálisis, con el objetivo de provocarse una hemorragia aguda. Lo realizó sin previsión de rescate, aprovechando que sus familiares no se encontraban en el domicilio. El intento resultó fallido al coagularse la sangre dentro del catéter y provocar un taponamiento de este. Aún así, el paciente requirió ingreso en área de observación y transfusiones de concentrados de hematíes para asegurar su estabilidad hemodinámica.
En la exploración psicopatológica se evidenciaba altos niveles de angustia y sentimientos de minusvalía e incapacidad, todo ello reactivo a la patología álgica que sufría y que le repercutía a nivel funcional.
Discusión y conclusiones:
Es de gran importancia conocer las particularidades de la comunicación suicida en la vejez, ya que posee características distintivas de las observadas en otras fases del ciclo vital. En numerosas ocasiones estos actos ocurren en aparente ausencia de enfermedad mental, por lo que es imprescindible realizar una adecuada evaluación y exploración con el objetivo de detectar posibles cuadros depresivos no tratados.
1. Introducción: A través de un caso clínico se describe la disociación traumática como experiencia que desafía el sentido de unicidad del sí mismo. Se trata de una chica de 33 años que sufrió dos episodios traumáticos cuando contaba con la edad de 11 años, desde ahí comienza con crisis disociativas y conversivas de características complejas, desdoblamiento del yo , representando en ellas conductas e ideas infantiles y manifestaciones autolíticas de forma recurrentes.
2. Material y Métodos: Seguimiento estrecho por la paciente a nivel de psicoterapia individual, familiar desde al menos 2 años de tratamiento.
3. Resultados:A pesar del seguimiento intensivo de la paciente la evolución no ha sido favorable , persisten las crisis disociativas y episodios conversivos dónde se le paraliza el hemicuerpo izquierdo, reviviencias del suceso traumático, mostrándose con actitud y conductas infantiles y regresivas, la clínica persiste con fluctuaciones con múltiples atenciones de urgencias con crisis disociativas, pueril y regresiva , con trastornos de conducta, en las que se autoagrede y síntomas de desrealización .
4. Discusión: En cada una de las fases disociativas aparecen síntomas marcadamente diferentes. En la fase intensiva la persona se ve inundada por fragmentos no integrados de recuerdos traumáticos que reaparecen espontáneamente y en la fase insensible, estos mismos fragmentos son mantenidos a raya, pero la persona se siente entumecida y despegada , como si viviera “ en la superficie de la conciencia “. Los sintomas disociativos de cada una de estas fases se complican adicionalmente por el hecho de ser tanto psicológicos o psicomorfos como sensoriomotrices o somatomorfos. La traumatización implica en esencia un cierto grado de disociación de los sistemas psicobiológicos. Una o más de las partes disociadas de la personalidad del sujeto evita recuerdos traumáticos y desempeñan funciones de la vida diaria mientras que una o más partes quedan fijadas a las experiencias traumáticas y a las acciones defensivas. Esta alternancia y coexistencia entre reexperimentación del trauma y evitación del mismo sería características del TEPT.
5. Conclusiones: El trauma por sí sólo no es un factor suficiente para explicar por qué un individuo acaba desarrollando un trastorno disociativo. Uno de los principales factores de esa resiliencia es el haber tenido al menos una figura de apego seguro. A lo largo del seguimiento se ha podido ir trabajando con la paciente las consecuencias y experiencias vividas por el abuso sexual . En ese sentido, se evidencia tendencia a reacciones disociativas, incluida cambio de identidad patológico como mecanismo de defensa sintomático en la paciente -que llega a presentar alteración del juicio de la realidad -, así como la merma en las oportunidades académicas y laborales que la clínica dio lugar. Aún así hay que seguir trabajando para una disminución sintomatólogica, una integridad psicológica y la proyección vital desde unos recursos sanos de afrontamiento así como la relación de interdependencia con su familiar.
Acude acompañada de su hermana. Sintónica. Orientada en psiquiatría de ámbito privado como Trastorno esquizoafectivo de años de evolución, sin descompensación psicopatológica que haya precisado de ingreso hospitalario durante su evolución. Refiere estabilidad clínica con tratamiento prescrito. Acude hoy a cita porque necesita visado de tratamiento antipsicótico (olanzapina y risperidona) para su dispensación en Farmacia.
Haloperidol 10 mg, ½ – 0 – 1.
Risperidona 3 mg, ½ – 0 – 1.
Olanzapina 5 mg, 0 – 0 – 1.
Biperideno 2 mg, 1 – 0 – 1.
Amitriptilina 75 mg, 1 – 0 – 1.
Bromazepam 1.5 mg, uno o dos comprimidos al acostarse.
Refiere que es autónoma para su autocuidado. Convive con su madre, una hermana y un hermano. La paciente describe que se encarga de las tareas domésticas. En su tiempo libre se dedica a la pintura, describiendo que pinta cuadros y posteriormente los regala. Informo de la posibilidad de continuar seguimiento en este dispositivo para control de medicación visada. Se propone cambios paulatinos de tratamiento para la simplificación del mismo al tener prescritos tres antipsicóticos diferentes sin haber alcanzado dosis máxima ninguno de ellos.
Durante el proceso de cambio de tratamiento, que precisa de diversas citas durante un año para alcanzar la monoterapia antipsicótica y posteriormente otros meses para conseguir el paso de Risperidona oral a inyectable mensual y posteriormente trimestral. Tras estos cambios, expresa mejoría de funcionalidad en la vida diaria, que se encontraba mermada como consecuencia de los efectos secundarios del tratamiento previo. Al conseguir esta monoterapia, presenta episodio depresivo que motiva la adición de antidepresivo a bajas dosis. Meses después presenta aumento de actividad física, sensación de bienestar subjetivo, disminución de las horas de sueño, que tratamos con disminución de dosis de antidepresivo e inclusión de Clotiapina como hipnótico. No se retira pauta completa de antidepresivo por antecedente reciente de episodio depresivo.
Palmitato de paliperidona 525 mg, administración cada 12 semanas.
Escitalopram 5 mg, 1 – 0 – 0.
Clotiapina 40 mg, 0 – 0 – 1.
A pesar de ser precisa la introducción de Escitalopram y Clotiapina por cambios afectivos al instaurar tratamiento con monoterapia con Palmitato de Paliperidona, el tratamiento actual es más simplificado que el inicial, manteniendo la paciente la mejoría de la funcionalidad y la ausencia de efectos secundarios significativos.
Introducción: Los antipsicóticos atípicos son ampliamente utilizados para el tratamiento de la esquizofrenia. Numerosos estudios han demostrado la mayor eficacia de los antipsicóticos a largo plazo en la prevención de recaídas, por ello el uso en la práctica diaria de los inyectables de larga duración como mejora en la funcionalidad y adherencia al tratamiento incide sobre el menor riesgo de hospitalización.
2. Objetivos: Analizar de forma descriptiva la mejoría clínica, funcionalidad y tolerabilidad de aquellos pacientes en los que se haya introducido Aripiprazol en inyectable de larga duración en monoterapia a inicios de 2019 hasta finales de ese mismo año en un cupo de pacientes adscritos a un psiquiatra concreto.
3. Material y Métodos: Se realiza seguimiento de 8 pacientes con diagnóstico de Esquizofrenia y Trastorno Bipolar 1po I, durante un año desde cambio de tratamiento de otros antipsicóticos atípicos de diferente perfil receptorial a aripiprazol inyectable larga duración ( tres de ellos con dosis de Aripiprazol Maintena dosis de 300 mg y los demás con dosis de 400 mg intramuscular).
4. Resultados: Tras 6 meses de inicio de tratamiento con Aripiprazol Maintena se realizó la misma escala habiendo diferenciaciones de al menos 1 punto por debajo en la puntuación principalmente en anhedonia, abulia e interacción social. Actualmente éstos 8 pacientes siguen poniéndose ILD con sensación de bienestar del paciente y actitud frente a la medicación , además existe una mejor funcionalidad ( 5 de ellos han realizado ac1vidades laborales de más de tres meses de duración y menos de 9 meses)
5. Discusión: Los antipsicóticos inyectables de acción prolongada son opciones de tratamiento
efectivas para el mantenimiento de pacientes y para asegurar la adherencia al tratamiento. El aripiprazol reduce los síntomas positivos y negativos ejerciendo un efecto agonista parcial sobre los receptores dopaminérgicos. La falta de adherencia y la interrupción del tratamiento están asociadas con un mayor riesgo de recaídas, lo que a su vez puede conducir a aumentos en los costes de atención médica, por ello creemos que las mejoras en la adherencia y la persistencia al tratamiento con Aripiprazol en inyectable de larga duración puede ser una opción eficaz.
6. Conclusiones: La utilización de aripiprazol en inyectable de larga duración durante al menos seis meses muestra una clara mejoría clínica y social, una buena adherencia, ausencia de efectos secundarios relevantes y sólo en un caso se observó efectos secundarios como discinesia aguda en cuello que ha ido mejorando a lo largo de los 6 meses con tratamiento con trihexilfenidilo.
Introducción: Se estima que la prevalencia de la depresión mayor entre los ancianos oscila entre el 2 y el 5%. Actualmente, las depresiones en ancianos tienden a involutivas con formas unipolares endógenas de comienzo tardío. La depresión involutiva, se asocia a la presencia de intensa ansiedad, manifestaciones depresivas endogenormorfas, frecuente ideación delirante de culpa ,ruina o hipocondría y a un curso tendente a la cronicidad con mayor resistencia a la terapéutica farmacológica. La depresión mayor en la tercera edad se asocia a tasas más elevadas de suicidio, especialmente en pacientes con mayor afectación psicomotora y con ideación delirante de temática culposa.
Objetivos:
Conocer las características propias de la depresión en la tercera edad y su asociación a la ideación autolítica.
Valorar los diferentes abordajes terapéuticos a implementar en la depresión en el anciano.
Caso Clínico: Varón de 82 años, soltero y sin hijos, sin antecedentes de seguimiento ni patología mental hasta que ingresa en UCE de Psiquiatría tras realizar intento autolítico mediante venoclisis en su domicilio, donde vive solo. No consta patología somática de interés a excepción de parestesias en miembros inferiores y gonartrosis que le dificultan la deambulación. En la exploración psicopatológica al ingreso se objetiva ánimo subdepresivo de características reactivas. En primer plano destaca ideación autolítica activa secundaria a tedio vital por deterioro físico, en un paciente anciano con nulo soporte familiar.
Durante el ingreso, la evolución es tórpida, necesitándose un ingreso prolongado debido a la gravedad psicopatológica que arraigaba el cuadro clínico, que aunque en un principio impresionaba de reactivo, posteriormente evoluciona a un trastorno depresivo mayor grave con síntomas psicóticos congruentes con el ánimo (F 32.3), en forma de ánimo depresivo marcado, anhedonia e ideación delirante de minusvalía, junto con ideas deliroides de perjuicio y suspicacia con los profesionales que le tratan. Inicialmente se implementa tratamiento psicofarmacológico, siendo la respuesta errática y parcial pese a múltiples reajustes y combinaciones farmacológicas. Ante la resistencia a la farmacoterapia, se decide iniciar TEC. Durante el tratamiento el paciente presenta un comportamiento regresivo con actitudes oposicionistas, sin embargo, merma la clínica afectiva y psicótica, sin llegar a la estabilidad clínica completa, pese a 12 sesiones de TEC. Se añaden entonces clomipramina y lamotrigina, lo que finalmente permiten una evolución favorable hacia la eutimia, con mejoría funcional y desaparición de la clínica delirante y la ideación autolítica. Finalmente, tras 72 días de ingreso, se acuerda alta a centro socio-sanitario con el fin de continuar con el correcto cuidado del paciente.
Conclusiones:
Tras el caso clínico expuesto, se antoja necesario ser conocedores de las características propias que presenta la clínica psicopatológica en el paciente anciano con depresión , constituyendo así la única vía para un abordaje clínico óptimo que permita mejorar la precocidad en el diagnóstico con los objetivos de prevenir el acting suicida, evitar ingresos prolongados en Unidad de Corta Estancia e implementar el correcto tratamiento adaptándose a las características del paciente anciano.
Varón de 14 años, sin antecedentes previos de SM, que toma contacto a través del Servicio de Urgencias Hospitalarias (SUH) de Valme, tras presentar tentativa autolítica en vía pública de su localidad y ser derivado por FFFCCSE. Menor de una fratría de dos hermanos. Cursando estudios académicos de educación secundaria (en el curso actual, ha suspendido siete asignaturas). Mantiene red de iguales.
Refiere ánimo triste, apatía y anhedonia de 2 años de evolución, con predominio de tedio vital. Vivencias de escasa comprensión e infravaloración por parte de entorno. Dicha sintomatología se reagudiza en el último mes, apareciendo progresivamente ideas pasivas de muerte que se estructuran en los últimos días.
Escribe carta de despedida hacia familiares, y hoy, de manera planificada en últimos días, se dirige a puente de localidad con clara intencionalidad autolítica. No realiza crítica de ello en ningún momento, tampoco se muestra arrepentido. No expresa planes de futuro ajustados a proyecto vital, destacando al contacto, actitud oposicionista-desafiante y nula resonancia afectiva en el discurso, tampoco muestra reactividad ante discurso de familiares ni señalamientos.
Es derivado en USMIJ donde el paciente inicia seguimiento de forma pasiva, pero mostrándose negativista y escasamente colaborador, pesimista y catastrofista ante la ayuda, apareciendo un futuro sin visos de cambio y desconfiado con respecto a la intención de sus padres.
Vivencia familiar de sorpresa y situación inesperada.
A la EPP, el paciente está consciente, orientado alo y autopsíquicamente, tranquilo durante la valoración a pesar de tentativa autolítica y señalamientos en consulta. Atento, aspecto cuidado. Contacto desafiante-oposicionista, mostrándose parcialmente colaborador y parco en palabras. Funciones superiores conservadas. Impresiona hipotimia de meses de evolución, con apatía y anhedonia. Mantiene funcionalidad habitual, limitada a red de iguales y aficiones (medios electrónicos). No hay sintomatología ansiosa asociada a la valoración. Pensamiento conservado en curso, contenido y propiedad. Ideación autolítica persistente, con tentativa autolítica frustrada. No realiza crítica en ningún momento, tampoco muestra arrepentimento. No expresa planes de futuro ajustados a proyecto vital. No se objetiva clínica psicótica ni fenómenos sensoperceptivos. No se detectan signos de intoxicación ni de abstinencia por tóxicos. No alteración de biorritmos ni en la psicomotricidad. Juicio de realidad conservado. Impresiona de rasgos desadaptativos de personalidad. Impresiona adecuado soporte sociofamiliar.
Diagnóstico diferencial: Posible rasgos de personalidad desadaptativos en la línea oposicionista-negativista, posible episodio depresivo ante la sintomatología afectiva y la presentación de dicha actitud dentro de un cuadro en la adolescencia, posible reacción paranoide ante la desconfianza y el hermetismo con respecto a su situación.
A nivel psicofarmacológico se inicia Sertralina 50mg, se continúa con 100mg y al aparecer la desconfianza, hermetismo y negativismo iniciamos aripiprazol 10mg.
A nivel terapéutico intervenciones individuales y familiares.
Tras la creación de un vínculo terapéutico el paciente nos acaba viviendo como un lugar de confianza y seguridad, llegando a confesar situaciones de violencia doméstica. Dentro del auge de los intentos autolíticos en adolescentes, están predominando la baja tolerancia a la frustración y una falta de límites, pero se ha de tener en cuenta el detonante o bien la causa de estas conductas, que puede variar de un caso a otro.
Introducción
El lupus eritematoso sistémico (LES) es un trastorno autoinmune complejo caracterizado por la afectación multisistémica, que incluye entre otras áreas el sistema nervioso. En ocasiones puede presentar manifestaciones neuropsiquiátricas como cefalea, convulsiones, trastornos del estado de ánimo, psicosis.
Los síntomas de psicosis tales como alucinaciones, delirios y comportamiento desorganizado se incluyen dentro de los criterios de diagnóstico del LES. Aproximadamente del 2-11% de los pacientes con LES presentan estos síntomas, siendo necesario ser tratados con antipsicóticos, aunque el diagnóstico sigue siendo difícil cuando otras características clínicas definitorias de dicha enfermedad son leves.
Descripción del caso
Mujer de 38 años, sin antecedentes previos, que precisa ingreso hospitalario tras presentar alteraciones de conducta con heteroagresividad y autolesiones. Ideación delirante de perjuicio y autorreferencial. Diagnosticada en inicio de trastorno psicótico agudo. Durante su ingreso se consultó con neurología ya que presentó episodio de crisis comicial. La respuesta al tratamiento antipsicótico fue irregular e incompleta, por lo que, conjuntamente con el hecho comentado anteriormente, se sospechó causa orgánica del cuadro psicótico que presentaba la paciente.
Exploración psicopatológica: Desorientación en espacio y tiempo. Dificultad en la articulación del lenguaje. Ideación delirante de perjuicio. No alteraciones sensoperceptivas. Autolesiones en brazos. Heteroagresividad verbal.
Visualmente destacaba deformidad en manos.
Pruebas complementarias
Se realiza TAC con resultados normales.
Se solicita analítica con resultados de leucopenia en hemograma y anticuerpos antifosfolipidos y ANA positivos.
Resultados y tratamiento
El diagnóstico de lupus eritematoso sistémico (LES) se basó en la presencia de leucopenia, artritis, signos neurológicos, anticuerpos antifosfolípidos e hipocomplementemia.
Finalmente fue dada de alta con tratamiento con paliperidona oral 6 mg/24 horas, así como para su patología de base.
Discusión
El Lupus Eritematoso Sistémico Neuropsiquiátrico se define como síntomas neurológicos del sistema nervioso central, periférico y autónomo y síndromes psiquiátricos observados en pacientes con LES, en los que se han excluido otras causas.
Debido a que el lupus eritematoso sistémico (LES) puede presentar manifestaciones neuropsiquiátricas, estas afecciones se deben considerar cuando se presentan síntomas psicóticos por primera vez, realizando un despistaje orgánico adecuado.
Es importante señalar que la psicosis primaria debe seguir siendo un diagnóstico de exclusión y que un enfoque multidisciplinario es clave para mejorar el éxito diagnóstico y reducir la morbilidad y la mortalidad.
Bibliografía
Khajezadeh MA, Zamani G, Moazzami B, Nagahi Z, et al. Neuropsychiatric Involvement in Juvenile-Onset Systemic Lupus Erythematosus. Neurol Res Int. 2018 May 29;2018:2548142
INTRODUCCIÓN
La presencia de características psicóticas en el trastorno depresivo mayor refleja una enfermedad grave y es marcador de mal pronóstico. Por otro lado, se considera al litio como uno de los agentes adyunvantes más útiles en la potenciación de antidepresivos para el tratamiento de la depresión unipolar resistente.
CASO CLÍNICO
Motivo de ingreso:
Paciente mujer de 36 años que ingresa en la planta de psiquiatría por sintomatología psicótica a estudio.
Antecedentes personales:
– Primera visita a urgencias en mayo de 2020, JC: ansiedad; Tto: bromazepam 1,5mg 1-1-0 y mirtazapina 15mg 0-0-½
– Seguimiento en Centro de Salud Mental desde junio de 2020 por psiquiatría y psicología.
– Ingreso en la planta de psiquiatría en junio de 2020 durante 8 días, JC: psicosis paranoide psicógena, Tto al alta: olanzapina 10mg 0-0-1 y lorazepam 1mg ½- ½ – ½
– Varias visitas a urgencias por ansiedad.
Antecedentes familiares:
– Padre: Trastorno bipolar
– Abuela: esquizofrenia
Evolución:
Tras el alta en junio de 2020 con juicio diagnóstico de psicosis paranoide psicógena, la clínica no ha remitido de forma completa, volviendo a precisar de ingreso en julio de 2021. La paciente presenta sintomatología depresiva en forma de abulia, anhedonia, hiporexia, discurso espontáneo escaso y tendencia a la clinofilia. Además, muestra ideas obsesivas y pensamientos rumiativos en torno a posibles secuelas de covid, así como ideación delirante autorreferencial en relación con sus vecinos y con el personal sanitario. Estos delirios de referencia cedieron al principio del ingreso con medicación antipsicótica (aripiprazol y olanzapina).
No obstante, la clínica depresiva, así como su preocupación por el covid continúan activas y con la misma intensidad que al principio, a pesar un mes de ajustes de tratamiento antidepresivo, antipsicótico y ansiolítico. Aludiendo a la depresión resistente como indicación de litio, se decide administrar el mismo a la paciente, observándose una rápida e importante mejoría en ambos síntomas.
Debido a la evolución tórpida del cuadro se decide seguimiento posterior en Hospital de Día.
Juicio clínico: Episodio depresivo con síntomas psicóticos
Tratamiento al alta:
– Venlafaxina 300mg
– Litio 800mg DMD
– Olanzapina 5mg por la noche
– Pregabalina 150mg DMD
– Risperidona 2mg DMD
CONCLUSIONES
El papel del litio en la depresión mayor es como adyuvante de los antidepresivos en personas que no responden a estos fármacos solos. Alrededor del 50-60% de los pacientes que no responden a antidepresivos sí responde al tratamiento adyuvente con litio a una dosis aproximada de 300mg cada 8 horas. Suelen necesitarse semanas para observar mejoría.
Introducción
Los pacientes con TB I tienen entre 2-30 episodios de manía, siendo la media de 9, pero teniendo más de 10 episodios el 40%. Además, es muy frecuente la sintomatología subsindrómica entre los episodios, con la consiguiente afectación de la calidad de vida de los pacientes.
Caso clínico
Paciente varón de 20 años sin contacto previo con salud mental, antecedentes médico-quirúrgicos de interés, antecedentes psiquiátricos familiares ni hábitos tóxicos. Vive en Madrid con sus padres y hermano, quienes le consideran una persona responsable, respetuosa y tranquila. El paciente se encuentra en Francia haciendo un curso de vela, cuando presenta una alteración de conducta por la que termina en el calabozo tras romper una luna de un coche y mostrarse agresivo con la policía. Los padres del paciente le trasladan a Madrid, donde es valorado por psiquiatría de urgencias. Se muestra hipertímico, inadecuado y suspicaz, con sensación de hiperclaridad mental y bienestar a pesar de insomnio de varios días de evolución. Se procede al ingreso del paciente en la UHB de psiquiatría con JC de episodio maníaco. Al alta el paciente comienza seguimiento en el CSM. Acude a todas las citas, y muestra buena conciencia de enfermedad, pero tiene fluctuaciones respecto a la adherencia al tratamiento. El paciente explica que no quiere estar atado a una medicación desde tan joven, y que durante la eutimia extraña la hipomanía, ya que ésta le permite ser más creativo y sociable, cualidades importantes para él. Aún así, admite que le da miedo volver a tener un episodio maníaco, pero cree que puede controlarlo por sí mismo, sin tratamiento. A los 9 meses del primero, el paciente tiene un segundo episodio maníaco, precisando nuevamente ingreso en la UHB. Poco después del alta abandona el seguimiento en el CSM así como la medicación, aunque sigue acudiendo al servicio de urgencias en momentos de mayor malestar.
Discusión
La adherencia al tratamiento es un tema fundamental ya que 50% de los pacientes con TB abandonan la medicación a lo largo de la enfermedad y más del 90% lo consideran en algún momento, siendo el abandono del tratamiento farmacológico la causa más frecuente de recaída en estos pacientes. Además, en caso de pasar desapercibido podría hacer pensar al médico que el paciente no está respondiendo al tratamiento pautado, llevando de forma innecesaria a subir dosis, cambiar de fármaco o añadir otros fármacos. Los principales factores asociados a la baja adherencia en pacientes con TB son la baja conciencia de enfermedad, los efectos secundarios de los fármacos, creencias irracionales acerca de los medicamentos y el estigma social. Para mejorar esta situación es fundamental explorar las razones de baja adherencia, ofrecer seguimiento periódico siempre (aunque el paciente rechace la toma de medicación), que el paciente tenga una adecuada comprensión del trastorno y las opciones de tratamiento, que sepa reconocer los síntomas precoces de recaída y que entienda la importancia de la vigilancia del descanso nocturno.
INTRODUCCIÓN
Cada vez existe mayor evidencia empírica indicativa de que el trastorno por estrés postraumático (TEPT) y el dolor crónico co-ocurren, y que ambos problemas interaccionan, de modo tal que pueden mutuamente incidir negativamente en el curso y pronóstico del tratamiento aplicado a cada uno de ellos.
Desarrollo del caso
Funcionario público de 44 años que acude a la consulta de psiquiatría por ansiedad reactiva a lumbociatalgia e incapacidad laboral temporal de 8 meses. Niega hábitos tóxicos. No presenta otras afecciones médicas ni contacto previo con los dispositivos de salud mental.
En la anamnesis detallada, relata y re-experimenta varios episodios de malos tratos por parte de ambos progenitores. Fratria de 4 hermanos, todos ellos a edades tempranas empezaron a trabajar y emanciparse como única salida del núcleo familiar.
Hace unos 3 años empieza aquejarse de dolor de espalda, se inicia de forma progresiva y acorde al dolor, un peregrinaje de pruebas complementarias, ensayos de tratamientos antiálgicos hasta derivación a la unidad de dolor.
En ese contexto de dolor crónico y resistente, inicia de una forma cada más frecuente a rememorar su pasado, haciendo balance, quedándose enganchado al terror vivido durante su niñez. Imágenes y pensamientos egodistónicos cada vez más presentes, a la par de mayor hipervigilancia y conductas evitativas con su hijo, desde alejarse de él por miedo a poderlo dañar y lo contrario con una sobreprotección abrumadora.
Dada las dificultades farmacológicas de manejo y el distres emocional, se optó por ingresar en hospital de día. Una vez finalizado el proceso psicológico – psiquiátrico, se observa una mayor tolerancia al dolor, mejor respuesta a los tratamientos ensayados (perfusiones y rizolisis) evitando, por el momento, su paso por quirófano.
DISCUSION
1.- La investigación hasta ahora disponible, así como las formulaciones teóricas muestran que ambos desórdenes están conectados a través de factores cognitivos, afectivos, conductuales y fisiológicos que están en la base de ambos problemas de salud, probablemente estableciéndose una relación bidireccional.
2.- El dolor podría servir como un estímulo traumático para el desarrollo del TEPT, y la hiperactivación, la intolerancia al estrés y la atención selectiva propia del TEPT podrían exacerbar el dolor, lo que explicaría que los pacientes aquejados de ambas condiciones presenten síntomas más graves y un mayor nivel de discapacidad.
El presente caso quiere mostrar la complejidad del abordaje del paciente con múltiples traumas así como su difícil diagnóstico diferencial y los síntomas tan floridos que pueden aparecer durante las revelaciones de experiencias de trauma.
Se trata de una mujer de 14 años que ingresa en unidad de agudos de adolescentes por descontrol de autolesiones en forma de cortes superficiales en antebrazos e ideación autolítica. En primeras valoraciones destaca una instalación marcada de ideas de muerte y escasa motivación para el abandono de autolesiones. Presenta un discurso de elevada rigidez, y con cierta literalidad en el discurso.
A nivel biográfico destaca en primeras valoraciones ser concebida vía ovodonación, habiendo sido descubierto meses antes del ingreso con elevado rechazo a figura materna. Desde primera infancia presentaba gran acoso escolar con situaciones de amenaza y agresiones físicas importantes.
Por su discurso literal, la rigidez con la que vive su situación y el contacto con cierta perplejidad se realiza despistaje diagnostico realizando test de screening de inteligencia K-bit, que puntúa medio-alto, así como se realiza un test ADOS-2 sin puntuar para trastorno de espectro autista (TEA).
Durante el ingreso se comienza a plantear la sospecha de abuso sexual por lo que se explora a nivel biográfico con entrenamiento previo en estrategias de regulación tales como “lugar seguro”, respiraciones o palabras clave para detener las sesiones. La paciente comienza a verbalizar múltiples experiencias de trauma desde primera infancia, verbalizando en reiteradas ocasiones experiencias de abuso sexual. Durante la exploración la paciente presenta síntomas de disociación en forma de revivencia del trauma, temor de ser dañada por personal sanitario así como presenta de forma intensa y con marcada repercusión conductual y afectiva síntomas psicóticos en forma de alucinaciones visuales y auditivas de diferentes personas que instigaron trauma en la paciente.
Tras ello, la evolución de la paciente fue tórpida, con intensas experiencias de alucinaciones auditivas con contenido que le instaba a autolesionarse. La paciente en contexto de desesperación y tras amenaza por la voz del abusador se autofractura a sí misma el 5 dedo de la mano, realizando esto en múltiples ocasiones durante el ingreso y buscándolo como efecto ansiolítico.
Progresivamente, el cuadro autolesivo se consigue manejar con contención farmacológicas y estrategias cognitivo conductuales. Destaca un discurso en el que plantea angustia por deseos de ser varón pero sin tener genital masculino como una huida de las posibles futuras experiencias traumáticas que asociaba a ser mujer y aseguraba que iban a repetirse.
Este caso muestra la dificultad de los pacientes con trauma complejo, la fragilidad en su exploración y la importancia de un abordaje y acercamiento a escenas traumáticas con extremo cuidado y, con formación previa, por los grandes riesgos de descompensación y retraumatización que pueden darse al hacerlo. Muestra el abanico tan complejo de síntomas que presentan destacando síntomas disociativos en forma de voces así como su complejidad diagnóstica siendo frecuente la sospecha de TEA, TDAH o trastono bipolar entre otros.
El presente caso pretende mostrar al aripiprazol como un fármaco eficaz en el manejo de hiperprolactinemia secundaria a otros fármacos
Se trata de una mujer de 17 años con diagnóstico de Trastorno Obsesivo Compulsivo (TOC) diagnosticado 3 años atrás. Su evolución fue intermitente controlándose adecuadamente con sertralina 150 mg al dia
En relación con diferentes eventos estresantes, siendo el mayor la exigencia académica, la paciente comienza con mayor número de obsesiones centradas en la idea de elevada preocupación por la salud y bienestar de su familia. Para manejarla realizaba la compulsión de tener que verbalizar palabras de temática religioso en voz alta tales como “Dios”, “Jesús” mientras que realizaba múltiples comprobaciones (puertas cerradas, tocar los pomos un número de veces…) reconociendo el pensamiento mágico en ello. Esto suponía una limitación y repercusión importante en su funcionamiento ya que invertía en estos síntomas varias horas al día impidiéndole estudiar o realizar actividades de ocio.
Se optimizó la dosis de sertralina hasta 200 mg al día añadiendo clonazepam hasta 1.5 mg al día. Con esto, se logró una mejoría sutil de las compulsiones, mejorando el descanso nocturno y la frecuencia en las llamadas de comprobación a sus padres que la paciente realizaba. No obstante a los pocos meses comienza a presentar irregularidades en la frecuencia menstrual y episodios puntuales de galactorrea. Se realiza analítica de sangre en la que se objetiva hiperprolactinemia (por encima de 100 ng/mL). Se realiza derivación a ginecología y endocrinología origen orgánico. Ante ello, se decide iniciar tratamiento con aripiprazol en dosis de 5 mg al día.
Tras mes y medio de inicio de dicho fármaco se repite analítica de sangre, viéndose una disminución importante de los niveles de prolactina cercanos a la normalidad. No sólo eso, sino que tras 10 días de tratamiento la paciente refiere mejoría en la intensidad y frecuencia de las compulsiones, pasando a un segundo plano y con mayor distanciamiento de las obsesiones y por tanto compulsiones. Junto con un tratamiento psicoterapéutico cognitivo conductual añadido se produce una mejoría importante en la paciente pudiendo estudiar más horas y dándose mejoría también en su rendimiento académico.
El aripiprazol es un antipsicótico atípico con un mecanismo de acción basado en un agonismo parcial dopaminérgico. Es por esto por lo que se ha mostrado como una estrategia terapéutica eficaz en el manejo de hiperprolactinemia secundaria a fármacos. Por su mecanismo de acción parcial actúa como antagonista en situaciones de hiperdominergia y como agonista en hipodopaminérgicas, por lo que interviene en la regulación de los niveles de prolactina por un sistema de retroalimentación negativa. En este caso además, se muestra como el uso de aripiprazol a dosis bajas produce una mejoría de los síntomas TOC potenciando el efecto antidepresivo de los ISRS siendo su uso como una estrategia optima en estos pacientes
Paciente varón de 38 años, sin antecedentes previos en Salud mental, que es derivado al programa de conductas suicidas (PCS) de la unidad de Salud mental de Albacete (USM) tras una atención en urgencias de psiquiatría el 18 de Junio de 2021 por ideación autolítica. El paciente comienza con clínica depresiva de características endógenas y respuesta parcial al tratamiento. Tras varias atenciones en consulta se consigue, a través de la transferencia, un cambio significativo en el proceso del paciente.
El Equipo de terapia Asertiva Comunitaria (ETAC) es un servicio de atención integral, prestado en la comunidad por un equipo multidisciplinar, para el tratamiento, apoyo y rehabilitación de personas con enfermedades mentales severas que no mantienen contacto regular con los servicios psiquiátricos ordinarios.
Nació como una opción de abordaje para aquellas personas con trastorno mental grave que, por las dificultades derivadas de su propio proceso mórbido (pobres habilidades instrumentales, escasa capacidad para manejarse con el estrés cotidiano, falta de apoyo social etc.), encontraban serios problemas para mantenerse adaptadas en el ámbito comunitario, mostrando una tendencia importante al reingreso hospitalario, que hacía prácticamente imposible promover un alta prolongada.
Este tratamiento integra el manejo farmacológico, psicológico, la rehabilitación y los servicios de soporte que necesite cada paciente para vivir de manera autónoma en su comunidad. La perspectiva básica de trabajo se basa en las potencialidades y en la recuperación; el equipo debe ayudar a la persona a llevar una vida autónoma sin que su enfermedad sea un obstáculo para ello.
Varón de 51 años con diagnostico de Trastorno Esquizoafectivo y Trastorno Mixto de Personalidad (con rasgos esquizotípicos y anancásticos). Vive con su madre de 92 años y su hermana con diagnóstico de Trastorno Mental Grave.
4 ingresos hospitalarios en 2017, 2 de ellos tras sobreingesta de fármacos de carácter grave requiriendo ingreso en Unidad de Medicina Intensiva.
Episodios maniformes: jovialidad, verborrea, tangencialidad, menor sueño, hiperactividad motriz, síntomas psicóticos: paranoidismo, referencialidad, interpretaciones delirantes
Episodios depresivos: dejadez autocuidado, clinofilia, poco hablador, culpa.
Tras las altas hospitalarias abandono de seguimiento en consultas de manera ambulatoria. Se intenta inserción y tratamiento en Hospital de Día con escasa asistencia.
Finalmente se instaura seguimiento con ETAC en enero de 2018, con visitas y paseos semanales, apoyo en las gestiones del día a día y pastillero semanal. Se contacta con Servicios Sociales para iniciar Servicio de Ayuda a Domicilio.
En los últimos años mejoría global de todo el sistema familiar. Altibajos menos marcados. Buen manejo funcional, incluso en áreas complejas.
Introducción: Los pacientes con diagnóstico de Trastorno del espectro autista (TEA) presentan dificultades en la interacción social recíproca, problemas en el área de la comunicación y patrones de comportamiento estereotipados. Es frecuente que este síndrome se asocie a otras comorbilidades psiquiátricas que dificulten el manejo del mismo, existiendo escasa literatura científica que estudie la relación entre el diagnóstico de TEA y suicidabilidad.
Objetivos: Estudio de las características clínicas, y epidemiológicas de pacientes con diagnóstico de trastorno del espectro autista y la presencia de ideas o conductas suicidas.
Métodos: Presentación de un caso clínico de edad infantil, apoyado por una revisión bibliográfica en las principales base de datos científicas utilizando las palabras clave “autism spectrum disorder “, “Suicidality” y “suicidal ideation”
Resultados: Presentamos el caso de un niño de 10 años con antecedentes de trastorno del espectro autista (TEA) de alto rendimiento en seguimiento por Neuropediatría desde primera infancia, que acude a urgencias el 2 de marzo de 2022 tras intento de defenestración frustrado por uno de sus profesores en horario escolar. Tras valoración urgente es derivado de forma preferente a los servicios de psiquiatría infanto-juvenil, donde se realiza una anamnesis completa. La madre describe que desde hace un mes presenta conductas auto y heteroagresivas no propias del paciente, algunas en el contexto de conflictos con sus iguales, donde suele malinterpretar las conductas de compañeros, pero también con la madre. Como tratamiento habitual presentaba clorazepato dipotásico 10mg 0-0-2, aripiprazol 5 mg 1-0-0, melatonina 12mg al acostarse y Alimemazina 2ml al acostarse. En el Servicio de Urgencias se realizó reajuste farmacológico y posteriormente en consulta se añade tratamiento con Guanfacina 1mg al acostarse. No refieren factores de estrés psicosocial recientes desencadenantes de estas conductas. Respecto a antecedentes personales, no presenta patologías orgánicas de interés. Está escolarizado en colegio normalizado, 5º de Primaria, alumno de necesidades educativas especiales con apoyos específicos. Siempre ha estado en el mismo colegio y en general bien integrado, aunque ocasionalmente ha reaccionado con agresividad, mordiendo a otros niños o golpeándose a sí mismo. De la situación sociofamiliar destaca separación de padres en 2019, clima familiar violento, custodia materna y visitas con el padre. No tiene hermanos. La madre está en tratamiento por cuadro ansioso-depresivo. En la exploración psicopatológica realizada en las primeras consultas se objetivan las alteraciones en la interacción social recíproca y en la comunicación, propias de su trastorno. El paciente hace crítica de sus conductas auto y heteroagresivas y no se objetivan otras alteraciones psicopatológicas en el momento actual, salvo el aumento de impulsividad referido.
Conclusiones:
La evidencia científica actual describe un mayor riesgo de intentos de suicidio y suicidios consumados en pacientes con TEA, especialmente aquellos que presenten una comorbilidad psiquiátrica asociada. Así mismo describen factores de riesgos específicos diferenciales a la población general. Es importante conocer estos últimos para tener un mejor manejo clínico y realizar un abordaje multidisciplinar de manera precoz. Son necesarios más estudios en este ámbito, sobre todo en edades infantojuveniles.
Según la Encuesta sobre Alcohol y otras Drogas en España (EDADES), realizada a población de entre 15-64 años, el alcohol es la sustancia psicoactiva más consumida. Se observó un aumento en la prevalencia del consumo de riesgo desde 2009 (5,8%) hasta 2017 (6,2%). Sin embargo, posiblemente en relación con la pandemia por COVID-19, en 2019/2020 esta tendencia cambió con una disminución del consumo de riesgo a un 5,2%.
Frente a estos datos, en los últimos años la comunidad científica ha centrado sus esfuerzos en el estudio de la patología dual de otras sustancias psicoactivas. Por consiguiente, en la actualidad existe escasa bibliografía reciente sobre la psicosis inducida por alcohol. En este contexto proponemos revisar dicha temática a propósito de un caso.
Varón de 59 años, sin antecedentes personales somáticos ni de salud mental relevantes, que acude a Urgencias por epigastralgia que según dice relaciona con un chip que tiene en el estómago. Tras despistaje orgánico es entrevistado por Psiquiatra de guardia a quien explica que hace tres años empezó a escuchar voces dentro de su cuerpo que le dicen “vamos a por ti”. Afirma que proceden de un chip que le implantaron entonces en su estómago, cree que fue un taxista con el que tuvo un conflicto quien mandó ponérselo. Desde entonces dice sentirse perseguido, “me han puesto cámaras en mi casa, en la estufa”, y ha huido de un pueblo a otro hasta a día de hoy vivir sólo en una nave. Relata historia de consumo de alcohol (4-6 litros de cerveza/día desde los 16 años, abstinente desde hace tres años), cannabis (2-3 porros/día) y cocaína (consumo intermitente a lo largo de su vida, actualmente semanal). A la exploración: Consciente, orientado, colaborador y abordable. Discurso fluido y coherente sin alteraciones del curso ni propiedad del pensamiento. Autoreferencialidad. Ideación delirante de perjuicio. Interpretaciones delirantes. Pseudoalucinaciones auditivas imperativas y acusatorias. No permeable a crítica. Angustia psicótica. No clínica afectiva mayor. No ideación autolítica. Insomnio de conciliación, orexia conservada. Juicio de realidad alterado. Ausencia de insight. Ante la clínica descrita se plantea ingreso hospitalario en UHSM para completar estudio diagnóstico e iniciar tratamiento psicofarmacológico.
Introducción
El consumo de alcohol es un creciente problema de salud en todo el mundo. Además, los pacientes con trastornos por consumo de alcohol (TCA) presentan una alta comorbilidad con el trastorno depresivo mayor (TDM). Estos pacientes pueden presentar dos tipos de TDM: trastorno depresivo primario (TDM-P) y trastorno depresivo mayor inducido por alcohol (TDM-IA). Nos centramos en el uso de duloxetina en un caso clínico, que es un inhibidor selectivo de la recaptación de serotonina y norepinefrina (IRSN), con prescripción principalmente para la depresión mayor y trastorno de ansiedad generalizada entre otras.
Caso clínico: Paciente derivada de su MAP en Mayo de 2018 para valoración por referir tristeza, agresividad, anhedonia, llanto fácil y fobia al gente. Se le inició tratamiento con escitalopram 15 mg: 1-0-0, lorazepam 1 mg: 1-1-1, lormetazepam 1mg:0-0-1. Como antecedentes somáticos: no RAMC, HTA en tratamiento con enalapril , hernia de histo diafragmática, bocio, hipoacusia perceptiva de tipo endoclear en oído izquierdo. En cuanto a antecdentes psiquiátricos, en tratamiento con lormetazepam desde hace 6 años, inicio de escitalopram hace tres años tras enfermedad de su hermana. Consumo de tabaco diario una cantidad de 10 cig/día. Actualmente en activo, trabaja de ayuda a domicilio. Casada, vive con su marido y tres hijos y su hermano con Sd. Down. Con antecedentes de suicicio de primera línea. Enfermedad actual: La paciente refiere sobrecarga desde hace muchos años, fue cuidadora de sus padres, es la única que trabaja en casa, cuidadora de su hermano…Actualmente, a raíz de Ictus de su hermano (Sd. Down del cual es tutora), se encuentra con ánimo depresivo, con sentimientos de rabia, labilidad emocional, elevada ansiedad. Sentimientos de culpa de como fue el ACVA y por no haberse dado cuenta antes. Su hermano ahora está en una residencia para hacer rehabilitación. Su MAP le ha pautado escialopram 15 mg hace 2 meses, parece que está más tranquila, más activa, va reduciendo la dosis de lorazepam. Se quiere incorporar al trabajo.
Exploración psicopatologica: Consciente y orientada. Colaboradora, abordable, labilidad emocional. Lenguaje sin alteraciones. No clínica psicótica. Hipotimia reactiva. Sentimientos de rabia. Apatía y anhedonia parcial. Ansiedad basal leve- moderada. Apetito conservado. Sueño parcialmente corregido con medicación. No intención autolítica. Con impresión diagnóstica de Trastorno Depresivo Mayor.
Se inicia tratamiento con: Duloxetina 30 mg 1-0-0, en 1 semana aumento a 2-0-0. Escitalopram 15 mg 1/2-0-0, en 1 semana retirar. Lorazepam 1 mg 1 comprimido si precisa. Lormetazepam 2 mg 1 antes de acostar. Revisión en dos meses.
La paciente no acude a revisión, y acude de nuevo derivada en el años 2020 por MAP: «Mujer de 50 años con abuso de alcohol + BZD + tabaquismo. ALCOHOL – TEST CAGE: 3 – Resultado POSITIVO. ALCOHOL – TEST DE MALT: 14 – ALCOHOLISMO. ALCOHOL AUDIT-C (MUJER): 8 – Consumo de Riesgo, posible dependencia de alcohol. Consumo de 1.5L de cerveza al día que ha conseguido reducir a 2-3 cervezas.» Fumadora de 1 paquete al día durante 5-6 años. Bebedora de 4 cervezas al día, más de 1 litro al día. Consumo de larga evolución, los últimos meses más cantidad. Paciente de 50 años con antecedentes de tratamientos anbtidepresivos previos por trastornos adaptativos. Interrumpió tratamiento en 2018 unilateralmente y retiró todo el tratamiento. Refiere que desde entonces consume cervezas.
Parece que ha habido un error en la derivación puesto que querían derivarle a UCA.Cuando fallecieron sus padres ella se hizo tutora de su hermano con sindrome de Down y estuvo muy sobrecargada (le dio un ictus, tuvo que ir a una residencia), refiere que mejoró con duloxetina. Desde que tuvo que ingresar a su hermano en la residencia se sentía culpable, aunque él estaba bien, le visitaban a menudo. Desde marzo 2020 lo veían por videollamada, se contagió de COVID y en 3 días fue trasladado al HPS y falleció. Pudo despedirse de él en el ingreso. Le atendió unas sesiones la psicóloga de COVID. Refiere desde el fallecimiento de su hermano ánimo bajo, sentimientos de rabia, apatía y consumo de alcohol: entre 1-2 litros de cerveza en solitario, su familia no lo sabe.
Muy inactiva, todo el día en casa.
Conclusiones: La duloxetina parece proporcionar una ventaja significativa en nuestro paciente para el tratamiento de la depresión mayor con consumo de alcohol. La duloxetina fue mejor que otros ISRS (escitalopram) en cuanto a aceptabilidad, tolerabilidad y respuesta.
Paciente de 38 años que acude derivada desde Urgencias del Hospital de Villarrobledo para valoración tras episodio de agresividad precisando de policía nacional.
Durante la entrevista se refiere a su acompañante planteando dudas e incluso negativa a que sea su madre: «cuando tienes una manía persecutoria con alguien y te haces el paternal/maternal».
Refiere que han intentado agredirla en varias ocasiones y otras tantas en las que han llegado a agredirla («tienen ellos problemas personales conmigo»). Dice que hay personas que quieren hacerle daño tanto en el pueblo con en las instituciones, Juzgado, Policía Nacional,… Discurso centrado en esta situación de complot hacia su persona («después de untar a uno untan a otro también», «están cumpliendo condenas y cosas», «yo tengo una pensión y lo cobran otras gentes que tiene que cumplir condena», «alguien se ha hecho pasar por mi»).
Actualmente vive en la calle tras ser desahuciada por impagos, desde junio-julio de 2019 no disponía de agua en su domicilio y desde un tiempo que no podemos precisar no estaba pagando el alquiler. Recibe una ayuda social con importantes dificultades para la administración de este dinero y para el autocuidado.
Exploración Psicopatológica a su llegada a UHB: Consciente y orientada. Actitud irónica y hostil (dirigida a su madre) durante la entrevista. Abordable y colaboradora de forma fluctuante. Discurso desorganizado con sobreentendidos continuos, centrado en ideación delirante de perjuicio, importante autorreferencialidad e ideación delirante de filiación. Irritabilidad. Juicio de realidad comprometido. Imposibilidad para completar EPP debido a la falta de colaboración de la paciente.
Evolución en UHB: Ha sido difícil el manejo en la unidad, por la poca conciencia de enfermedad, y la disforia. Durante el ingreso la paciente presenta clínica delirante de perjuicio, filiación y pseudocrisis que se mantienen en primer plano, con ánimo disfórico reactivo a ella e importante autorreferencialidad. La paciente piensa de forma estructurada que hay un complot (vecinos, familiares, juez, trabajadora social, propio personal de la UHB, etc) contra ella, y que quieren hacerle daño de múltiples maneras, dada la disforia y la tendencia a ocultar síntomas es difícil aclarar el contenido y razones delirantes. Respecto al de filiación, está convencida de que su madre y su hermano, no lo son y que a la vez quieren perjudicarla. También piensa, que además de estar embarazada tiene varios hijos a cargo de menores. Muy hipervigilante, suspicaz, dobles sentidos, autorreferencialidad, interpretaciones delirantes de aspecto físico, probable alucinaciones cenestésicas y olfativas. El funcionamiento basal desde hace tres años es pésimo, así mismo a nivel de autocuidado lleva tiempo restringiendo alimentos reactivamente a la ideación delirante de que perjudican su embarazo. Con el ajuste de medición, en un inicio camuflada, y la administración de depot, la paciente ha bajado el nivel de disforia, desapareciendo la autorreferencialidad, pero no la clínica delirante. Dado el mal funcionamiento y la intensidad de la clínica, nos plantemos que el diagnóstico diferencial se realice con la Esquizofenia. Así mismo presenta un consumo activo de THC y cocaína, abstinente desde el ingreso, siendo importante conocer que a pesar de la toma medicación en otros momentos de su vida, la paciente no ha mantenido abstinencia a tóxicos. Dada la dificultad y refractariedad en estos momentos de la clínica psicótica, proponemos derivación a UME para continuar con los cuidados de salud mental, y también para valorar la situación social negativa en la que se encuentra en este momento.
Ha presentando un estreñimiento pertinaz, que se ha resulto con dos enemas efectivos, desde el segundo enema, dos días previo al alta, se pauta laxante oral.
Evaluación neuropsicológica en UME:
Se realiza evaluación psicométrica, con prueba MATRICS y WISCONSIN. La paciente se muestra colaboradora y con buena actitud. Se obtienen resultados en la línea de deterioro leve, en tareas que requieren memoria de trabajo (Percentil 10), y aprendizaje verbal (Percentil 7). Posiblemente encontrará mayores dificultades en tareas que requieren velocidad de procesamiento (Percentil 0.6) y atención/vigilancia (Percentil 0.6) .
Sin embargo, Purificación muestra una adecuada capacidad en tareas que requieren aprendizaje visual (Percentil 42) y en razonamiento y resolución de problemas (Percentil 62).
El Test de Wisconsin muestra una adecuada capacidad de pensamiento abstracto.
Millon: Los resultados obtenidos deben ser interpretados a sabiendas que es consumidora de tóxicos de largos años de evolución. En el momento de realizar la prueba se encuentra abstinente, pero el consumo mantenido en el tiempo ha podido influir en la psicopatología actual.
Tratamiento al alta:
– Xeplion 150 mg 1 ampolla/ 28 días.
– Risperdal 1 mg: 1 comprimido antes de acostarse.
– Dormodor 30 mg 1 si precisa
Varón de 52 años con diagnósticos de trastorno psicótico inducido por alcohol y dependencia de alcohol. Con antecedentes personales médico-quirúrgicos: sin RAMC, dislipemia, diabetes mellitus tipo II, hiperuricemia, artritis, hepatopatía crónica enólica en seguimiento por digestivo. En 2017 hospitalización por crisis comicial en el contexto de privación alcohólica.
En seguimiento por la Unidad de Conductas Adictivas de Albacete. Consta que inicia seguimiento en este dispositivo el año 2003 por consumo de alcohol con edad de inicio 14 años. Previamente estuvo en tratamiento de desintoxicación con médico en Asociación Rehabilitados de Albacete durante 3 años en el año 1998 durante 5 años siguientes con abstinencia. Tras recaída en 2003 inicia tratamiento en UCA extrahospitalaria. Consumo de tabaco, con una cantidad de 20-30 cig/día. Consumo de cannabis y cocaína con inicio de consumo en el año 2000 hasta 2017.
Último ingreso en Unidad de Hospitalización Breve en 2017 con diagnosticos de dependencia de alcohol y T. psicótico inducido por alcohol.
En tratamiento actual con : paliperidona 100 mg inyectable mensual, olanzapina 10 mg 1 /24h, mirtazapina 30 mg 1/24h, lormetazepam 2 mg 2/24h, quetiapina prolong 150 mg 1/24h, deltius 25000 u.
Durante su hospitalización, el paciente ha presentado clínica psicótica en primer plano con ideas delirantes paranoides y de ruina, alucinaciones auditivas y a nivel afectivo hipotimia. Su evolución fue lenta pero favorable, desapareciendo los fenómenos alucinatorios, el ánimo se mantuvo fluctuante en función de la intensidad de la clínica psicótica. Al alta el paciente se encontraba tranquilo, adecuado colaborador sin presentar clínica psicótica, pero no realizaba crítica completa de la previa, a ello añadiendo que no había implicación emocional ni conductual. Durante su hospitalización el tratamiento fue el siguiente: paliperidona 350 mg 1 inyectable/trimestral, paliperidona 3 mg 1/24h, olanzapina 10 mg 1/24h, mirtazapina 30 mg 1/24h, lorazepam 1 mg 0,5/8h, ácido fólico 5 mg 1/24h, y con tratamiento al alta de: paliperidona depot 350 mg trimestral, mirtazapina 30 mg 1/24 horas, olanzapina 10 mg 1/24 horas.
El tratamiento con paliperidona depot trimestral en el trastorno psicótico inducido por alcohol en nuestro paciente en combinación con otros tratamientos le han proporcionado una estabilidad a nivel psicopatológico.
PRESENTACIÓN DEL CASO
Se presenta el caso de un varón de 29 años. Sin antecedentes médicos de interés. Como antecedentes familiares tía paterna diagnosticada de esquizofrenia. Padres separados, madre con síndrome depresivo con la que convive. Buen funcionamiento previo, trabajaba en un taller mecánico y posee pareja estable. Acude a consultas traído por la familia, quienes solicitan cita también para la madre del paciente (mujer de 55 años, con antecedentes antes comentados). Se entrevistan por separado, encontrando conexión en el discurso aportado por ambos.
El hijo presenta clínica de instauración insidiosa en últimos meses, consistente en ideas megalomaníacas (relación con la familia Bonaparte), delirios de control externo (vivencia de juego de rol). Insomnio mixto, afecto ansioso con hipervigilancia y temor a ocasionar daños a familiares, pues sus conductas determinan su futuro.
La madre relata una parte del contenido delirante, aunque no comprende el resto. Comparte la idea de ser adoptada y proveniente de la familia Bonaparte, relacionándolo con una sensación de familiaridad vivida en un viaje reciente a Francia. Funcionamiento conservado, sí reseñan los familiares personalidad extravagante, intereses de tipo paranormal tales como esoterismo y medicinas alternativas.
Se orienta como un delirio compartido, puntualizando en la mujer rasgos esquizotípcos y en el chico un trastorno psicótico a estudio.
EVOLUCIÓN Y TRATAMIENTO
Se pauta tratamiento antipsicótico en ambos casos, optando por Perfenazina 8 mg en el hijo y 2 mg en la madre. Evolución desfavorable, pues ambos se retroalimentan entre sí. Falta de adherencia al tratamiento, retraimiento en hogar, normalizando vida instintiva. Pérdida de relaciones sociales. Se realiza un cambio de tratamiento de madre e hijo por Risperidona 2mL y 4mL respectivamente. Se realiza separación del chico y la madre (diferentes domicilios), vivenciado este suceso por ella como trágico y adoptando papel de víctima. Siguen mandándose cartas reforzando ideas delirantes.
Se realiza separación forzosa con alta supervisión por parte de otros familiares. Aparecen en ambos casos síntomas extrapiramidales con el tratamiento. La mujer acude a consulta donde se pauta Aripiprazol 5 mL distanciándose del contenido delirante en pocas semanas. El hijo abandona voluntariamente el tratamiento, propiciando marcado empeoramiento, precisando atención en Urgencias por alteraciones de conducta en vía pública.
Se instaura tratamiento con 5 mg de Aripiprazol, con aumento en pocos días a 10 mg. Disminuyen las ideas delirantes y va retomando funcionalidad. Se realiza acercamiento de madre e hijo, adoptando la madre el papel de cuidadora y supervisando la toma de su tratamiento.
DISCUSIÓN
Observamos un caso donde dos personas estrechamente relacionadas, madre e hijo, comparten el mismo delirio. Clásicamente se ha descrito este fenómeno como “trastorno psicótico compartido” o “folie à deux”. Aunque normalmente es un sujeto sano el que sufre la influencia de la persona enferma, se han considerado casos conocidos como “folie simultanée” donde dos pacientes devienen psicóticos simultáneamente y comparten el mismo delirio. En este caso, aunque el delirio parecía provenir de la madre, fue el hijo quien mostró una marcada repercusión y una evolución más desfavorable.
PRESENTACIÓN DEL CASO
Mujer de 34 años, casada, activa laboralmente, con 2 hijos de 12 años. Padre ludópata, tía abuela paterna diagnóstico de TOC. Antecedente de tics en la infancia de leve intensidad, episodio depresivo postparto que no precisó tratamiento.
Derivada a consultas de Salud Mental por inicio abrupto de movimientos involuntarios de lengua, tendencia a escupir comida y saliva que generan una gran pérdida funcional. Caídas repetidas por necesidad voluntaria de arrastrar la pierna y disartria incipiente. Repercusión afectiva importante.
Tras varias consultas en el ESMC se orienta como un Trastorno Obsesivo compulsivo severo, y es tratada con Clomipramina. Desde el servicio de Neurología consideran el diagnóstico de Gilles de la Tourette. Inician tratamiento con Pimozide.
EVOLUCIÓN Y DESARROLLO
Falta de eficacia del tratamiento pautado, a pesar de múltiples opciones terapéuticas: antidepresivos, ansiolíticos, neurolépticos tales como Aripiprazol, Risperidona, Haloperidol y Amisulprida. Aparición de efectos secundarios con algunos de ellos, limitando las posibilidades.
Empeoramiento progresivo de tics complejos y compulsiones reconocibles que generan sentimientos de culpa y desesperanza, altos niveles de ansiedad repercutiendo la clínica gravemente en su funcionalidad. Desamparo familiar y laboral. Retraimiento en el hogar. Pensamientos de muerte que concluyen con una intoxicación farmacológica voluntaria con ingreso en Unidad de Hospitalización de Psiquiatría.
Desde la UHP, se realizan distintas pruebas complementarias. En vista de los resultados de las pruebas básicas, se solicita frotis sanguíneo donde se observa anisopoiquilocitosis (4.5% de acantocitos), obligando este hallazgo a llevar a cabo un estudio genético apareciendo la mutación VPS13A en heterocigosis diagnóstica para Coreoacantocitosis.
Presenta una evolución desfavorable, con movimientos parásitos coreiformes que afectan a tronco, cabeza y extremidades, grave limitación para la deambulación y autolesiones continuas secundarias. Disartria y conducta marcada por actitud regresiva-pueril, baja tolerancia a frustración con alteraciones importantes del comportamiento.
Mantiene tratamiento con Lamotrigina 200 mg/12h, Fluvoxamina 100 mg, Olanzapina 25 mg, Clonazepam 2 mg/8h.
CONCLUSIÓN
La neuroacantocitosis engloba diferentes enfermedades neurodegenerativas entre las que se encuentra la coreoacantocitosis. Habitualmente los síntomas psiquiátricos son la primera manifestación de la enfermedad, confundiéndose el diagnóstico con un Trastorno Obsesivo Compulsivo o síndrome de Gilles de la Tourette.
Es de vital importancia el abordaje multidisciplinar en esta paciente; con revisiones por Psiquiatría, Neurología, Endocrinología y acudiendo de manera frecuente a sesiones de rehabilitación con Logopedia y Foniatría.
Resulta fundamental la comprensión de los diferentes factores interrelacionados a la hora de tratar de la génesis de las enfermedades psiquiátricas. En este sentido, el estudio de la epigenética aplicado a los trastornos mentales graves, integra de un modo holístico el engranaje que conforman genética, ambiente y psicosis. En cuanto a los factores ambientales, los acontecimientos traumáticos tempranos se han relacionado con un mayor riesgo de trastornos psiquiátricos y dada su alta prevalencia, es probable que jueguen un papel determinante en la enfermedad mental.
Presentamos el caso de un varón de 26 años con antecedentes psicobiográficos traumáticos que incluyen embarazo no deseado y malos tratos maternos durante el embarazo, crianza negligente en las primeras etapas de desarrollo, antecedentes de malos tratos por parte de figura paterna y ausencia de figura de autoridad o imposición de límites. A nivel de atecedentes psiquiátricos familiares, se destaca padre con conductas antisociales y T. por uso de sustancias y madre y abuela materna con trastornos afectivos.
Se describen en la infancia trastornos de conducta graves con mentiras compulsivas, falta de límites e incumplimiento de normas que sugieren un T. de la Conducta en la infancia. En este contexto, el paciente inicia consumo precoz de sustancias (cannabis y alcohol) a los 13 años de edad.
El primer contacto con la Unidad de Salud Mental se realiza cuando el paciente tiene 20 años. Consulta por clínica depresiva, sentimientos de soledad y decaímiento, siendo diagnósticado de TDAH y T. Adaptativo e iniciándose tratamiento antidepresivo sin resoluciónd de la clínica.
El siguiente año, el paciente debuta con un primer episodio psicótico que motiva un ingreso en la Unidad de Hospitalización Breve. Motivan el ingreso episodios de heteroagresividad graves con agresiones ,e ideas de perjuicio y de contenido sexual. La evolución del paciente resulta tórpida, con 5 ingresos desde el año 2016 – 2021. Durante este tiempo el paciente no cumplimentaba correctamente el tratamiento y se mantenía el consumo de tóxicos, aunque resulta interesante que durante los ingresos los resultados toxicológicos eran negativos. Finalmente, se decide el ingreso del paciente en una Unidad de Media Estancia.
Tras unos meses, el paciente presenta una mejoría significativa, que proponemos que se debe al abordaje interdisciplinar, así como al entorno estructurado que supone una Unidad de Media Estancia, junto con la abstinencia de tóxicos que proporcionan al paciente un pronóstico favorable en cuanto a conducta y funcionamiento.
Este caso ilustra que la exposición a adversidades en la infancia no es necesaria ni suficiente, pero que es posible que interactúe con la vulnerabilidad genética y/u otros factores de riesgo para resultar en psicosis. En esta líena, existen estudios emergentes que indican que el 80% de los jóvenes en estados mentales de alto riesgo cuentan con historia personal de eventos traumáticos/victimización. Existen innumerables vías que se cruzan con factores de riesgo genéticos o ambientales, se propone una correlación entre procesos cognitivos y mecanismos neurobiológicos para explicar estas asociaciones. Concluimos por tanto, que no se puede hablar de una separación entre mente y cerebro.
INTRODUCCIÓN: El “Trauma Complejo” es la consecuencia de la exposición a situaciones amenazantes para la integridad individual como la negligencia, maltrato y/o abuso que pueden generar efectos perjudiciales en la construcción de la identidad y personalidad, regulación de afectos e impulsos, memoria y atención, relaciones interpersonales y sistema de significados. Los procesos de traumatización entrañan una gran complejidad y son múltiples los factores que mantienen el daño. Requieren un abordaje integral desde la perspectiva: psicobiológica, relacional y social.
RESUMEN: Paciente de 14 años que ingresa por autolesiones e ideas auto/heterolíticas con agresividad manifiesta. Entre sus antecedentes destaca una crianza marcada por la violencia, las drogas, la prostitución y los urtos, carentes de afecto, estructuración y estabilidad emocional, en una situación extrema de exclusión social. Su madre ejercía la prostitución de forma sistemática en presencia de sus hijos y su padre los maltrataba física y psicológicamente y abusaba sexualmente de la paciente. La obligaban a consumir y a robar. La paciente se hacía cargo de sus hermanos ejerciendo un rol de madre, sin haber transitado la infancia. Pedía limosna y buscaba comida en la basura. A los 7años fue llevada a un hogar. Dos años después fue adoptada junto a sus hermanos. Su familia adoptiva lejos de facilitar la escucha y proporcionar el sostén necesario para vincularse la rechazaban, marcaban diferencias con sus hermanos y los fueron distanciando. La paciente comenzó a sentir rabia y frustración, tristeza e impotencia que externalizaba a través de la ira y la violencia hacia sí misma. Se autoagredía cortándose los brazos, arrancándose el pelo, las uñas, abandonó sus autocuidados, dejó de alimentarse, y tomó una posición de autodestrucción… fue empeorando y las autolesiones dejaron de ser suficiente para canalizar el malestar interno y comenzó a verbalizar deseos de heterolesión hacia familiares. Éstos respondieron encerrándola en el comedor durante 6 meses. La situación se volvió insostenible, acudieron a urgencias y quedó hospitalizada. Durante el ingreso, se pusieron de manifiesto las dificultades que habían impedido el vínculo entre la paciente y su madre adoptiva. La paciente mostraba continuamente ambivalencia respecto al rol de hija que debía ocupar al tiempo que la madre adoptiva era muy inconsistente en su papel, creando así mucha confusión. Además, competía con la paciente por la posición “maternal” en relación con sus hermanos y depositaba en ella unas expectativas y exigencias que ésta no era capaz de cumplir sobre su “ideal familiar”, que reflejaban un deseo insatisfecho de maternidad. Durante la hospitalización se realizaron múltiples intervenciones psicoterapéuticas, individuales, grupales y familiares y se pautó antidepresivo y antipsicótico como antiimpulsivo. La evolución está siendo favorable, la paciente mantiene estabilidad psicopatológica, destacando un significativo punto de inflexión en el momento en el que tanto la paciente como los padres adoptivos ponen en palabras el deseo mutuo de deshacer la adopción. Actualmente, se está trabajando junto a los Servicios Sociales en esta dirección. Sin embargo, nos preguntamos: ¿Acaso el ser “devuelta” por sus padres adoptivos, no reproducirá el desamparo primario que experimentó la paciente en la construcción de su psiquismo?
CONCLUSIÓN: En la clínica se percibe la vulnerabilidad de los pacientes traumatizados no solo a nivel psicobiológico sino también social. Por ello es importante no limitarnos a reducir la sintomatología, sino también debemos apoyar activamente el mantenimiento o, incluso la creación de un desempeño social dañado o que se ha perdido por completo. Para ello, es fundamental crear un vínculo confiable y seguro para que el/la paciente pueda elaborar, reexperimentar, resignificar y repararse a nivel intrasubjetivo, relacional y social, y evitar la retraumatización.
Las psicosis de inicio tardío supusieron a lo largo de los años de una gran controversia, hasta que en el año 2000, se acordó reservar la terminología de esquizofrenia de inicio tardío a las personas con dicha sintomatología mayores de 40 años. En este trabajo expondremos un caso reciente de nuestras consultas:
Se trata de un varón de 44 años de edad, casado, es padre de una niña de 9 años, trabajador en activo y con un correcto funcionamiento socio-familiar.
Acude derivado para valoración urgente por el Servicio de Psiquiatría tras ser visto por Psicología Clínica en el contexto de la aparición de ideas de tipo delirante de una semana de evolución tras abandono del hábito tabáquico con la toma de Bupropion desde hace 2 semanas.
Entre sus antecedentes personales consta un abuso de cocaína y de cannabis a lo largo de 15 años, pero que en la actualidad lleva abstinente desde hace 6 años, donde había recibido tratamiento psicoterapéutico y farmacológico adecuado.
En la primera consulta, refieren la presencia de presencia de un comportamiento extraño y verbalizaciones con una gran angustia donde indica que sus jefes le han puesto una cámara en el camión, le han hackeado el móvil para escucharlo y vigilarlo en su jornada laboral y fuera de ella, expresando que llegó a acudir a las Fuerzas del Orden Público y que le confirmaron todo lo que él estaba expresando. Verbalizan de que le hablan y lo amenazan con hacerle daño a él y a sus familiares. Reconoce presencia de insomnio de muy larga data, con un descanso poco reparador.
La exploración psicopatológica presencia de un aspecto ligeramente desaliñado, consciente y orientado en las tres esferas, colaborador, con un discurso de contenido delirante, con presencia de ideas de perjuicio y persecuación, que somos capaces de desmontar en la primera entrevista con una buena capacidad para la comprensión de dicha situación y de la presencia de una enfermedad, donde a la vez se trabaja la adherencia a la medicación y a las consultas de la especialidad. También está la presencia de alteraciones sensoperceptivas de tipo auditivo. Ánimo y ansiedad basal moderada reactivas a situación vivencial desencadenada por la enfermedad. No ideación tanática. Conciencia parcial de enfermedad.
Desde la primera toma de contacto se decide realización de pruebas somáticas: análisis completos de sangre, orina y realización de pruebas de imagen cerebral. Posteriormente, resultan estar dentro de la normalidad.
Ante dicha situación, pautamos Cariprazina en dosis ascendente hasta alcanzar los 6mg al desayuno, combinado con Quetiapina 50mg por la noche para una correcta conciliación y mantenimiento del sueño. Con retirada del Bupropion. A lo largo de las semanas, objetivamos una buena respuesta al tratamiento y adherencia al mismo, sin la presencia de efectos secundarios, con restablecimiento parcial de su funcionamiento premórbido.
Tras un adecuado diagnóstico diferencial y realización de las pruebas complementarias necesarias, podemos concluir la presencia de una Esquizofrenia de inicio tardío.
Introducción y descripción del caso
En ocasiones sintomatología ansioso depresiva que puede ser la primera manifestación del inicio de una patología orgánica subyacente de mayor entidad. El diagnóstico diferencial siempre debe estar presente ya que patologías somáticas pueden debutar con síntomas de ansiedad y retrasar tanto el diagnóstico como el plan terapéutico.
El objetivo es remarcar la importancia del diagnóstico diferencial de organicidad cuando aparece sintomatología relacionada con la ansiedad.
Se expone el caso de un paciente de 59 años, derivado desde el servicio de urgencias tras introducción de tratamiento antidepresivo y ansiolítico. Previamente sin antecedentes de consultas con salud mental, el paciente acude al servicio de salud mental derivado desde urgencias hospitalarias tras presentar crisis de ansiedad. Presenta desde hace unos meses ansiedad súbita a raíz de la situación de desempleo de su hijo, como único estresante. En ocasiones refiere desorientación temporal y espacial. Como antecedentes somáticos cabe destacar presencia de SAOS.
Exploración y pruebas complementarias:
Exploración psicopatológica: Consciente, orientado, colaborador y abordable. Presenta latencia de respuesta aumentada y se objetiva pérdida de memoria reciente con fabulaciones. Episodio de heteroagresividad. Discurso con pérdida del hilo conductor en conversaciones en el ámbito familiar. Ansiedad paroxística. No alteraciones en el curso ni contenido del pensamiento. Alucinosis visuales consistentes en visión de moscas y ratas. No presenta alteraciones anímicas mayores ni alteración del patrón del sueño ni del apetito.
Se realiza RMN craneal: Se observan múltiples lesiones intensas en T2 sobre todo en sustancia blanca supratentorial frontal bilateral, de posible naturaleza vasculodegenerativa crónica. Discreta atrofia cortical no asociada a la edad.
Discusión
En este caso, en ausencia de alteraciones en pruebas de imagen, se debería establecer un diagnóstico diferencial con un trastorno de ansiedad no especificada.
Se establece el diagnóstico de demencia de tipo frontal de características vasculodegenerativas. Pese a la rápida progresión de las alteraciones hasta el momento del diagnóstico responde bien a tratamiento con donepezilo y quetiapina, sin presentar alteraciones conductuales. Realizándose un seguimiento conjunto con Neurología y Salud mental.
Conclusiones
En pacientes con sintomatología de ansiedad de inicio brusco, es necesario descartar patología subyacente, sobre todo si se asocian alteraciones sensoperceptivas de tipo visual y desorientación temporal y espacial, para evitar sobrediagnóstico y sobretratamiento.
INTRODUCCIÓN: Se considera que en los países desarrollados aproximadamente el 90% de las personas que se suicidan padecen un trastorno mental. El riesgo de suicido varía en relación al tipo de trastorno, de manera que los trastornos afectivos y la esquizofrenia son los más tradicionalmente relacionados con el suicidio. Además de la propia patología mental y sus características, se conocen comúnmente una serie de factores de riesgo y de protección del suicidio, cuyo análisis permite detectar a aquellas personas más vulnerables, y por tanto actuar precozmente para tratar de reducir el riesgo.
OBJETIVO: Ampliar los conocimientos sobre los factores de riesgo de suicidio en las personas con esquizofrenia.
MÉTODO: Breve revisión de la literatura sobre los factores de riesgo y de protección del suicidio, y en especial de aquellos asociados a mayor riesgo en personas con esquizofrenia, a través de la presentación de un caso clínico sobre el tema.
RESULTADO: Se considera que la esquizofrenia aumenta el riesgo de suicidio entre 10-40 veces respecto a la población general. A lo largo de su evolución, entre el 25-50% de las personas con esquizofrenia realizan un intento de suicidio, llegando a consumarlo en torno a un 10%. En todo caso, la conducta suicida en personas con esquizofrenia parece asociarse no sólo a los síntomas propios de la enfermedad sino en gran medida al sufrimiento asociado a la pérdida del proyecto vital y a la visión negativa de la enfermedad, a lo que se añade la desesperanza y la sintomatología depresiva.
CONCLUSIONES: Por todo lo anterior, resulta fundamental no sólo tratar la enfermedad mental, sino analizar los factores de riesgo que aumentan la vulnerabilidad de las personas frente al suicidio, con el fin de desarrollar intervenciones que reduzcan dicho riesgo.
Introducción
El estrés que soporta un aspirante a medicina durante su preparación es altísimo y por ello, puede mermar en su bienestar emocional. La reacción normal frente a las exigencias y la carga de trabajo, bien gestionada y entendida, te moviliza y activa con eficacia, sin embargo, bajo periodos prolongados de estrés y una vulnerabilidad emocional subyacente, puede desembocar en un fatal desenlace.
Desarrollo del caso
Joven de 23 años que contacta con psiquiatría por ansiedad y estrés.
Antecedentes psiquiátricos: sin hábitos tóxicos ni contacto previo con salud mental hasta hace 1 año por conductas alimentarias restrictivas (amenorrea > 6 meses) e insomnio. Se orientó de Trastorno de Conducta Alimentaria, tipo anorexia con seguimiento posterior irregular.
Motivo de consulta: mayores dificultades cognitivas dando lugar a bajo rendimiento académico y absentismo, desgana sin ganas de llorar ni tristeza, presión en el pecho y tendencia a irritarse constantemente, hasta el punto de replantearse si quiere continuar con los estudios de 1º de medicina.
A la anamnesis más detallada, destaca: de inicio en la adolescencia rasgos de personalidad consistentes en la auto exigencia, perfeccionismo, perseverancia y altamente complaciente, sin posibilidad de alternativas, errores o fracasos. Durante los años, ha ido experimentado varias formas de autodestrucción: des de las autolesiones, las restricciones alimentarias, conductas hipersexualizadas, y finalmente relata con claridad ideación suicida planificada ante la falta de carencia y sentido vital, agravada con el fracaso (no llegar a la nota de corte) tras fracaso (estudiar cursos-grados “tobogán”) académico para llegar a su objetivo: estudiar la carrera de medicina, “estoy cansada”, “estoy agotada”, “no puedo más”.
DISCUSIÓN.
Existe un riesgo incrementado en aquellos estudiantes que se preparan o bien están desarrollando los estudios universitarios de medicina. Determinar su prevalencia y la complejidad de factores asociados como uno de ellos el agotamiento por el estrés académico así como la correlación con un trastorno mental es de vital importancia para el desarrollo de un futuro médico. Dada la alarmante demanda de consultas en salud mental de estudiantes universitarios de medicina, se incita a implementar un protocolo de detección y actuación precoz de síntomas ansiosos, depresivos, desadaptativos, rasgos de personalidad disfuncionales, y entre ellos el emocional inestable, consumo de tóxicos y sobretodo de ideación suicida.
INTRODUCCIÓN
El término fobia de impulsión alude a una obsesión caracterizada por el temor a perder el control y ceder a un impulso de contenido egodistónico y bizarro. A pesar de su denominación se trata de un auténtico fenómeno obsesivo, diferenciándose de las fobias por las características propias de la obsesión (reiteración, imposición, absurdidad…), y de los impulsos en que el problema intrapsíquico no se centra en la resistencia a cometer el acto, sino en un intenso temor a realizarlo.
CASO CLÍNICO
Paciente mujer de 9 años, sin contacto previo con salud mental ni antecedentes médico-quirúrgicos de interés, que acude al servicio de urgencias acompañada por su madre, derivada por su pediatra para valoración por psiquiatría por ansiedad y miedos. Como antecedentes familiares de interés destaca que el padre de la paciente padece neurosis obsesiva que ha precisado tratamiento psicofarmacológico en alguna ocasión.
Mantenemos entrevista con la paciente, quien refiere que cuatro días antes vio en YouTube un vídeo de zombies que le dio mucho miedo, habiendo presentado niveles elevados de ansiedad desde entonces. Explica que en este contexto le empezaron a aparecer en su cabeza pensamientos e imágenes sobre suicidarse o hacer daño a sus familiares, con intenso sufrimiento emocional asociado, ya que le da mucho miedo que se puedan hacer realidad. Refiere que no sabe cómo conseguir que esos pensamientos se vayan, y que desde que los tiene no le apetece jugar, le genera intenso temor quedarse sola, no tiene apetito y ha presentado mal descanso nocturno.
DISCUSIÓN
A pesar de no ser infrecuentes, y del severo malestar que generan en los sujetos que las padecen, la bibliografía sobre las fobias de impulsión es muy escasa, y data en su mayor parte de los años 70. En cuanto a su manejo, los textos clásicos proponen un refuerzo narcisista del paciente, siendo otra alternativa la terapia metacognitiva. En caso de que aparezcan en el contexto de niveles de ansiedad elevados, los fármacos ansiolíticos serían una opción terapéutica eficaz.
A pesar de no haber un consenso claro en la definición de depresión resistente al tratamiento (TRD), parece que sería falta de respuesta en dos tratamientos antidepresivos. Sin embargo, es la conceptualización de falta de respuesta la que tiene más problemas, aunque la duración de entre 4 y 6 semanas para una respuesta sobre los síntomas depresivos (p. ej Beck Depression Inventory ≥ 14). Los tratamientos secuenciales para la depresión resistente incluyen aumentar la dosis del antidepresivo, añadir otro antidepresivo, cambiar de antidepresivo o combinar con otro tipo de fármaco (antipsicóticos atípicos, tiroxina, litio, estimulantes, etc.).
La lurasidona es un antipsicótico atípico que ha demostrado ser útil en la depresión bipolar. En los casos que vamos a presentar, se usó una combinación de varias aproximaciones, esto es, se intentó aumentar la dosis, añadiendo otro antidepresivo y, finalmente, se añadió lurasidona con buenos resultados en trastorno depresivo unipolar
Caso 1: mujer 56 años. 6 meses con episodio depresivo mayor (en tratamiento con venlafaxina 75 mg). Sintomatología melancólica. AP 3 episodios con 25, 32 y 48 años, sin respuesta en venlafaxina 225 + mirtazapina 30 mg 2 meses. Respuesta pobre en los episodios antiguos, de duración entre 12-18 meses.
Caso 2: mujer 42 años. 10 meses con episodio depresivo mayor (en tratamiento con paroxetina 30 mg). Sintomatología melancólica. AP 2 episodios previos con 34 y 36 años. respuesta pobre a fluoxetina 40 mg, previamente con sertralina 150 mg durante 3 meses
Caso 3: mujer 63 años. 18 meses con episodio depresivo mayor (en tratamiento con duloxetina 90 mg). Sintomatología melancólica. AP 6 episodios depresivos, uno en cada de los 3 embarazos (23, 28 y 31 años) y 42, 48 y 55 años. Buena respuesta inicial a clomipramina 75 mg combinada con duloxetina 150 mg. Se retiró por efectos secundarios de clomipramina, la combinación duloxetina 180 mg, sertralina 100 mg y tianeptina 50 mg tuvo respuesta parcial durante 2 meses
Caso 4: hombre de 53 años. 4 meses con episodio depresivo mayor sin tratamiento previo, Sintomatología melancólica. Sin AP depresivos. Respuesta inexistente a venlafaxina 375 mg, amitriptilina 50 mg y sertralina 200 mg durante 4 meses
Caso 5: mujer 58 años. 10 meses con episodio depresivo mayor (en tratamiento con citalopram 30 mg). Sintomatologia melancólica. AP 2 episodios previos, 53 y 55 años. Respuesta pobre, mejor al inicio de cada ensayo de combinación. a sertralina 200 mg, clomipramina 75 mg y mirtazapina 15 mg durante 3 meses.
En todos los casos se añadió lurasidona en toma única nocturna dosis de 18,5 mg en caso 1, 2 y 4, y de 37 mg en el 3 y 5. La respuesta se confirmó vía telefónica entre los días 7 y 14 después de haber comenzado el tratamiento con mantenimiento en la respuesta en todos los casos. Los efectos secundarios anticolinérgicos fueron tolerables y más achacables a los antidepresivos.
Conclusiones. Aunque hacen faltas estudios y ensayos que confirmen estas impresiones clínicas de casos clínicos, la combinación de un tratamiento combinado a dosis plenas de antidepresivos se puede beneficiar de añadir un antipsicótico atípico en la respuesta de los síntomas depresivos.
Bibliografía
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Ishigooka J, Kato T, Miyajima M, Watabe K, Masuda T, Hagi K, Higuchi T. Lurasidone in the Long-Term Treatment of Bipolar I Depression: A 28-week Open Label Extension Study. J Affect Disord. 2021 Feb 15;281:160-167.
Varón de 18 años que presenta inicio de síntomas obsesivo-compulsivos en septiembre de 2019 con agravamiento progresivo a raíz de declararse el estado de alarma por COVID-19. Comienza seguimiento por psiquiatría en Unidad de Salud Mental (USMC) de referencia en agosto de 2020, en paralelo comienza abordaje psicológico en ámbito privado, de enfoque cognitivo-conductual, con frecuencia semanal y por vía telefónica.
El paciente comenta que a los 10 años tuvo síntomas obsesivo-compulsivos coincidiendo con el proceso oncológico y posterior fallecimiento de su hermana, pero estos síntomas remitieron luego, sin generar malestar psicológico ni impacto funcional. Tanto la madre como el paciente refieren que presentó una adolescencia normal, con buen funcionamiento premórbido.
En mayo de 2021 acude a servicio de urgencias hospitalarias, siendo atendido por psiquiatría por agudización de TOC grave desde el inicio del confinamiento por COVID-19, con repercusión en todas las áreas vitales, llegando al aislamiento total en domicilio y presentación de sintomatología florida. No ha acudido nunca a consulta presencial en su USMC desde la derivación, siendo su madre la que ha contactado, manteniendo seguimiento telefónico a través de ella y con el paciente puntualmente.
El paciente presenta pensamiento con contenidos obsesivos relacionados con el miedo a la contaminación. Habla con la boca semicerrada sin pronunciar, como si fuera un ventrílocuo, para evitar el contagio. No toca ninguna superficie ni sale de su domicilio. Ha iniciado tratamiento psicofarmacológico con paroxetina, con mejoría mínima percibida por la familia.
El paciente refiere que se ha acostumbrado a estar así, minimizando los síntomas y su repercusión. Describe, en tono racionalizador, temor a la contaminación y refiere que por ello se protege por si acaso.
Actualmente está comiendo muy poca cantidad y solo una vez al día, con la lentitud obsesiva y rituales previos. No se ducha desde hace aproximadamente un mes y presenta desde hace varios días enrojecimiento e hinchazón en ambos pies, en probable relación con la inmovilización, ya que mantiene tendencia al encamamiento. No permite que lo exploren y se niega a que le realicen cualquier actuación médica.
Ante la situación actual de descompensación clínica, con evolución muy desfavorable, y ante la necesidad de filiación diagnostica y tratamiento, se realiza ingreso hospitalario con carácter involuntario.
DESCRIPCIÓN DEL CASO:
Varón de 55 años con varios ingresos desde 1998, con orientación diagnóstica de Trastorno Bipolar II. En noviembre de 2021, presenta episodio depresivo mayor moderado –grave, en contexto de discontinuidad terapéutica. Se instaura tratamiento con Ácido Valproico y Citalopram 20 mg al día, presentando mejoría del estado de ánimo y desapareciendo los pensamientos de muerte.
Concomitantemente, presenta PCR Covid-19 positiva, por lo que se inicia el aislamiento. El paciente se encuentra en todo momento asintomático. Días después, remitido el cuadro psicopatológico y orgánico, se procede a alta hospitalaria. Una semana después, el paciente se precipita desde su domicilio, falleciendo.
DISCUSIÓN
Existe una información limitada acerca del impacto de la pandemia en personas con trastornos mentales preexistentes, a pesar de existir evidencia científica previa, que asociaba los coronavirus con el riesgo de trastornos del estado de ánimo y casos de suicidio (Arbelo, N. 2021) (Okusaga, O. 2011).
Los estudios relativos al Covid-19 y a las personas con trastornos mentales, revelan que esta población es especialmente susceptible al distrés emocional que ha provocado la pandemia, así como también, presentan una peor respuesta emocional ante la misma (Anmella, G. 2020) (Arbelo, N. 2021). También, son especialmente sensibles a aquellos factores que interrumpen sus ritmos biológicos y sociales, y que, por tanto, alteran su ritmo circadiano (Crowe, M. 2020). Las razones de esta mayor susceptibilidad son variadas, incluyendo, mayores dificultades para acceder al sistema sanitario (Anmella, G. 2020) (Arbelo, N. 2021). Además, hay que considerar que, las cuarentenas son factores de riesgo para sufrir depresión y ansiedad; incluso se han descrito, casos de suicidio (Brooks SK. 2020)
Sin embargo, también debemos tomar en consideración, otros aspectos relevantes como son, las interacciones farmacológicas existentes entre los tratamientos usados para el Covid-19 y nuestros antidepresivos y antipsicóticos, ya que ambos pueden provocar alargamiento del Qtc (Anmella, G. 2020). Sin olvidar que, los corticoesteroides, pueden provocar, síntomas neuropsiquiátricos (Arbelo, N. 2021). Por último, se ha observado que, debido a estas dificultades a nivel farmacológico, así como también al estigma subyacente, este subgrupo de pacientes presenta peores resultados médicos (Anmella, G. 2020) (Arbelo, N. 2021).
Ante toda esta evidencia, ¿se podrían tomar algunas medidas para evitar el potencial riesgo de suicidio de estos pacientes? En general, se describe que esta población, debería recibir un soporte extra, así como valorar limitar la duración de sus cuarentenas y/o aislamientos (Brooks SK. 2020).
CONCLUSIONES
Debido a la especial susceptibilidad de nuestros pacientes ante la pandemia, se deberían tomar medidas especiales, tanto a nivel domiciliario como hospitalario. Se podría valorar el beneficio -riesgo de la duración de los aislamientos y cuarentenas, así como, formar a los profesionales de salud acerca de las interacciones farmacológicas de ambos tratamientos. Por último, se debería remarcar el potencial riesgo de recaída, y por tanto, suicida de los pacientes de salud mental infectados por Covid-19.
Introducción: El trastorno bipolar es una enfermedad mental crónica, que cursa en forma de alteraciones del estado de ánimo (depresión, manía o hipomanía y formas mixtas) que se alternan periódicamente. La depresión bipolar (DB) se considera la fase de la enfermedad más predominante, discapacitante, recurrente y de mayor mortalidad; sin embargo, ha sido relegada a un segundo plano en la investigación clínica. Además, implica mayor complejidad con respecto a la depresión unipolar (DU), tanto por la clínica, más atípica que la DU; como por su abordaje terapéutico, que compromete el riesgo de viraje hacia el otro polo de la enfermedad, la necesidad de politerapia y la mayor propensión de resistencia terapéutica. Solo hay tres fármacos aprobados por la FDA para el tratamiento de la DB aguda: la quetiapina, la combinación de olanzapina y fluoxetina; y a partir de 2013, la Lurasidona, con un perfil de efectos secundarios que podría aportar ventajas sobre los otros tratamientos anteriores.
Objetivos:
• Conocer el abordaje terapéutico para la DB.
• Conocer los efectos secundarios que puedan aparecer en los psicofármacos utilizados en la DB.
• Plantear el uso de Lurasidona como tratamiento apropiado para pacientes con DB y síndrome metabólico y/o intolerancia a otros psicofármacos.
Caso Clínico: Mujer de 53 años diagnosticada de Trastorno Bipolar tipo I desde los 17 años. Como antecedentes médicos de interés destacan síndrome metabólico e IRC. Subjetivamente la paciente refiere empeoramiento psicopatológico tras la retirada de Litio por IRC, realizándose diferentes reajustes de tratamiento a nivel ambulatorio con eficacia parcial o mala tolerancia. Se intentó tratamiento con Aripiprazol en 2018 que tuvo que abandonarse por insomnio. Finalmente, y en contexto de episodio depresivo con clínica delirante de perjuicio e ideación autolítica secundaria, se realiza ingreso en UCE y se inicia tratamiento con Cariprazina (en vías de evitar el uso de otros AP que favorezcan el aumento de peso); que posteriormente se retira por la presencia de insomnio global y sospecha que pueda tratarse de un efecto secundario (como ocurrió con Aripiprazol). Se decide inicio de tratamiento con Lurasidona hasta dosis de 74 mg/día. A medida que pasan los días, se observa franca mejoría clínica tanto de la esfera afectiva como de la clínica delirante, por lo que se consensua alta a su centro de salud mental tras 14 días de ingreso. A día de hoy, y tras dos meses desde el alta hospitalaria, su psiquiatra de referencia objetiva gran mejoría y estabilidad clínica con respecto a los años previos.
Conclusiones: dada la evidencia descrita en la literatura, el uso de Lurasidona debe ser considerado una alternativa terapéutica adecuada para el tratamiento de la DB, tanto por su efectividad, como por su perfil a nivel metabólico y/o la aparición de otros efectos secundarios. En el caso expuesto, la respuesta clínica con Lurasidona fue favorable, lográndose estabilidad clínica en una paciente con DB con síndrome metabólico que no toleraba otros AP atípicos.
Las personas diagnosticadas de un trastorno dual presentan un mayor riesgo de suici¬dio que aquellas personas que padecen un solo trastorno, ya sea por abuso de sustan¬cias o por un problema de salud mental.
Según los datos del Instituto Nacional de Estadística el 40% de las personas con Patología Dual presenta ideas suicidas. Siendo el uso de sustancias un importante factor de riesgo para el suicidio y un marcador de mal pronóstico para la evolución del paciente. Son en concreto aquellos que padecen un trastorno psicótico crónico, trastornos de¬presivos mayores con trastornos de personalidad e impulsividad los perfiles de mayor riesgo a presentar dichas conductas suicidas.
Se presenta el caso de un varón de 34 años en seguimiento por Trastorno Psicótico No Especificado y Dependencia a Estimulantes; que en contexto de consumo de Anfetamina es realiza un intento autolitico por ahorcamiento, motivado por su intenso malestar emocional a consecuencia de la intensificación y cronificación de las alucinaciones auditivas y la autorreferencialidad.
El paciente realiza un seguimiento irregular en la Unidad de Salud Mental y reconoce haber abandonado la medicación hace 6 meses. Ha realizado dos ingresos previamente en plantas de Psiquiatría; así como en varios recursos especializados en trastorno de uso de sustancias, retomando el consumo tras salir de los mismos.
Exploración Psicopatológica:
Consciente y orientado en las tres esferas. Memoria sin alteraciones aparentes. Hiperalerta. Inquieto, nervioso; colaborador. Mantiene contacto visual y respeto interpersonal. Temple expansivo; cambiante. Durante la entrevista tendencia al llanto; labilidad emocional. Discurso espontaneo, acelerado, sintáctico; mantiene hilo argumental. Tendencia a la minimización de responsabilidades. Refiere ideación delirante de perjuicio y autorreferencialidad continuas; sin objetivar mejoría con medicación. Describe alteraciones sensoperceptivas auditivas
(voces comentadoras y punitivas múltiples), visuales (sombras que lo persiguen) y cenestésicas («noto que me agarran de los hombros»). Refiere importante resonancia afectiva con frecuentes crisis de ansiedad casi diarias, así como conductual; habiendo perdido varios trabajos, desorganizado el mobiliario del domicilio y aislándose durante varios días por miedo a salir al exterior del mismo. No sintomatología sugestiva de cuadro afectivo mayor estructurado activo en el momento actual. Reconoce ideación autolítica activa; al verse emocionalmente desbordado por su situación psicopatológica. Ritmo sueño-vigilia desestructurado. Juicio de realidad mermado.
El famoso caso de Phineas Gage en 1868 marcó un hito en el ámbito del daño cerebral adquirido y su relación con los síntomas neuropsiquiátricos. Hoy en día, la aparición de estos síntomas en pacientes que han sufrido daño cerebral constituye un soporte idóneo para la comprensión de los procesos cerebrales subyacentes a toda experiencia humana.
Bien es cierto que lo más frecuentemente documentado, en parte debido a su elevada prevalencia, son aquellos cuadros originados a consecuencia de eventos traumáticos. Sin embargo, el «daño cerebral» es un término impreciso que incluye todas aquellas alteraciones estructurales patológicas, tanto de origen traumático, como hipóxico, vascular, tóxico, infeccioso o neurodegenerativo.
Las secuelas de mayor prevalencia asociadas al daño cerebral serían las propias de la esfera afectiva: episodios depresivos, cuadros maniformes, trastornos de ansiedad. Pero también encontrar con más frecuencia cuadros psicóticos, descontrol conductual, rasgos disfuncionales de personalidad y síntomas del espectro obsesivo-compulsivo en pacientes que han padecido daño cerebral adquirido en comparación con índices de población normal. Es fundamental que tengamos en cuenta que la severidad de la afectación neurológica o cognitiva, no se correlaciona necesariamente con la presencia de psicopatología activa ni con el carácter de ésta.
Presentamos el caso de una mujer de 38 años que es derivada a la Unidad de Salud Mental por clínica de malestar e intensa inestabilidad emocional, que se acompaña de sueño fraccionado con despertares desorganizados y déficit en el control de impulsos para la alimentación.
Nueve meses antes la paciente sufrió una parada cardiorespiratoria en contexto de una intervención quirúrgica de cirugía bariátrica, que requirió de reanimación cardio-pulmonar; sufriendo finalmente una Encefalopatía Anóxica. Esta acarreó importantes secuelas, viendo mermadas sus capacidades motoras y cognitivas.
En la exploración psicopatológica destaca una desorientación temporal y el discurso disártrico y empobrecido. La paciente refiere la aparición de ideación celotípica que el marido explica tener una raíz vivencial en una relación pasada; habiéndose reactivado tras la afectación neurológica, debida a la desorientación temporal secundaria a esta y confundir ocasionalmente a su pareja actual con su anterior relación. La paciente describe un humor depresivo, acrecentado de manera reactiva por su situación actual; sin embargo, niega la presencia de anhedonia, apatía y abulia. Niega ideación autolítica activa en el momento actual. La familia describe mal control de impulsos, especialmente con la alimentación; con aparición de conductas ansiosas y llegando a presentar vómitos por rebosamiento.
Con una exploración neuropsicológica exhaustiva se objetiva una clara afectación frontal a consecuencia de la Encefalopatía Anóxica, origen de las alteraciones conductuales y emocionales (labilidad emocional, ansiedad ante la comida, dificultades en la capacidad de control inhibitorio).
INTRODUCCIÓN:
El síndrome post-COVID-19 se define por la persistencia de signos y síntomas clínicos que surgen durante o después de padecer la COVID-19, permanecen más de 12 semanas y no se explican por un diagnóstico alternativo. Los síntomas pueden fluctuar o causar brotes. La clínica más frecuente comprende fatiga, disnea, alteración de la atención, concentración, memoria y sueño, además de síntomas psiquiátricos tales como la ansiedad y depresión. Se desconocen los mecanismos biológicos que subyacen, aunque una respuesta autoinmunitaria e inflamatoria anómala o excesiva podrían tener un papel importante.
CASO CLÍNICO:
Hombre de 54 años, derivado por su MAP a USMC de referencia para valoración sintomatología depresiva tras haber padecido COVID-19 hacía tres meses.
Es el 1º de una fratria de 3 hermanos. Divorciado, sin hijos. Vive solo y trabaja como autónomo en el ámbito de la restauración. De ILT desde hacía un mes.
Como AP somáticos de interés, destaca obesidad, HTA , DM, consumo de alcohol esporádico, intensificado en último periodo (2 UBE/día). Entre los AP en Salud Mental, atención puntual hacía 10 años por psiquiatra de ámbito privado tras divorcio, OD de trastorno adaptativo. Llevó a cabo tratamiento psicofarmacológico con fluoxetina con buena respuesta.
Al inicio del seguimiento, el paciente describía cefalea de características migrañosas, episodios autolimitados de disnea y astenia intensa, todo ello con una limitación funcional importante. A la exploración psicopatológica, mostraba ligero enlentecimiento psicomotor, tristeza, desinterés, anergia, anhedonia, importante apato-abulia, sentimientos de culpa y vivencias de infravalía en torno la limitación funcional y dependencia de terceros. Refería también quejas de insomnio de conciliación y disminución de apetito y peso (3% del peso en el último mes). Destacaban ideas pasivas de muertes de mes de evolución, agravadas en la última semana, existiendo ideación autolítica e intencionalidad con plan semiestructurado. 5 puntos en la Escala SAD Persons.
La orientación diagnóstica fue de episodio depresivo moderado sin síndrome somático (CIE-10: F.32.10). Se ofertó ingreso en UHSM que rechaza, no existiendo criterios de involuntariedad. Se inició abordaje psicoterapeútico, elaborándose plan de actuación en caso de crisis y se incluyó tratamiento con zolpidem 10 mg si insomnio y fluoxetina 20 mg.
Al mes del inicio del seguimiento, el paciente fue trasladado por DCCU y FFOOPP a área urgencias tras intento autolítico mediante ahorcamiento. Se procedió a ingreso involuntario en UHSM de tres semanas de evolución, en el que se llevó a cabo ajuste de tratamiento psicofarmacológico: ascenso de fluoxetina a 40 mg e introducción de olanzapina 10 mg en dosis nocturna. Al alta, el paciente reportaba mejoría a nivel afectiva, realizaba crítica adecuada del intento de autólisis que motivó su igreso y verbalizaba proyectos de futuro realistas.
CONCLUSIONES:
La frecuencia de los síntomas depresivos a partir del tercer mes después del alta tras la COVID-19 se sitúa entre el 11 % y el 28 % de los casos. Un seguimiento de los pacientes a los 6 meses y medio desde la infección, obtuvo una prevalencia del 27% en sintomatología depresiva moderada y un 5% en sintomatología grave. Asimismo, tras la revisión de los diferentes estudios se observa que la depresión post-COVID se mantenía durante los 3 primeros meses, al contrario de lo que ocurre con otros problemas de salud mental también asociados a la infección por SARS-CoV-2, como el trastorno por estrés postraumático, la ansiedad o el insomnio, que tienden a remitir durante ese periodo.
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Las conductas suicidas en la adolescencia configuran un gran problema de salud pública, convirtiéndose en una de las tres causas más frecuentes de fallecimientos en este periodo, donde se ha observado una tendencia mayor a los intentos suicidas en mujeres adolescentes con contra de un mayor porcentaje de suicidios consumados en varones adolescentes.
Se han descrito diferentes factores asociados a la conducta suicida, y que van a estar englobados en diferentes dimensiones como la psicosocial, sociodemográfica y de salud (enfermedad médica y psiquiátrica), estando también implicados los factores genéticos y biológicos. Durante la adolescencia además de los factores individuales toman especial relevancia los factores familiares y sociales.
Son múltiples los autores que posicionan la existencia de un trastorno mental (sobre todo los trastornos afectivos) así como el abuso de sustancias entre los factores de riesgo de elevada importancia más aún cuando se asocian entre ambos. La impulsividad se posiciona como un fuerte factor de riesgo en la conducta suicida, durante la adolescencia el control de la misma, Hallfors y col. apuntan a que los suicidios consumados en adolescentes son el resultado de respuestas impulsivas secundarias a estresores externos (fracaso escolar, conflictos con iguales, abuso físico o sexual…).
Caso:
SSF: Mujer de 15 años, estudiante de 2º ESO (repetidora), menor de fratria de 2 hermanos, convive con madre y hermano de 17 años (padres separados cuando cuenta la paciente con 12 años de edad). Proviene de familia con bajos recursos económicos (madre como única sustentadora, que cobra la ayuda RAI y trabaja limpiando sin contrato).
No presenta AP psiquiátricos previos, ni tentativas autolíticas previas. Consumo de cannabis en cantidad de 4-5 porros día desde hace unos 5 meses.
AF: Madre con ep. Depresivos tratados por MAP. Hermano diagnóstico de TEA. Niega resto.
Paciente con los antecedentes descritos que acude traída en ambulancia tras realizar sobreingesta de 10 comprimidos de diazepam 5mg en domicilio. Tras entrevista se pone de manifiesto que la sobreingesta la realiza de manera impulsiva, en presencia de su madre y hermano tras disputa familiar (por imposición de límites por parte de la madre). A la EPP no se aprecian síntomas psicóticos, no alteraciones afectivas en grado mayor en la paciente, sí dificultades en la regulación y gestión emocional, además se pone de manifiesto dificultades en el control de impulsos así como conductas de riesgo (sexual y de salud) por parte de la paciente. El sueño es fraccionado desde hace unos 15-16 meses. La paciente hace crítica de la sobreingesta medicamentosa, negando ideación o intencionalidad autolítica actual, si bien reconoce ideas de muerte pasivas de larga data (no sabe especificar tiempo) que aparecen sobre todo en momentos de mayor angustia.
Tras la intervención en el servicio de urgencias la paciente es derivada a una Unidad de Salud Mental con carácter preferente.
El presente caso trata de ilustrar la importancia de contar con estrategias específicas en las Urgencias de Psiquiatría para poder garantizar una mayor seguridad de los pacientes con riesgo autolítico alto, y revisar signos de alarma para identificarlos.
Se trata de una mujer de 24 años que acude derivada por su psiquiatra de referencia por alto riesgo de suicidio. La paciente presenta antecedentes personales de trastorno de conducta alimentaria tipo restrictivo y episodio depresivo grave, habiendo precisado en el pasado visitas a urgencias por ideación autolítica y gestos autolesivos, al igual que dos ingresos. Actualmente se encuentra en seguimiento privado con tratamiento psicofarmacológico y psicoterapéutico. A nuestra valoración la paciente se encuentra angustiada, lábil, y refiere ánimo bajo de meses de evolución que ha empeorado en las últimas semanas junto con incremento de niveles de ansiedad, que asocia a recaída reciente de su trastorno de conducta alimentaria. En este contexto, verbaliza ideación autolítica activa, estructurada y planificada. La paciente relata una tentativa hace una semana en la que condujo sola desde Madrid hasta Burgos con intención de comprar medicación e ingerirla en dicha ciudad, sin embargo, refiere que no lo hizo por sentirse paralizada por la angustia, por lo que volvió a Madrid. Días después la paciente tomó la determinación de precipitarse desde “el puente de los suicidas”, según la misma paciente lo designó. Explicó que llegó físicamente a ir al lugar con intención de valorar la posibilidad de éxito y determinar la hora de llevarlo a cabo. La paciente escribió dos cartas de despedida para familiares y amigos. El día previo al señalado, la paciente acudió a una cita que tenía programada con psicología y, pese a su determinación previa de no desvelar sus planes, finalmente rompió a llorar y los confesó. Es entonces cuando acude al Servicio de Urgencias de nuestro hospital para valoración de ingreso.
Tras nuestra valoración pasa a un box de Urgencias en compañía de su madre a la espera de ingresar en cuanto hubiera una cama disponible en la planta de psiquiatría. Se pauta medicación correspondiente, se deja pautada contención física cruzada en caso de agitación y se retiran pertenencias personales. La paciente permanece en urgencias durante tres días ante la ausencia de camas disponibles en nuestra unidad. La tercera noche de madrugada la paciente busca entre las pertenencias maternas, encuentra una caja de Lorazepam, e ingiere 20 comprimidos.
Este caso plantea la necesidad de aplicar medidas de protección en pacientes en los que se detecta elevado riesgo de suicidio para asegurar la contención durante su estancia en urgencias. Plantea cuestionar si el acompañamiento familiar es suficiente en estos casos o si son necesarias medidas más intensas y vigilancia más estrecha por parte del personal de Salud Mental en Urgencias.
PRESENTACIÓN DEL CASO
Se expone un caso de un paciente de 46 años, divorciado y sin hijos. Es el menor de una fratría de tres. Vive con su madre, la cual padece enfermedad de Alzheimer. El padre falleció hace tres años tras un proceso oncológico. Trabajó como directivo en una empresa automovilística.
Antecedentes de seguimiento por salud mental desde 2014 por clínica ansioso-depresiva reactiva a estresores vitales (pérdida de empleo, divorcio) y por consumo de tóxicos. Se le diagnosticó de F15.1 Consumo perjudicial de otros estimulantes.
Mantuvo seguimiento en otra comunidad hasta 2019, cuando ingresó en la Unidad de Hospitalización Psiquiátrica por sintomatología psicótica en contexto de consumo por α-PVP.
En 2020 retomó seguimiento en el Centro de Salud Mental de referencia de su ciudad de origen donde se le diagnóstico de F15 Trastornos mentales y del comportamiento debidos al consumo de otros estimulantes (incluyendo la cafeína). Mantuvo irregularmente tratamiento con escitalopram, olanzapina y pauta hipnótica.
EVOLUCIÓN Y TRATAMIENTO
En 2021 tuvo múltiples atenciones en urgencias por episodios de marcada agitación, heteroagresividad e intentos autolíticos en situación de consumo de α-PVP.
A mediados de 2021 fue atendido en Urgencias por defenestración. Presentaba marcada angustia interna con signos evidentes de intoxicación. Mantenía una actitud desafiante y querulante con sensación subjetiva de bienestar.
Fue intervenido quirúrgicamente y valorado por psiquiatría posteriormente. Se mostraba desorientado temporalmente no así en espacio ni autopsíquicamente. Mantenía un discurso fluente e informativo, describiendo vivencias sobrevaloradas de perjuicio sin objetivar otra sintomatología de la esfera psicótica ni alteraciones en la forma ni contenido del pensamiento. Fluctuaciones anímicas aparentemente reactivas al consumo de α-PVP. Reconocía consumo endovenoso habitual de la flakka cada dos semanas, contextualizando el gesto autolítico como un acto impulsivo dada la intensa angustia de vivencias de persecución tras el consumo. No se observaron conductas alucinatorias durante la valoración.
Recordaba los hechos acontecidos en las últimas 24-48h dentro del contexto de un estado de intoxicación por alfa PVP, realizando una adecuada crítica de lo ocurrido. Presentaba criterio de irrealidad de dichas percepciones, relatando vivencias parecidas en otras ocasiones.
Reconocía ideas pasivas de muerte, negando ideación autolítica, refiriendo clínica relacionada con situación de abatimiento emocional y claudicación familiar dentro de un posible síndrome del cuidador.
Tras el fracaso del abordaje a nivel ambulatorio se propusieron alternativas terapéuticas como el programa intensivo de hospital de día de drogodependencia en régimen de hospitalización parcial o completo. La adherencia fue escasa, las fugas del domicilio y abandono del tratamiento reiterantes y el consumo de flakka excesivo, hasta provocar la muerte del paciente tras nueva defenestración, en probable situación de consumo y vivencias de corte delirante.
CONCLUSIONES
El consumo de α-PVP ha ido aumentando los últimos años. Desde el punto de vista conductual puede facilitar la aparición de un cuadro de delirium agitado durante la intoxicación aguda, con comportamientos disruptivos, alucinaciones floridas, gestos autolíticos… Tenemos que esforzarnos por no quedarnos relegados a un segundo plano en el campo de las adicciones para poder asegurar una adecuada atención y prevención efectiva.
Introducción:
La crisis de COVID-19 puede conducir al desarrollo o exacerbación de la depresión, la ansiedad, el uso de sustancias y otros trastornos psiquiátricos y aumentar las tasas de suicidio durante y después de la pandemia. Por ejemplo, un estudio en Austria en marzo-abril de 2020 mostró que el 26,5 % de los participantes del estudio reportaron depresión moderada (13,3 %) a severa (13,2 %); 20,3% ansiedad moderada (8,9%) a severa (11,4%) y 21,2% informó sufrir estrés moderado. Las restricciones públicas resultantes representan una carga psicológica para los humanos en todo el mundo y pueden ser particularmente perjudiciales para las personas con trastornos mentales.
Caso clínico:se trata de una paciente de 24 años diagnosticada de TCA y de episodio depresivo moderado asociado. Refería que durante la pandemia empezó a presentar hipotimia, labilidad emocional y a su vez se incrementó pensamiento obsesivo con la alimentación (control de calorías, restricciones…). La paciente tiene que ser confinada en su habitación (vive con sus padres) ya que es diagnosticada de COVID. En este contexto, realiza intento autolítico (sobreingesta medicamentosa voluntaria) que relaciona con incremento de ansiedad y aislamiento en domicilio (la paciente refería que se vio desbordada y sin otras alternativas para afrontar dicho malestar, ya que en otras ocasiones le había ayudado salir de casa, quedar con amigos…).
Discusión:
En la actualidad, existe escasa bibliografía sobre el comportamiento suicida y el impacto psicológico en pacientes con TCA durante la pandemia.
En una encuesta realizada a pacientes con trastornos de la conducta alimentaria se objetivó que aproximadamente el 70% de los pacientes informaron que las preocupaciones por la alimentación, la forma y el peso, el impulso por la actividad física, la soledad, la tristeza y la inquietud interna aumentaron durante la pandemia.
En otro estudio, la mayoría de los encuestados informaron preocupación por el empeoramiento de su trastorno de alimentación debido a un «estresor ambiental» (63%). La mayoría informó un aumento en los pensamientos relacionados con la alimentación (74%), sentimientos de ansiedad (77%), depresión (73%) y aislamiento (80%) que los relacionaron con la pandemia. Casi un tercio describieron una disminución en la motivación para recuperarse (29%) que percibieron también como consecuencia de la pandemia.
En otro estudio realizado en España sobre la atención de pacientes con TCA en urgencias durante la pandemia se vio que dentro de las visitas totales a urgencias, los TCA se incrementaron del 1,7% en el periodo previo a la pandemia al 3,1% durante la pandemia (p = 0,030). Con relación al motivo de la consulta, se observó un cambio de patrón, reduciéndose las consultas por descompensación por ansiedad (p < 0,001) e incrementándose el comportamiento suicida (p = 0,016) y el trastorno de conducta (p = 0,022).
Conclusión:
1.Durante la pandemia, se ha observado un aumento de las conductas suicidas.
2.Estos resultados subrayan la necesidad de una mayor vigilancia de los pacientes con TCA durante la pandemia.
INTRODUCCIÓN:
La hiperprolactinemia no es inusual en primeros episodios psicóticos y en personas con alto riesgo clínico de psicosis 1, mediándose está relación por los altos niveles de estrés que sufren estos pacientes. Algunos estudios indican que estos hallazgos podrían relacionarse con un aumento de comorbilidad 2.
OBJETIVOS: Repasar de forma teórico-práctica el papel de la hiperprolactinemia en primeros episodios psicóticos y mostrar un ejemplo en el que el tratamiento fue eficaz.
DESCRIPCIÓN DEL CASO:
Presentamos el caso de una mujer de 36 años, soltera, que vive con su madre. Licenciada en derecho. En tratamiento con nifedipino por Síndrome de Raynaud. Tratada en Hospital de día con 17 años por Anorexia Nerviosa, sin precisar seguimiento posteriormente.
Esta paciente debutó con un episodio psicótico agudo a los 36 años, precisando ingreso hospitalario en la Unidad de Hospitalización de Salud Mental. Durante el ingreso se realizó un despistaje orgánico sin hallazgos relevantes analíticos a excepción de hiperprolactinemia. El TAC craneal fue normal.
Fue dada de alta tras una semana con un diagnóstico de Trastorno psicótico agudo polimorfo con síntomas de esquizofrenia, y con tratamiento pautado de Olanzapina 15 mg y lormetazepam 1 mg si insomnio.
Tras el alta, comienza seguimiento en la Unidad de Salud Mental Comunitaria de La Rinconada, encontrándose sin clínica psicótica. Al continuar la paciente con amenorrea e hiperprolactinemia, disminuimos olanzapina a 5 mg diarios. Sin embargo, la paciente continúa sin menstruación. Ante la situación descrita y la demanda del tratamiento, se consensua cambio de antipsicótico, introduciéndose Lurasidona 37 mg durante 2 semanas, aumentando la dosis posteriormente a 74 mg diarios.
El cambio es bien tolerado, a excepción de somnolencia, por lo que se reduce tratamiento a Lurasidona 55’5 mg diarios (37 mg + 18.5 mg) . La paciente continúa estable psicopatológicamente, sin objetivarse síntomas psicóticos ni afectivos. Mantiene buena adherencia al tratamiento y recupera su actividad laboral. En junio de 2020 recupera la menstruación y se normalizan los niveles de prolactina. En 2021, tras 2 años de tratamiento, habiéndose mantenido la paciente estable, se consensua con ella la retirada de tratamiento. A A día de hoy, la paciente continúa estable, con buena funcionalidad y calidad de vida.
Conclusiones:
Actualmente es necesario seguir estudiando el papel de la prolactina y otras hormonas en los trastornos psicóticos, así como la influencia de los distintos antipsicóticos en éstas. Existen otros casos reportados de tratamiento efectivo de hiperprolactinemia con Lurasiona3, siendo su estudio conveniente para comprender este efecto y sus posibles aplicaciones clínicas.
1.E. Studerus, S. Ittig,, Relation between self-perceived stress, psychopathological symptoms and the stress hormone prolactin in emerging psychosis. Journal of Psychiatric Research, (2021), 136, p 428-434.
2. C. Garcia-Rizo, J. Vázquez-Bourgon. Prolactin, metabolic and immune parameters in naïve subjects with a first episode of psychosis. Progress in Neuropsychopharmacoly & Biological Psychiatry,(2021), 110, p110332
3. J. Agapoff , D. Olson. Rapid and Sustained Resolution of Risperidone Associated Hyperprolactinemia and Galactorrhea With Low-Dose Lurasidone. Journal of Clinincal Psychopharmacology,(2020),40(4), p410-412
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Introducción:
Una de las definiciones más extendida de suicidio es la que propuso Edwin Shneidman que lo definió como «el acto humano consciente de causar la cesación de la propia vida, autoaniquilación, que se entiende como un malestar pluridimensional en un individuo que percibe este acto como la mejor solución».
La OMS (1986), define el acto suicida como “un acto con resultado letal, deliberadamente iniciado y realizado por el sujeto, sabiendo o esperando su resultado letal y a través del cual pretende obtener los cambios deseados” y, el parasuicidio, como “un acto sin resultado fatal mediante el cual, sin ayuda de otros, una persona se autolesiona o ingiere sustancias con la finalidad de conseguir cambios a través de las consecuencias actuales o esperadas sobre su estado físico”
El suicidio supone una de las principales causa de muerte en el mundo y la valoración de las tendencias o riesgo de suicidio es una tarea compleja a la que todo profesional de la Salud Mental se verá abocado en algún momento.
Las diferentes culturas y civilizaciones presentan diferencias en cuanto a la aceptación del suicidio, así como a los métodos empleados para llevarlo a cabo y los datos epidemiológicos. Por lo que es necesario conocer las peculiaridades culturales de la conducta suicida para poder abordar con la mayor eficacia posible a nuestros paciente, ya que, en la actualidad, la globalización ha condicionado que en nuestras consultas tengamos el privilegio de tratar pacientes de gran diversidad cultural
Objetivo: Revisar el concepto de suicidio desde una perspectiva transcultural.
Material y métodos: Se presenta el caso de una paciente china con el objetivo de analizar las diferencias culturales respecto al concepto de suicidio entre la cultura occidental y la asiática.
Conclusión:
Los límites entre la normalidad y la patología de determinados tipos de comportamientos varían de una cultura a otra; pues los umbrales de tolerancia de determinados síntomas o comportamientos difieren entre culturas, entornos sociales y familias. El psiquiatra deberá examinar la información aportada por el paciente, evaluar el riesgo suicida, utilizar el juicio clínico basado en el conocimiento profesional y, elegir la intervención más apropiada y adecuada para las necesidades específicas del paciente, teniendo en cuenta el reconocimiento del significado cultural, pues, puede corregir interpretaciones erróneas de la psicopatología.
Introducción:
Se considera que entre un 10 y un 50% de los diagnósticos de depresión corresponden a trastorno bipolar (TB). La polaridad inicial, es decir, el tipo de episodio con el que la enfermedad debuta, tiene implicaciones pronósticas importantes. Los pacientes que debutan con un episodio depresivo tienen mayor tendencia a presentar mayor prevalencia de ciclación rápida, más tentativas suicidas y menos síntomas psicóticos.
Presentamos un caso clínico de la Unidad de Hospitalización psiquiátrica (UHP) con diagnóstico de TB que sufre una descompensación maniaca que precisa ingreso.
Antecedentes:
• Sociales: Varón de 30 años, natural de Asturias. Estudios de grado terminados, se encontraba realizando una estancia para la tesis doctoral en Bélgica. Buen soporte socio-familiar y buen rendimiento académico.
• Médico-quirúrgicos: No antecedentes de interés.
• Psiquiátricos: Trastorno depresivo en 2020 que no precisó ingreso. Un ingreso previo en 2021 por episodio maniaco en relación a consumo de cannabis con alta con buena evolución posterior.
• Hábitos tóxicos: Cannabis habitual ocasional.
Tratamiento actual:
Se encontraba a tratamiento de mantenimiento con litio 1200mg y aripiprazol 15mg al día, con buena adherencia terapéutica.
Enfermedad Actual:
Es traído al Servicio de Urgencias desde Bélgica en tren por un familiar por alteración conductual con ideas megalomaniacas de haber descubierto la idea perfecta para su tesis doctoral. La familia reconoce halagos por parte de la tutora del paciente de un buen trabajo de tesis, pero que en los últimos días el paciente dejó de dormir por las noches consumiendo bebidas energéticas para realizar dicho trabajo. El paciente niega consumo de cannabis desde el alta anterior y niega haber abandonado el tratamiento.
Exploración psicopatológica:
Consciente, orientado en las tres esferas y colaborador. Intranquilo. Marcada ansiedad psicótica, ánimo hipertímico. Discurso acelerado. Temeroso. Discurso centrado en temática delirante del tipo megalomaniaco de grandeza de haber descubierto algo en relación a su tesis que conecta varios mundos. Reducción de necesidad del sueño. No ideación autolítica. Nula capacidad de insight.
Pruebas complementarias: Se observan drogas de abuso en orina negativas por lo que el paciente no se encontraba consumiendo cannabis como anteriormente. No se detecta Litio a nivel plasmático. Resto sin alteraciones reseñables.
Diagnóstico:
F 31.2. Trastorno bipolar tipo I, episodio actual maniaco con síntomas psicóticos.
Evolución:
Durante su estancia se reintrodujo tratamiento habitual con litio 1200mg y aripiprazol mejorando el ánimo pero debido a la persistencia de síntomas psicóticos precisó paliperidona a dosis de 12mg y se comenzó tratamiento con paliperidona depot y 10 sesiones de TEC con buena tolerancia. Se alcanzó finalmente la estabilización psicopatológica tras aproximadamente un mes. El paciente fue dado de alta a un dispositivo intermedio para garantizar buena adherencia terapética de manera temporal.
Introducción: Son muchas las enfermedades que precisan de tratamiento corticoideo, en concreto las enfermedades neurodegenerativas tienen como principal línea de tratamiento los corticoides debido a sus propiedades inmunosupresoras y antiinflamatorias. Estos fármacos no son inocuos y entre sus efectos secundarios destacan las alteraciones neuropsiquiátricas. Fue en la década de los años 50 cuando fueron descritas por primera vez. Manía, psicosis e incluso incremento de suicidio son algunas de las manifestaciones.
Objetivos: Describir el caso clínico de una paciente de 50 años sin antecedentes de salud mental que presenta un cuadro maniforme de inicio repentino.
Material y Métodos: La paciente acude a urgencias con un cuadro maniforme y alteraciones conductuales graves que requieren ingreso en la unidad de hospitalización de psiquiatría. Como antecedente médico destaca infección por covid-19 que precisó tratamiento con dexametasona.
Resultados: Al ingreso la paciente presenta un estado hiperalerta, agitación e inquietud, con elevada suspicacia hacia familiares y personal sanitario. Actitud regresiva. Elabora un discurso ideofugitivo, con pérdida de meta, que pone de manifiesto un pensamiento divagatorio y tangencial muy productivo. Ánimo hipertímico. Destaca la desorganización del ciclo nictameral así como de la orexia. Heteroagresivad hacia terceros. Tras instauración de tratamiento con antipsicóticos (olanzapina y haloperidol) la respuesta fue rápida y notable alcanzándose la eutimia. Se realiza TC para descartar enfermedad orgánica poniéndose de manifiesto lesiones compatibles con infección o tumoración por lo que es preciso realizar RM. En el resultado de la RM se aprecian lesiones desmielinizantes compatibles con esclerosis concéntrica de Balo. Se realiza derivación a servicio de neurología quienes recomiendan tratamiento corticoideo si inicio de sintomatología neurológica.
Discusión: la esclerosis concéntrica de Balo puede ser una enfermedad autolimitada de curso benigno, si bien hay casos con episodios agudos de características similares a la esclerosis múltiple que precisan de tratamiento corticoideo. En el caso de nuestra paciente el tratamiento corticoideo debería ser reconsiderado puesto que impresiona de padecer cuadro maniforme tras instaurar tratamiento con este tipo de fármacos. Muchos pacientes evolucionan favorablemente al utilizar dosis bajas de corticoides y agregar un antipsicótico mientras dure el cuadro. Sería conveniente no obstante valorar tratamientos alternativos, así como recordar que su uso a pesar de ser muy amplio en la práctica clínica puede tener una amplia variedad de efectos secundarios de características graves.
INTRODUCCIÓN
Los trastornos psiquiátricos graves en los padres suponen un riesgo en el desarrollo de los hijos, y es más frecuente la existencia de patología mental en ellos que en la población infantil general1.
La enfermedad mental severa puede acarrear una incapacidad del sujeto para proveer del medio adecuado para el desarrollo del niño2.
MATERIAL Y MÉTODO
Revisión de un caso clínico de un niño de 7 años de edad que se encuentra en seguimiento en consultas de psiquiatría y psicología clínica por alteraciones conductuales y emocionales.
Situación familiar: convive con su madre. Madre soltera. No tiene hermanos. En los antecedentes familiares la madre padece de un con cuadro de depresión crónica con mala adherencia a seguimiento psicoterapéutico y toma de psicofármacos.
RESULTADOS
Se lleva a cabo un abordaje multidisciplinar.
Se inicia tratamiento psicoterapéutico y, en un primer momento, acompañada también de farmacoterapia para frenar la escalada conductual. También se incorpora a grupo de habilidades sociales y apoyo psicoeducativo.
Además, se coordina con terapeutas de la madre, colegio y Servicios Sociales donde también acuden.
DISCUSIÓN
Es fundamental el desarrollo de programas preventivos, de trabajar con el progenitor enfermo, el menor y el entorno familiar, para evitar repercusiones emocionales/conductuales en los hijos.
Se plantean las siguientes estrategias de prevención:
• Asegurar la estabilidad y continuidad de los cuidados.
• Incorporar al padre sano en el tratamiento y cuidado de sus hijos.
• Informar al niño sobre la enfermedad de sus padres apropiado a su edad, para poder comprenderla como una realidad diferente a ellos, de la que no son causantes ni culpables.
• Mejorar los patrones de comunicación, disminuir el caos familiar y potenciar la competencia personal y social en los hijos.
• Apoyo, soporte y tratamiento destinado a desarrollar recursos yoicos, a reforzar la confianza en si mismos y proporcionar relaciones estables, que permitan identificarse con figuras sustitutivas positivas.
• Apoyo social y de otras figuras familiares y cercanas; elementos de seguridad, atención y cuidado.
• Servicios y recursos que ayuden a los padres enfermos con sus hijos, tales como hospitales de día, ayudas domiciliarias…
CONCLUSIONES
El incremento del riesgo de sufrir psicopatología no es solo por razones genéticas sino también por los cambios negativos que la enfermedad psiquiátrica supone en la crianza del niño, la educación y la interacción de los miembros de la familia.
BIBLIOGRAFÍA
1. Bolívar Perálvarez, M., Vivas Guisado, J., Sanz de la Garza, C. «Hijos de padres con trastorno psiquiátrico». En: Gutiérrez Casares, J.R., y Rey Sánchez, F. (Eds.); Planificación terapéutica de los trastornos psiquiátricos del niño y del adolescente. Madrid, SmithKline Beecham, 2000.
2. White, C. I., Nicholson, J., Sher, W. H., Geller, J. I. «Mothers with Severe mental Illness caring for Children». Journal of Nervous and Mental Disease, 1995, 33, pp. 398-403.
INTRODUCCIÓN:
Los Trastornos de la Conducta Alimentaria (TCA) parecen ser más frecuentes en los pacientes con Diabetes Mellitus (DM) tipo 1 que en la población general, especialmente en chicas adolescentes1.
La DM es una enfermedad en la que la dieta y el peso corporal son un foco de gran atención. En estos pacientes pueden surgir conflictos relacionados con la imagen corporal, la autonomía, la dependencia, la baja autoestima y el estrés intrafamiliar2.
La existencia de diabetes en los TCA ha dado lugar a una nueva patología, llamada diabulimia, basada en la manipulación de las dosis de insulina para conseguir la pérdida de peso.
MATERIAL Y MÉTODO:
Revisión de un caso de una adolescente de 16 años que es derivada a la consulta de psiquiatría desde endocrinología por sospecha de TCA, diagnosticada previamente de DM tipo 1 o insulino dependiente.
Antecedentes personales:
Diagnosticada de DM tipo 1 a los 14 años de edad, con un seguimiento regular en endocrinología, pero con mala adherencia al tratamiento con insulina lo que provoca importantes descompensaciones metabólicas. En un primer momento, se trabajo la conciencia de enfermedad y la importancia a la adherencia al tratamiento, ya que, se pensaba que los motivos de omisión/disminución de la dosis de insulina era debido a la no aceptación de la enfermedad.
Sin embargo, la evolución es desfavorable por lo que se deriva a psiquiatría para valoración conjunta del caso y descartar la presencia de un TCA.
Evolución:
Durante el seguimiento en psiquiatría la paciente reconoce haberse saltado varias dosis de insulina por fobia a engordar. Verbaliza insatisfacción corporal, con deseos de adelgazar, alternado restricciones alimentarias con otros momentos de atracones alimentarios, empleando la manipulación de la dosis de insulina como método para perder peso.
Se realiza diagnóstico de TCA y DM y se lleva a cabo un abordaje multidisciplinar desde endocrinología y equipo de Salud Mental.
Así se acuerda un tratamiento psicoterapéutico, frecuencia semanal, con los siguientes objetivos:
-Establecer una alianza terapéutica.
-Aceptación y afrontamiento de la diabetes y su tratamiento
-Restaurar un patrón alimentario adecuado, evitando complicaciones medicas. Mantener un IMC adecuado.
-Intervención cognitivo-conductual de la psicopatología alimentaria
-Explorar posible sintomatología afectiva que suele ir asociada y en su caso tratar
-Prevención de recaídas
-Intervención familiar y psicoeducación.
RESULTADO
Gracias al trabajo multidisciplinar y coordinación continua entre endocrinología y salud mental, se consigue una mejoría destacable con un buen control glucémico, regularidad en la administración de insulina y una mejoría de la autoestima y autoconcepto de la paciente, aceptando tanto la enfermedad como su aspecto físico y siendo consciente de la gravedad de las complicaciones de un mal manejo de la diabetes.
CONCLUSIÓN
El equipo profesional involucrado en el cuadro de pacientes con DM tipo I debe estar atentos a la aparición de casos de TCA. Así debe considerarse siempre en aquellos pacientes diabéticos con un mal control metabólico, manipulación de la dosis de insulina y preocupación por el peso y aspecto físico, ya que su presencia afecta al manejo terapéutico, curso y pronóstico de la diabetes.
BIBLIOGRAFÍA
1. Grupo de trabajo de la Guía de Práctica Clínica sobre Diabetes mellitus tipo 1. Guía de Práctica Clínica sobre Diabetes mellitus tipo 1. Plan de Calidad para el Sistema Nacional de Salud del Ministerio de Sanidad y Política Social. Agencia de Evaluación de Tecnologías Sanitarias del País Vasco-Osteba; 2012. Guías de Práctica Clínica en el SNS: OSTEBA n.º 2009/10.
2. Gussinyé S, García-Reyna N, Gussinyé M, Bargada M, Bielsa A, Tomas J, et al. Trastornos de la conducta alimentaria en la diabetes mellitus tipo 1. Revisión bibliográfica. Endocrinol Nutr. 2004;51(6):374-9.
3. Bolaños P. Diabetes y trastornos de la conducta alimentaria: «Utilización» de la insulina. Trastornos de la conducta alimentaria. 2009;9:998-1005.
La recuperación en salud mental es un proceso complejo influido por múltiples factores, no sólo la naturaleza y gravedad de los síntomas psiquiátricos, sino también determinantes sociales (red social y empleo) y la propia experiencia de recuperación personal(1). En esquizofrenia, la remisión sintomática no constituye la meta final del tratamiento, sino la base necesaria para alcanzar la recuperación funcional, esto es, un mejor funcionamiento social y cognitivo que conllevan mejor calidad de vida(2). Los síntomas psicóticos parecen tener menor correlación que los afectivos y cognitivos con la recuperación funcional(3). Lurasidona se ha mostrado eficaz para tratar tanto los síntomas psicóticos, como los afectivos y cognitivos(4).
Presentamos el caso de una mujer diagnosticada de Esquizofrenia Residual, con 22 años de evolución de la enfermedad, que debutó a los 17 años con un episodio catatónico. Tratamiento: haloperidol (12-4 mg/día, Risperidona (3-1,5 mg/día). De acuerdo con su psiquiatra y su familia, tras 12 años estable, se retira el AP, permaneciendo estabilizada durante 4 años. Descompensación psicótica a los 35 años, tratada ambulatoriamente (Aripiprazol 15 mg/día + Sertralina 100 mg/día y Risperidona 3 mg/día), sin respuesta en estos 4 años.
Ingresa a los 39 años en la Unidad de Hospitalización Psiquiátrica Parcial (UHPP) tras Tentativa Autolítica (intoxicación con 28 mg de Lorazepam, a solas, sin provisión de ayuda). En el momento del intento de suicidio lleva un mes sin tratamiento AP y presenta una constelación de síntomas positivos/negativos (BPRS 20/74), afectivos (MADRS 36/60; HARS 25/52) y cognitivos (MoCA 25/30), con gran repercusión funcional (FAST 58/76) y percepción de calidad de vida muy baja (EuroQol-5D 30/100). Sin hábitos tóxicos, ni antecedentes familiares.
¿Qué Objetivo Terapéutico podemos plantearnos? Apostando por la Recuperación Funcional, escogimos Lurasidona por su eficacia tanto sobre la clínica psicótica, como afectiva y cognitiva.
Dosis inicial de 37 mg/comida con buena tolerancia y respuesta parcial, aumentándose a 74 mg/ cena (evitar somnolencia diurna). Se obtuvo remisión completa de sintomatología psicótica y cognitiva, con síntomas afectivos residuales resueltos combinando sertralina 50 mg/desayuno. La remisión clínica, no sólo de la sintomatología positiva, sino también negativa, afectiva y cognitiva, ha hecho posible el abordaje psicológico (conciencia de enfermedad, afrontamiento, autoestima, comunicación…) y social (relaciones familiares, formación, trabajo, ocio, HHSS…). Al alta de UHPP hizo un curso de cocina y obtuvo un contrato de verano como ayudante de cocina en un restaurante con muy alta exigencia.
¿Hemos conseguido el objetivo planteado de la Recuperación Funcional?: Sin duda.
Se obtuvo remisión clínica completa (BPRS 4/74, MADRS 9/60, HARS 3/52) y recuperación cognitiva (MoCA 29/30), funcional (FAST 10/76) y de calidad de vida (EuroQol-5D 85).
Lleva dos años estabilizada, con excelente adherencia terapéutica (Lurasidona 74 mg/noche + Sertralina 75 mg/día). Al contrato de verano le siguió uno indefinido en el mismo restaurante, con un puesto de responsabilidad intermedia, que mantiene en la actualidad con buen rendimiento y satisfacción personal.
Estos resultados sugieren que tanto la recuperación clínica como la funcional y personal deben ser consideradas en el tratamiento de los pacientes con trastornos del espectro de la esquizofrenia.
1. Castelein S, et al. Clinical, societal and personal recovery in schizophrenia spectrum disorders across time: States and annual transitions. Br J Psychiatry. 2021;219(1):401–8.
2. Valencia M, et al. Remisión sintomática y recuperación funcional en pacientes que padecen esquizofrenia. Salud Ment. 2014;37(1):59–74.
3. Leendertse JCP, et al. Personal Recovery in People With a Psychotic Disorder: A Systematic Review and Meta-Analysis of Associated Factors. Front Psychiatry. 2021;12(February).
4. Riva MA, et al. Identification of clinical phenotypes in schizophrenia: the role of lurasidone. Ther Adv Psychopharmacol Rev. 2021;11:1–12.
Introducción
El caso clinico describe a un paciente varón de 27 años con diagnóstico reciente de esquizofrenia, con factores de riesgo para suicidio, que presentó evolución favorable tras tratamiento de clozapina durante ingreso en la unidad de salud mental.
Aproximadamente el 50% de los pacientes con esquizofrenia o trastorno esquizoafectivo intentan suicidarse, y lo más importante, aproximadamente el 10% muere por suicidio. Existe evidencia significativa que sugiere que la clozapina reduce la tasa de suicidio en estos pacientes.
Descripción del caso
Paciente varón de 27 años, que fue llevado al servicio de urgencias del hospital por familiares y policías, presentando signos y síntomas en el último mes compatibles con un primer episodio psicótico (PEP), tras episodio de estrés mientras trabajaba como ingeniero informático en Londres.
Exploración psicopatológica al ingreso: Consciente, desorientado en tiempo y espacio, orientado en persona. Parcialmente colaborador. Agitación psicomotriz. Alteración de vivencias del yo con fenómeno de lectura del pensamiento, bloqueo del pensamiento, discurso disgregado y repetitivo. Ideas delirantes de perjuicio. No pudiendo descartar al ingreso alteraciones sensoriales. Sin ideación suicida. TAC craneal sin hallazgos patológicos además de analítica de sangre y orina normales, sin evidencia de consumos tóxicos.
Durante los primeros 3 meses de ingreso en unidad de agudos, se realizaron múltiples ensayos terapéuticos (paliperidona, risperidona, aripiprazol, olanzapina, quetiapina) y ninguno resultó eficaz. Se le permitió irse a su domicilio por dos días en régimen de permiso terapéutico, realizando intento autolítico con ingesta de cáustico, ocasionando una lesión esofágica y gástrica de tipo ZARGAR III tras valoración endoscopia en servicio de urgencias.
Tras este evento se inició tratamiento progresivo con clozapina, bien tolerado. Durante el mes siguiente, el paciente presentó mejoría de los síntomas afectivos y psicóticos, favoreciendo también la esfera cognitiva.
Se acordó con unidad de Primeros Episodios Psicóticos de Jaén, posterior seguimiento en régimen de hospital de día, restaurando rápidamente su actividad previa, tanto funcional, familiar como laboral, reincorporandose al mundo laboral con su profesional, ingeniero informático, con buena adherencia al tratamiento, sin sufrir ninguna descompensación psicopatológica ni ideación suicida tras 3 años de seguimiento.
INTRODUCCIÓN
Los síntomas psicóticos son motivos de alarma ya que pueden ser autolimitados o ser el inicio de una patología crónica como Esquizofrenia. Los episodios psicóticos breves son poco frecuentes y se encuentran en relación con diferentes factores de riesgo como el consumo de tóxicos como el cannabis. El plan terapéutico debe establecerse desde la primera consulta para un mejor pronóstico.
OBJETIVOS
Exponer un caso clínico de un delirio erotomaníaco, su diagnóstico y tratamiento desde las urgencias hospitalarias y su posterior seguimiento ambulatorio.
DESCRIPCIÓN DEL CASO
Paciente mujer de 30 años, que acude a urgencias hospitalarias con clínica delirante y gran ansiedad.
No tiene antecedentes personales médicos ni quirúrgicos de interés.
Antecedentes Psiquiátricos: Trastorno Límite de personalidad, consumo de cannabis y Tabaco ocasional.
Paciente que relata ideas delirantes erotomaníacas con un influencer coreano con el que creía mantener una relación a través de mensajes en una red social, llegando a pensar que tenía una relación con él, y que este le contestaba a través de sus publicaciones en un idioma que ella desconocía (coreano). En una ocasión consideró que le había pedido matrimonio a través de las mismas. Su compañero de piso, refiere que la paciente había acudido al aeropuerto tras interpretar que este influencer vendría a España a buscarla.
En el servicio de urgencias se muestra muy angustiada, hace crítica de las conductas y admite la posibilidad de que todo esto sea falso, pero aún así, no puede dejar de pensar en ello.
EXPLORACIÓN PSICOPATOLÓGICA
Paciente consciente, orientada y colaboradora. Lenguaje correcto. Niega alteraciones sensoperceptivas. Ideas delirantes de tipo erotomaníacas y autorreferencial. No presenta alteración del ánimo. Ansiedad reactiva. No ideación autolítica. No auto ni heteroagresividad. No alteración de la psicomotricidad. Disminución de apetito con pérdida de peso. Insomnio mixto.
– Analítica de sangre: sin alteraciones significativas
Triaje a tóxicos negativo
DIAGNÓSTICO: Episodio psicótico breve
TRATAMIENTO: Olanzapina 5 mg (1-0-1)
EVOLUCIÓN
Después del inicio del tratamiento con el antipsicótico mencionado y con el seguimiento ambulatorio ha remitido los síntomas de forma completa.
CONCLUSIÓN
Los episodios psicóticos breves son cuadros poco frecuentes que precisan un abordaje precoz lo que conllevará a un mejor pronóstico siempre que se realice un plan terapéutico adecuado
Las cromosomopatías o anomalías cromosómicas son reconocidas en un 0,5-0,7% de los fetos y responsables del 12-14% de los defectos congénitos. Las cromosomopatías se caracterizan por ser alteraciones en el número (aneuploidías o poliploidías) o en la estructura de los cromosomas.
En este trabajo vamos a exponer el caso clínico de un varón afectado del Síndrome de Jakob (47, XYY), en la mayoría de los casos no se suele identificar, ya que no presenta alteraciones físicas significativas. No es hereditaria, y su prevalencia es 1/1.000 varones.
Estos varones pueden tener dificultades de aprendizaje, otros trastornos más frecuentes son el trastorno del espectro autista, trastorno de déficit de atención e hiperactividad, trastornos de ansiedad y afectivos, junto con dificultades en el habla y en el desarrollo psicomotor, tics motores y alteraciones conductuales.
Se trata de un varón de 13 años. Adoptado con 18 meses junto con su hermano biológico 3 años mayor que él. Convive con ambos padres adoptivos y su hermano. Presenta un buen círculo social de niños de su edad y de la peña de su hermano. Estudiante de 6º de Primaria con adaptación curricular en todas las asignaturas y disminución marcada de las exigencias académicas en el último año. Ha repetido dos veces.
En su psicobiografía: parto a las 31 semanas, bajo peso al nacer, 1.600kg, y síndrome abstinencial, ya que la madre biológica presentaba un trastorno de adicción a diferentes tóxicos.
Inicia el seguimiento en Psiquiatría Infanto-Juvenil a los 8 años de edad, donde tras revisión de las diversas pruebas con Neuropediatría y la realización de un trabajo conjunto por parte de ambas especialidades, se deciden varios ajustes de tratamiento, el cambio del metilfenidato de liberación modificada y el de liberación inmediata por la guanfacina y el aripiprazol, con una buena respuesta a ambos y mejoría de la estabilización de la clínica a lo largo de los últimos años en el paciente. Finalmente, se le diagnostica de:
.- Síndrome de Jakob.
.- Trastorno de Déficit de Atención e Hiperactividad.
.- Trastorno del control de los impulsos.
.- Coeficiente Intelectual Límite.
A los 12 años hay un empeoramiento conductual con intolerancia a la frustración que derivaba en agresiones, hurtos, fugas ante las negativas, transgresión de las normas en el colegio. Estas situaciones se intentan manejar con psicoterapia, pero con baja eficacia, por ello pautamos acetato de eslicarbacepina, realizamos un escalonado lento hasta los 800mg, objetivándose una mejoría comportamental, permitiendo al menor y familiares volver a su vida cotidiana previa.
La impulsividad se define como una reacción no planificada y rápida frente a estímulos, sin tener en cuenta las consecuencias de esta actuación. Actualmente, tenemos varios psicofármacos que son empleados para las crisis epilépticas, pero que también han sido empleados para el control de los impulsos, como el acetato de eslicarbacepina, fármaco usado para el tratamiento de la epilepsia de inicio parcial con o sin generalización secundaria, pero con buena respuesta en el trastornos del control de los impulsos.
Introducción del caso:
Los antidepresivos tienen entre sus efectos indeseables y poco frecuentes la producción de tics motores y vocales, con mayor frecuencia en personas con trastorno obsesivo compulsivo. Presentamos un caso en que se produjo un Síndrome de Tourette con coprolalia y copropraxia, al introducir bupropion, por lo poco habitual en la literatura de un caso de estas características.
Descripción del caso:
Paciente varón de 41 años, ingresado desde los 26 en la Unidad Residencial y Rehabilitadora con los diagnósticos de retraso mental secundario a encefalopatía anóxica connatal, retraso del desarrollo psicomotor, trastornos de conducta y esquizofrenia desorganizada. Durante su ingreso se le diagnosticó de trastorno del espectro autista y TOC, que se correspondían mejor con sus dificultades de comunicación social, sus conductas rígidas y la presencia de suspicacia cuando se le forzaba a nuevas situaciones no anticipadas.
El tratamiento orientado al TEA y el TOC permitió reducir la polifarmacia previa, consistiendo finalmente en fluvoxamina, valproico, topiramato, risperidona y clonazepam.
Tras un periodo de un año de estabilidad apareció un cuadro compatible con un episodio depresivo mayor, presentando durante varias semanas intensa apatía, anhedonia y tendencia a la clinofilia. Perdió la capacidad de autonomía en las ABVD, no colaborando y siendo agresivo cuando se intentaba levantarlo, asearlo o darle de comer. No verbalizaba estar triste, ni presentar ansiedad, pero no era capaz de explicar lo que le sucedía. Dado que ya estaba en tratamiento con fluvoxamina, se decidió tratar con bupropion, para incidir en los síntomas de apatía y lentitud psicomotriz.
Se produjo una recuperación rápida en dos semanas, reapareciendo interés por su ocio restringido y otras actividades. Pero comenzó a presentar copropraxia y coprolalia, con conductas obscenas con el personal, tocándose y mostrando los genitales, frotándose contra trabajadoras, y una verbalización compulsiva de palabras de contenido sexual, en presencia o no de otras personas. Nunca antes había tenido conductas de este tipo. Se retiró el bupropion y desapareció la coprolalia en dos semanas, pero mantuvo parte de estas conductas como una forma de interactuar con los demás, le divertía las reacciones que generaba y no era capaz de entender el malestar que generaba. Fue necesario pautar acetato de ciproterona para controlar estas conductas, con mejoría en una semana. El cuadro depresivo empeoró tras la retirada del bupropion durante un mes, pero sin llegar a ser tan grave como al inicio y no hubo mal control de la clínica obsesiva compulsiva. Tres meses después de la retirada del bupropion alcanzó la eutimia y ya no presentó ninguna alteración conductual de temática sexual, ni coprolalia, ni copropraxia.
Discusión:
La literatura consultada confirmó otros casos de aparición de tics en pacientes tratados con antidepresivos para un cuadro depresivo y comorbilidad con TOC, pero casi ninguno por el uso de bupropion o con coprolalia y copropraxia. La comorbilidad con TEA y retraso mental puede empeorar el pronóstico al producirse alteraciones conductuales más graves, por su falta de reciprocidad social y de capacidad de ajustar su comportamiento a la aparición de un efecto secundario.
Historia clínica
Varón de 20 años que realiza seguimiento en programa de primeros episodios psicóticos en el hospital Son Llàtzer de Palma.
Antecedentes personales
No enfermedades somáticas de interés ni alergias medicamentosas.
Sin antecedentes psiquiátricos previos.
Niega hábitos tóxicos.
Sin tratamiento habitual.
Situación sociofamiliar
Progenitores separados a los 5 años, custodia compartida (por semanas). Mediano de tres hermanos (una de 21, una de 18), 2 hermanastros y una hermanastra. Personalidad premórbida sociable, simpático, activo, deportista, inquieto. Pendiente de comenzar estudios de INEF. Buen rendimiento académico.
Enfermedad actual
Su primer contacto con salud mental se produce en Julio 2020, cuando acude al Servicio de Urgencias por presentar un cuadro clínico consistente en alucinaciones auditivas e interpretaciones delirantes. Se identifican como potenciales estresores el intento de suicidio de un amigo y la presión por los exámenes. Se orienta el caso un como primer episodio psicótico y se inicia tratamiento con paliperidona 3mg y 1-0-0 y clonazepam 0, 5mg 1-1-1. Se deriva al Programa de Primeros Episodios Psicóticos (PEP).
En las sucesivas visitas por parte de psicología y psiquiatría del programa PEP se objetiva remisión progresiva de la sintomatología positiva y descenso de los niveles de ansiedad. Contrariamente, a nivel afectivo existe una tendencia progresiva al aislamiento social, a la inactividad y a sentirse desmotivado. Presenta ánimo hipotímico, apatoabulia y anhedonia. Verbaliza sentimientos de culpa por no haber podido continuar con los estudios. Se siente asustado con la idea de que se repita el episodio.
Se le realiza una evaluación psicométrica en la que destaca la escala de Hamilton con puntuaciones que indican leve/moderada sintomatología afectiva mayor.
Se decide iniciar tratamiento antidepresivo con vortioxetina 20mg en octubre 2020.
El paciente no ha vuelto a presentar clínica psicótica pero a medida que es más consciente de lo ocurrido presenta más experiencias de angustia, tristeza y miedo en relación al episodio. A la vez aumentan las demandas y presiones externas (el padre le insiste en retomar estudios) sintiéndose incapaz de satisfacerlas e invalidado emocionalmente.
En febrero 2021 el paciente por primera vez refiere ideas autolíticas estructuradas (precipitación) que le generan intenso miedo. En una ocasión, ha llegado a dirigirse hasta un acantilado con la idea de precipitarse.
Se aumenta vortioxetina a 30 mg, progresivamente mejora la sintomatología ansioso-depresiva y la ideación autolítica disminuye hasta desaparecer.
Orientación diagnóstica
Depresión postpsicótica con ideación autolítica.
Discusión
Estamos ante un perfil de paciente con un alto riesgo suicidio: Varón joven con buen nivel premórbido previo que presenta un primer episodio psicótico y a continuación un cuadro depresivo post-psicótico con una excesiva conciencia del deterioro que la enfermedad conlleva. El trastorno depresivo postpsicótico es la comorbilidad más frecuente en las psicosis. Empeora el pronóstico y aumenta el riesgo de suicidio considerablemente. De aquí la importancia de una buena prevención y detección precoz de estos casos para brindar la ayuda necesaria.
Se presenta dos casos en los que el tratamiento con aripiprazol intramuscular de liberación mantenida modificó de forma significativa su calidad de vida.
La primera paciente que se presenta es una mujer de 38 años, con retraso mental moderado, que desde hacía 10 años se encontraba en tratamiento con risperidona 3mg DMD. La paciente se encontraba con signos claros de impregnación farmacológica, refería elevada somnolencia diurna, así como apatía y abulia significativa, que dificultaba preservar su funcionamiento diario, dado que no era capaz de realizar las tareas del centro de día donde acudía. Desde el punto de vista metabólico, la paciente presentaba sobrepeso, rigidez y amenorrea de unos 7 meses de evolución. El motivo por el cual se pautó en su día el tratamiento con risperidona era que, en situaciones de frustración y límites, la paciente presentaba alteraciones de conducta con heteroagresividad física hacia objetos.
Dados los efectos secundarios presentados con el tratamiento prescrito, se decidió cambio del mismo a aripiprazol. Como no presentó efectos adversos con la pauta oral, se decidió cambio a la formulación intramuscular mensual, con el objetivo de normalizar lo máximo posible la vida diaria de la paciente. Tras dos meses con el mismo, se objetivó una mejoría anímica, encontrándose la paciente más activa, sin referir hipersomnolencia, con adecuada resonancia afectiva. Desapareció la rigidez, favoreciendo la realización de actividades deportivas, al mejorar la movilidad y coordinación, y disminuyó de peso, mejorando así su riesgo metabólico por ambos motivos. A nivel conductual, al mejorar la calidad de vida, con la sensación subjetiva de la propia paciente que así lo refería de encontrarse mejor, las alteraciones de conductas fueron en disminución.
La segunda paciente es una mujer de 19 años, con CI de 58. Desde la edad temprana se encontraba en seguimiento por Salud Mental por clínica compatible con TOC, recibiendo tratamiento con sertralina a 100mg DMD y rivotril 0.5mg como rescate. Al cumplir los 18 años, la paciente comienza a presentar alteraciones de conducta, con hipersexualización y conductas de riesgo. Tras ingresar en la UHB en tres ocasiones, recibiendo tratamiento con quetiapina a dosis crecientes hasta alcanzar una DMD de 300mg, la paciente no presentaba ninguna mejoría. Además, había comenzado a presentar aumento ponderal significativo e hipersomnolencia diurna significativa, que le dificultaba acudir a las clases escolares que recibía. Por esos motivos, se decide cambio de tratamiento a aripiprazol intramuscular de liberación mantenida. Tras cuatro meses de tratamiento con el mismo, presentó, por un lado una mejoría del peso y por otro, mejoraron las conductas desinhibidas y de descontrol de impulsos.
CONCLUSIONES
Aunque no hay suficiente evidencia del uso farmacológico en caso de discapacidad intelectual, algunos fármacos sí que se han observado una mejoría de los síntomas presentados y de la calidad de vida. En su elección tiene que primar los que tengan menores efectos secundarios, facilidad de administración y mejor tolerabilidad.
REFERENCIAS
1. Cukier S, Barrios N. Intervenciones farmacológicas en discapacidad intelectual y autismo [Pharmacological interventions for intellectual disability and autism]. Vertex. 2019 Jan-Feb;XXX(143):52-63. Spanish. PMID: 31968031.
Se presenta el caso de un paciente que acude a urgencias por alteración del comportamiento.
Se trata de un paciente de 33 años, sin antecedentes personales médico-quirúrgicos de interés, que presenta un episodio de brusca aparición de alteración de conducta. Como antecedentes psiquiátricos relevantes, el paciente había consumido cannabis con uso recreativo, en la adolescencia, encontrándose abstinente desde hacía 4 años.
El paciente, hacía 15 días previos, había presentado un TCE leve, sin alteración del nivel de conciencia. Se había mantenido asintomático, hasta que, de forma súbita, comienza a presentar aumento la inquietud psicomotriz, ansiedad aumentada con crisis paroxísticas, sensación inminente de muerte y sensación de intranquilidad. Mientras espera en la urgencia, el paciente presenta un episodio de alteración del comportamiento, con manipulación compulsiva de sus genitales, mostrándose vociferante, heteroagresivo verbalmente e irritabilidad marcada. A medida que progresaba el episodio de agitación, el paciente comienza a verbalizar ideas deliroides de prejuicio, así como alucinaciones cenestésicas.
Dos días antes, el paciente había estado con unos amigos en un Festival de música, consumiendo grandes cantidades de alcohol. Así como manteniendo un ritmo de sueño alterado y disminuido. El día previo, tras haber dormido una hora y tras haber ingerido durante la noche media botella de whisky y tres cafés.
Se realiza analítica completa sanguínea, junto con tóxicos, y TC cerebral. El único valor alterado es el Sodio 125 mmol/L. Se administra olanzapina 10mg intramuscular, siendo efectiva.
El paciente, dados los niveles de sodio y las alteraciones de conducta, ingresa a cargo de Endocrinología, quienes inicia restricción hídrica y perfusión de suero salino fisiológico. Determinan que el paciente presentó Síndrome Confusional agudo en contexto de hiponatremia por excesivo consumo de alcohol.
CONCLUSIONES
La hiponatremia es la alteración electrolítica más común. En función de los niveles de sodio en sangre, las manifestaciones clínicas pueden ser desde una leve confusión a un estado de coma y muerte. Aunque la principal causa de la hiponatremia, normalmente es el SiADH (como ocurrió en el paciente presentado, secundario en ese caso a la ingesta de alcohol), muchos fármacos pueden producirla, siendo unos de los más habituales, los antidepresivos.
Entre las manifestaciones neuropsiquiátricas, es habitual que en casos de hiponatremia moderada-grave, se presenten crisis convulsivas, confusión, psicosis e incluso síntomas maniformes.
El tratamiento en este caso, es la normalización de los niveles de sodio sérico con la infusión de suero salino.
REFERENCIAS
1. John, V., Evans, P., & Kalhan, A. (2017). Delayed dyskinesia and prolonged psychosis in a patient presenting with profound hyponatraemia. Endocrinology, diabetes & metabolism case reports, 2017, 16-0147. https://doi.org/10.1530/EDM-16-0147
2. Peri A, Thompson CJ, Verbalis JG (eds): Disorders of Fluid and Electrolyte Metabolism. Focus on Hyponatremia. Front Horm Res. Basel, Karger, 2019, vol 52, pp 36-48. doi: 10.1159/000493235
Mujer de 32 años remitida desde Atención Primaria por clínica ansioso-depresiva e ideación pasiva de muerte de larga data.
Antecedentes Personales
Físicos
– No refiere.
Psiquiátricos
– No refiere.
Hábitos tóxicos
– Alcohol en contextos lúdicos.
Familiares
– No refiere.
Tratamiento psicofarmacológico previo
– No tomaba
Situación Socio-familiar
– Natural de Argentina. Residente en Ibiza desde hace 6 años. Soltera. Sin hijos. Monitora de buceo.
EA
La paciente inicia seguimiento por clínica ansioso-depresiva de larga data, a lo largo del seguimiento se objetivan rasgos límite de la personalidad con un patrón de inestabilidad afectiva y dinámicas de pareja complejas. Presenta además paroxismos de ansiedad en momentos de mayor desbordamiento emocional. Se trató con vortioxetina y psicoterapia con buen resultado. La peculiaridad de este caso radica en la profesión de la usuaria, monitora de buceo.
En el mundo occidental cada vez es más frecuente el consumo de psicofármacos, pueden darse situaciones donde hay que revalorar la idoneidad de una pauta farmacológica en relación a las características del usuario, incluyéndose en este caso su profesión.
Según el perfil de efectos secundarios hay que valorar qué antidepresivos pueden ser seguros a la hora de practicar buceo. Los antidepresivos pueden producir somnolencia y sedación, hipoglucemia, convulsiones, aumento de hemorragias, entre otros. Así antidepresivos con un efecto antihistamínico o noradrenérgico potente deberían ser evitados dado el aumento de riesgo de somnolencia o sedación en condiciones hiperbáricas (antidepresivos tricíclicos, mianserina, trazodona, mirtazapina). Hay un pequeño riesgo de desarrollar convulsiones con el tratamiento antidepresivo (en especial con bupropion o clomipramina). Los ISRS pueden aumentar el riesgo de sangrado pero en pacientes con riesgo previo (en tratamiento con warfarina u otros anticoagulantes). Aunque hay sospecha de que el tratamiento antidepresivo puede producir un síndrome de difusión de nitrógeno en condiciones hiperbáricas, no hay evidencias suficientes actualmente. Así vortioxetina es una buena opción ante esta situación.
Es importante educar a los pacientes en tratamiento con antidepresivos que puedan practicar buceo para evitar riesgos. Así es aconsejable que lleven varios meses en tratamiento antes de una inmersión, evitar inmersiones si tienen pautas de tratamiento con varios psicofármacos, evitar inmersiones si se tienen efectos secundarios o si se está cambiando de pauta o ajustándose la dosis de antidepresivo. Estaría contraindicada la inmersión en caso de mantener un tratamiento antidepresivo y: tener epilepsia, o estar en tratamiento con antiinflamatorios no esteroideos o anticoagulantes o tener un mal control glucémico. Es aconsejable evitar inmersiones a profundidades mayores de 18 metros para evitar la narcosis por nitrógeno. Ante descompensación psicopatológica también estaría contraindicada como es lógico.
EPP
Consciente y orientada globalmente. Atenta, abordable, colaboradora. Filotimia. Aspecto cuidado. No fallos mnésicos groseros. Inquietud leve. Discurso espontaneo, bien articulado y estructurado gramaticalmente, que no traduce alteraciones del contenido curso o forma del pensamiento, no semiología psicótica. Hipotimia de larga data. Hipohedonia. Apatía leve. Ideas autolíticas no estructuradas, reconociendo capacidad de autocontrol y aspectos frenadores. Planes de futuro conservados. No auto o heteroagresividad. Normorexia. Juicio de realidad conservado.
JC
Trastorno Límite de la personalidad.
En el hospital comarcal donde se trabaja, se encuentra una unidad de 27 camas específica en la atención de pacientes con PCR positiva a virus COVID-19. Se trata de unidad multidisciplinar donde ingresan diferentes Servicios tanto médicos como quirúrgicos. En los casos que nos ocupan son a cargo de Psiquiatría y dadas las cifras alcanzadas en la sexta ola, con mucha frecuencia ingresan en dicha unidad, pacientes que acuden al servicio de urgencias por otros motivos pero ante la positividad de la prueba PCR, ingresan en una habitación específica a cargo de Salud Mental.
Tras coordinación y trabajo por parte del Servicio de medicina preventiva, enfermería, Salud Mental, Servicio de ingeniería y mantenimiento, se habilita una habitación específica donde se toman las siguientes medidas:
– Retirada de manetas de las ventanas de la habitación
– Retirada de los cables de abrir-cerrar la persiana
– Retirada del cableado eléctrico de timbre, luz, etc del cabecero de las camas
– Retirada del cable de electricidad de la cama
– Retirada de cable del mando de funcionamiento de la cama
– Retirada de la cuerda del timbre de emergencia del aseo
– Retirada cableado de la ducha
– Retirada del dispensador de jabón de manos del aseo
– Retirada del «store» que separa las dos camas o, al menos, el cable/tirador
– Retirada de la solución hidroalcohólica
– Retirada del sistema de aspiración
– Retirada de la papelera del aseo
– Retirada de la bolsa amarilla del contenedor de residuos amarillo
– Se ubicará a la paciente en una habitación con visibilización directa desde el control de enfermería (video-monitorización continua)
– Solicitud a lencería de pijama con goma en el pantalón (no cordón)
– Se retirará el teléfono móvil de la paciente que deberá ser colocado en el armario de la habitación (cierre con llave. Será enfermería quien realice la custodia de la llave)
– Control del menaje de cocina al retirar bandeja.
También hay un protocolo de control de PCR:
A las 48 horas del ingreso,PCR de control:
– Si PCR es negativa, se solicita otra PCR a las 24 horas del último resultado y si vuelve a ser negativo, el paciente ingresa en la unidad que le corresponde ( Traumatología, Psiquiatría, etc).
– Si PCR es positiva, se realiza nuevo control a las 48 horas y se mantiene en unidad COVID.
A continuación se comentarán 2 casos que han estado en dicha unidad a cargo de Psiquiatría:
El primer caso se trata de una paciente de 18 años a seguimiento ambulatorio con diagnóstico de trastorno de inestabilidad emocional de la personalidad que ingresa tras autointoxicación medicamentosa (lorazepam y pasiflora).
En el otro caso, mujer de 51 años a seguimiento ambulatorio por TOC y retraso mental sin especificación a tratamiento con fluoxetina, diazepam y olanzapina mg que ingresa por ideación suicida reactiva a dificultades vitales actuales y desbordamiento familiar.
Se trata de una paciente de 39 años, divorciada en el 2016, 2 hijos de 15 y 19 años. Autónoma, en la actualidad se encuentra en incapacidad laboral temporal.
NRAM. Migraña sin aura, fibromialgia, cervicalgia.
Intervenciones quirúrgicas previas: Cesarea y ligadura de trompas 2007. Nevus melanocitico en abril 2014. Miomectomia en noviembre 2018.
Niega hábitos tóxicos.
Antecedentes de seguimiento irregular en Salud Mental en los años 2016, 2018 y 2019 por trastorno mixto ansioso-depresivo.
Un ingreso previo de unas horas de duración en la unidad de hospitalización en mayo de 2019 tras un ataque de pánico. Tratamiento psicofarmacológico que sigue: alprazolam 2 mg y zolpidem.
En un primer momento, llaman a la unidad de hospitalización de la consulta de Medicina Interna refiriendo que perciben a la paciente llorosa, angustiada y que no recuerda ciertos aspectos de su autobiografía como que no recuerda si tiene hijos. Se aconseja derivar a la paciente al servicio de urgencias para descartar patología orgánica causante del cuadro. En urgencias, analíticas de sangre y orina y TAC craneal sin hallazgos significativos.
Tras el despistaje somático es valorada por psiquiatra de guardia. En la exploración, se percibe a una mujer angustiada, tensa, temple disfórico, verbalizando ideas suicidas , insomnio global, amnesia selectiva, notable inquietud psicomotriz siendo preciso pautar una ampolla IM de haloperidol y diazepam 10 mg IM e ingreso en la unidad de hospitalización.
Después de unas horas en observación y descanso, abordable, consciente, orientada en las 3 esferas, colaboradora, discurso centrado, coherente donde relata dificultades vitales actuales, tranquila, recupera los datos autobiográficos previamente olvidados, ánimo reactivo a la situación vital, apetito y sueño conservado, rasgos de personalidad del grupo b, no clínica psicótica, niega intencionalidad suicida en momento actual.
Se diagnostica como episodio de amnesia disociativa, se ajusta el tratamiento añadiendo olanzapina 5mg a la pauta de alprazolam que venía siguiendo y al alta es derivada a consulta ambulatoria en Salud Mental.
Introducción:
El síndrome neuroléptico maligno es una entidad potencialmente mortal con prevalencia del 0,01-0,02%, descrita por Delay y Deniker. Es más frecuente en varones, jóvenes, con enfermedad cerebral o patología psiquiátrica de base y en tratamiento con neurolépticos de alta potencia si bien se asocia también a antidepresivos tricíclicos, IMAOs y litio. Se caracteriza por hipertonía, acinesia, mutismo, alteración del nivel de conciencia, agitación, fiebre, aumento de tensión arterial, taquicardia, sudoración y alteración analítica asociada. Puede aparecer en cualquier momento del tratamiento, pero es más frecuente en el primer mes, asociado a deprivación o aumento brusco de dosis.
Caso clínico:
Motivo de consulta: Mujer de 14 años que acude a urgencias por alteración del comportamiento.
Antecedentes personales:
No presenta enfermedades somáticas de interés ni hábitos tóxicos conocidos. Respecto a antecedentes psiquiátricos consta diagnóstico de Trastorno de las emociones y conducta de inicio en infancia y adolescencia, en tratamiento con fluoxetina 30 mg DMD, topiramato 150 mg DMD y olanzapina 2,5 mg si precisara en caso de ansiedad. No refieren antecedentes familiares de interés. Nacida a término, de parto eutócico tras embarazo sin complicaciones y con adecuada adquisición posterior de hitos del desarrollo.
Enfermedad actual:
Solicitan valoración desde urgencias pediátricas por alteración de conducta en adolescente tras encontrarla en domicilio inconsciente con relajación de esfínteres y cortes superficiales en antebrazos. Se objetiva fluctuación del nivel de conciencia, labilidad emocional y mutismo no siendo posible ampliar en primera instancia la exploración psicopatológica. La madre niega sospecha de sobreingesta de fármacos ya que a pesar de que la paciente tiene acceso a su medicación habitual no han encontrado restos ni cajas vacías.
A la exploración física presenta Glasgow 13, taquicardia (máxima 165 lpm), febrícula, movimientos erráticos, temblor prominente, poliuria y miosis. Se realizan pruebas complementarias sin alteraciones analíticas destacables salvo niveles elevados de creatinina en sangre y bajos en orina, descartando consumo de tóxicos y drogas de sumisión química. Se amplia estudio con TAC craneal y punción lumbar para descartar encefalitis sin objetivar hallazgos patológicos, así como EEG que no arroja datos de foco epiléptico. Se indica tratamiento con sueroterapia, normotermia, monitorización continua de frecuencia cardiaca y benzodiacepinas.
Tras 24 horas de observación mejora el nivel de conciencia y la paciente es capaz de colaborar en la entrevista. Reconoce sobreingesta de 100 mg de olanzapina la noche anterior a ser encontrada por familiares, con finalidad autolítica. Se trataba de una medicación a la cual la paciente había tenido acceso directo, pero al no formar parte del tratamiento habitual no se sospechó su toma. En los días sucesivos mejora progresivamente el estado neurológico y hemodinámico, sin nuevas incidencias.
Juicio diagnóstico:
Sobreingesta medicamentosa con finalidad autolítica
Síndrome neuroléptico maligno
Conclusiones:
1. El síndrome neuroléptico maligno es un estado potencialmente mortal.
2. Debemos incluirlo dentro del diagnóstico diferencial en casos de alteración del nivel de conciencia en pacientes con tentativas autolíticas previas y tratamiento neuroléptico de base.
3. Debemos limitar el acceso a elementos – farmacológicos o no – potencialmente lesivos en menores con riesgo suicida.
Varón de 39 años remitido desde urgencias hospitalarias dentro de programa de atención a pacientes con alto riesgo suicida por «venosección en paciente de 38 años con un cuadro de olvidos frecuentes tras TCEs».
Antecedentes Personales
Psiquiátricos
– En seguimiento con psicología clínica en ONG.
– No otros contactos previos conocidos.
Físicos
-Fumador de 1 paquete al día. Consumo alcohol ocasional. Ex-consumidor de múltiples drogas por vía parenteral desde 2017.
Accidente de tráfico en 2017 en Ucrania con hemorragia subdural traumática que requirió tratamiento quirúrgico. Estuvo ingresado 20 días y fue posteriormente trasladado a su país.
* Realizó seguimiento Agosto – Octubre 2020 por cuadro de olvidos y descuidos, así como movimientos anormales.
* TAC craneal 09/2020: cambios postquirúrgicos y área de malacia parieto-temporal izquierda en relación con secuelas de hematoma previo. Asimetría en cisterna ambiens derecha de mayor tamaño que la contralateral.
* Video EEG vigilia 9/20: actividad de fondo en vigilia aceptablemente organizada para la edad, sin asimetrías. Actividad lenta focal delta en región temporal anterior izquierda, de baja persistencia. No anomalías epileptiformes. No episodios paroxísticos. Le iniciaron Valproato 500mg en Octubre de 2020. Retirada posterior
– Cirugía craneal no sabe especificar.
Familiares
– Se desconocen.
Filiación
– Natural de Tbilisi, Georgia (origen armenio). Lleva en España desde hace unos 2-3 años aproximadamente. Residente en CEAR. Solicitud de asilo por cuestiones de ideología política/persecución. Reside en un piso con otros refugiados. Laboralmente ha trabajado en construcción, reformas. Educación primaria, no recuerda si ha estudiado más. No tiene familia en España. Familia en Georgia. Padres vivos. Tiene una hermana. No tiene hijos. Al parecer se llegó a casar. No queda claro si divorciado. Acude a clases de español.
Enfermedad Actual
Inicia seguimiento recientemente. Remitido por gesto autolítico, el paciente refería a través de traducción, paroxismos de angustia por la frustración de padecer amnesia anterógrada (fallos mnésicos groseros en memoria reciente, incapacidad para nuevos aprendizajes, dificultad para evocar recuerdos remotos). Relacionaba la pérdida de memoria con haber sufrido secuestros y agresiones en su país de origen. Presentaba clínica de hiperactivación o reexperimentación en relación a sonidos o situaciones que relaciona con vivencia traumática. Paroxismos de ansiedad en relación a reexperimentación y a percepción de amnesia y limitación funcional asociada que conducen a la ideación autolítica.
Exploración Psicopatológica
Consciente y orientado globalmente. Atento. Alerta. Abordable y colaborador. Aspecto cuidado. Alteraciones severas de la memoria reciente y remota. Sin inquietud psicomotriz. No signos o síntomas de intoxicación o abstinencia. Discurso sin alteraciones reseñables. No semiología psicótica. Eutimia referida. Ideas de muerte en momentos de ansiedad en relación a desesperanza respecto a su situación. No clínica depresiva mayor. No auto/heteroagresividad. Ritmos cronobiológicos conservados. Juicio de realidad conservado.
JC
Amnesia anterógrada en paciente que ha sufrido múltiples TCEs. TEPT a valorar longitudinalmente.
Tratamiento
Se inicia tratamiento con Paroxetina 20mg.
Hemos decidido presentar este caso dadas las múltiples complejidades a nivel diagnóstico, social y médico del caso. Es un paciente con riesgo importante de sobreingesta accidental que requiere de un control estrecho.